Soluciones
Pero nada de esto se
hizo y ahora hay que pagar esas deudas. Esas deudas están
denominadas en euros (que es nuestra moneda) con lo que no podemos
trampear con el valor de la moneda, que para eso ya está el BCE, que
mamonea con ella de continuo para favorecer los
intereses de los acreedores, manteniendo artificialmente un valor
demasiado alto (el euro empezó cercano y en periodos estuvo por
debajo, en el intercambio, con el dólar). Además el peso de la
deuda deteriora nuestro crecimiento económico por lo que tenemos
menos capacidad para poder hacerla frente.
La solución
aparentemente más fácil es salirnos del euro para poder recuperar
nuestra política monetaria y entonces, por un lado, pagar nuestras
deudas en una moneda que podamos mangonear y por el otro (pero
también es lo mismo) devaluar la moneda para aumentar lo que
eufemísticamente se llama la “productividad” (que
no es otra cosa que el grado en que se aprovecha el capitalista de
nuestro trabajo).
Si se analiza bien,
entre seguir en el euro o salirnos de él no hay dilema alguno: en
ambos casos nos empobrecemos: si seguimos en el euro porque no
podemos hacer frente a unas deudas cuyo intento infructuoso de pago,
además supone destruir la (poca) actividad productiva que tenemos en
este país. Si salimos nos empobrecemos porque una devaluación es un
empobrecimiento (rápido, eso sí) generalizado (menos para los de
siempre que tienen sus activos fuera de aquí). El gran economista y
conservador (o quizá economista y gran conservador, pero en
cualquier caso “engañaprogres”) Krugman
defiende esta segunda solución, lo que sirve para que una parte poco
ilustrada y bastante alelada de la población que dice ser de
izquierdas lo acoja como solución a nuestros problemas. Se descartan
al parecer otras soluciones, como si ya aceptáramos que esta crisis
la vamos a pagar los de siempre, en euros o en pesetas.
Pero podría ser aún
peor: volver a la peseta no implica recuperar la política monetaria,
o por lo menos no recuperar “toda” la política
monetaria. Nuestra inserción en el mundo europeo, occidental y
capitalista no nos permitiría, ni en pesetas, aplicar políticas
(exitosas, éstas sí) como las que han aplicado determinados países
latinoamericanos: se nos dejaría, en parte, pagar deuda con pesetas,
pero no se nos permitiría dejar de pagar deuda ilegitima, no se nos
permitiría restringir la libertad de capitales, podríamos tener que
ser, pese a todo, rescatados con condiciones aún más duras (por
chulos)... En definitiva, con pesetas, seguiríamos teniendo el dogal
al cuello, eso sí, probablemente tirado por tres manos, la del BCE
(ya conocida), la de Botín y la de Rosell.
Luego la solución no es
ni la salida del euro ni el empobrecimiento. La solución debe ser el
cambio de la política monetaria, concepto distinto de la
recuperación de la soberanía monetaria, porque de nada sirve que
ésta cambia de manos, si va a manos parecidas o peores. Una de las
razones por las que la izquierda patria es tradicionalmente
europeísta es porque, dicho sea en términos escatológicos, ante la
mierda de poderes fácticos españoles que tenemos (empresarios,
políticos, iglesia, burgueses, banqueros...) aspirábamos a depender
de la basura de los poderes fácticos europeos (primos hermanos de
los de aquí pero un poco más civilizados). El camino debería ser
ahora el mismo: tratar de cambiar la política monetaria europea,
antes que devolverla a manos del poderoso cavernícola español.
La política monetaria es perfecta, basta mirar los exitosos ejemplos... suerte que ya tenemos nuestro plan (hoja de ruta, que dicen algunos) para arreglarlo todo y ponernos en el mismo lugar que nuestros compañeros de la unión(*).. 18 mesecitos y listo.
ResponderEliminarCambiar la política monetaria... qué cosas tienes!
(*) que cada cual se imagine a qué compañeros vamos a acompañar en un lugar común.