"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

miércoles, 30 de noviembre de 2011

El Violinista en el Tejado


   Es un elemento constitutivo (¿constituyente?) en el ser humano su capacidad para flotar en ensoñaciones, y sobre esas ensoñaciones construir castillos en el aire. Por eso no nos extraña la habilidad de los arquitectos sociales de, desafiando a la ley de la gravedad, empezar las casas por el tejado. Nada mejor que recordar la frase de Marx y Engels: “ese hombre que ha dejado de vivir en la realidad para transportarse al cielo vaporoso de la fantasía filosófica ”.

              El movimiento del 15M, del que he hablado en otro “post” (en el que denunciaba lo que, a mi juicio, eran sus dos principales puntos débiles: la falta de organización y la confianza en soluciones “pacíficas”), sigue dando muestras de la ensoñación.

            Desde luego es impactante la pintada en las paredes del Congreso: “abajo el régimen”, pero no es menos impactante concluir que el régimen “político” caerá o no caerá como consecuencia del cambio previo del régimen “económico”: cuando cambie nuestro sistema económico, el capitalismo, “todo lo demás se os dará por añadidura”.

               Lo contrario, desgraciadamente, no funciona: podemos cambiar el “régimen” incluso, si somos menos ambiciosos podemos contentarnos con algo de “chapa y pintura” (Ley d'Hondt, supresión del Senado, rebaja del sueldo a los políticos...), pero, en el fondo, nada habrá cambiado. Respeto a los bienintencionados que, de nuevo, confían en cambiar las cosas “por la punta” (“renovadores por la punta”) en lugar de “por la base” (“renovadores por la base”) y prevengo de la existencia de aventureros que, emboscados en el descontento sobre “el todo socio-económico-político”, pretenden sólo cambiar el tejado dejando intacto todo lo demás. El fin de estos aventureros no es eliminar la dictadura de los mercados o del capital, sino, por el contrario, “homogeneizar”: establecer la dictadura también en lo político, como siempre lo han hecho: bajo los términos “verdadera democracia”, “democracia real”, “libertad constituyente”...

                   Es común a estos “movimientos” legitimarse “ex post”: compartir postulados y visiones de lo pasado, para operar como “lobos entre corderos” (sobre esta frase también escribí un post). A estas alturas de la película es lugar común hablar de una crisis mundial, más o menos sistémica, basada en la hipertrofia del sector financiero y de la burbuja inmobiliaria (salvo para algunos tarados que siguen creyendo que la crisis se debió al exceso de regulación), así como darse cuenta que las estructuras políticas, los gobiernos, los partidos, los sindicatos... no han sabido, podido o querido evitarla (¡pobrecillos!, ¡pero si son lacayos del poder económico!). Pero convenir en ese análisis no acredita, “per se” la legitimidad de las soluciones propuestas: si se cree que el simple cambio político, de régimen político, de sistema político, soluciona el problema económico, o se es un imbécil o se es un filibustero, que es el término que empieza por “f” más cercano a lo que realmente estoy pensando.

          Un buen método para averiguar a qué categoría pertenece cada uno de esas personas, grupos, movimientos o como se les quiera llamar, es sencilla: aquellos que aborrecen del capitalismo y la economía de mercado y creen que el cambio de régimen político transformará el sistema económico están en la categoría de los imbéciles; los que creen que el modelo armónico es el cambio de régimen político dejando el sistema económico como está, o incluso aumentando el poder del mercado y del capital están en la casta de los filibusteros.

             Esto es lo que hay: a este sistema económico (capitalismo) corresponde este sistema político (democracia parlamentaria) y no hay más. Son lentejas: ¡o las tomas, o las dejas!

                Y, por cierto, tampoco se precisa solución activa para destruir el capitalismo: de eso ya se encarga el propio capitalismo él solito. Para lo que se necesitan soluciones activas es para tomar las riendas del proceso de destrucción/superación del sistema capitalista, conducirlo hacia dónde queremos (al socialismo) y evitar que nos explote en la cara, a costa, como siempre de los más desfavorecidos. O eso, o acabar todos como en Guinea Ecuatorial...

lunes, 28 de noviembre de 2011

Cargar con el bulto


            “Decíamos ayer” (esperemos que no tenga que decir esta frase habiendo pasado lo que pasó Fray Luis de León) que la educación es “tarea de nadie”: pues nada, lo mejor que podemos hacer es dejarla pendiente... Esa es desgraciadamente, la lógica aplicada por el capitalismo en general y por nuestro capitalismo cañí en particular y por las superestructuras políticas (vulgo Gobiernos) que del poder económico en general y del poder económico “escopeteronacional” en concreto, emanan.

          Vamos con el mecanismo de “endosos”: ¡qué lo haga el estado y qué lo haga bien!

                ¡Qué lo haga el estado!: ya estamos socializando las pérdidas y privatizando los beneficios. Una vez que el estado los ha formado, dónde antes el obrero me rendía el 10 por uno, ahora que ya está más adiestrado, me rinde el ciento por uno, si le pongo la máquina adecuada, que ya me jode ya, ahora que tenía pensado pasar un fin de semana loco en el Dorita's Night Club; pero, en fin, todo sea por echar una mano al pobre Mariano... 

              Y puestos a examinar quién se lleva los beneficios tampoco está de más recordar que el trabajador o profesional “formado a cuenta de todos” una vez que se convierte en ingeniero, médico, registrador de la propiedad o controlador de AENA, se olvida de quién le puso ahí, justificándose en que todo se debe a lo listo y esforzado que es, o a las dos o tres tasas que pagaron sus padres, olvidándose de que gente tan lista y esforzada como él nacen todos los días, y a los dos días, desaparecen del mapa, por hambre, guerra o enfermedad, simplemente por no haber nacido en el momento y lugar adecuado.

                 Reconozcamos que, con todo la educación (no sé si “la instrucción pública” de Esperanza tiene el mismo efecto, lo veremos dentro de un rato) produce un efecto benéfico para más gente que para el capitalista, porque de otra forma, ya habría acabado el post, mandándola a tomar por saco. De hecho, la educación, en su concepto más economicista, es un bien que produce grandes externalidades o economías externas positivas: ¡Qué es como el medio ambiente, vamos! Y qué por eso mismo hay que darle “muchos mimines” (aunque no sé si exactamente de los de la Chacón, porque, con unos carros de combate detrás, no me fío, no me fío...). Bueno, por eso y porque la educación, la buena educación es, además, la palanqueta para hacer saltar este sistema: “la combinación del trabajo productivo con la enseñanza desde una edad temprana es uno de los más potentes medios de transformación de la sociedad actual” (K.Marx, crítica al programa de Gotha): Hay, pues que apuntar a la base.

            ¡Qué lo haga bien! Y ¿qué es hacerlo bien? Según los que, a la postre, van a ser los principales beneficiarios de la educación, los capitalistas, bien consiste en educarlos de forma que resulten más productivos, es decir, que sirvan mejor al proceso productivo mediante el cuál, el capitalista obtiene una mayor ganancia.

              Fuera, por lo tanto toda veleidad de estudiar cosas que, en el mejor de los casos “no sirven para nada” y en el peor incluso “hasta pudren las mentes de la sana juventud”. De ahí el salto que la múltiples veces Grande de España, Esperanza Aguirre propone al sustituir educación pública por instrucción pública, ideas que, con esa boquita que dios la ha dado, no se cansa de repetir pero que otros, a la chita callando, practican de igual forma: estos últimos, además de darte por saco, te dedican, al final, una sonrisita. Para ejemplo, basta un botón, digo un Bolonia.

                Desde luego, coincido con la aguerrida Aguirre en que lo mejor es evitar que el Estado eduque “en sus valores” entre otras cosas porque, como no puede ser de otra manera, el Estado educa en los valores que son sus nutrientes: el capitalismo, el individualismo, el consumismo... Como es lógico no va a educar en los valores del socialismo, la revolución, la lucha de clases o la supresión del sistema económico y de la economía del mercado... Nadie es tan tonto de tirar piedras contra su propio tejado. En ese sentido, prefiero dejar al crío en un colegio de curas para que lo adoctrinen en una serie de ideas precapitalistas (aunque acomodaticias con el capitalismo) antes que encargar que lo modelen en una troqueladora del sistema capitalista neoliberal.

               Conviene repasar una serie de textos clásicos, para ver la incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace: Se dice “Educación popular general e igual a cargo del Estado” y todo el mundo aplaude con las orejas. Pero “¿Se cree en la sociedad actual (que es de la que se trata), la educación puede ser igual para todas las clases? ¿O lo que se exige es que también las clases altas sean obligadas por la fuerza a conformarse con la modesta educación que da la escuela pública, la única compatible con la situación económica, no sólo del obrero asalariado, sino también del campesino? ” (K.Marx, ibídem) Al final, ¿qué es lo que tenemos? Un mal sistema público, insuficientemente dotado, del que huye quién pueda y en el que sólo permanece el que no tiene medios para escapar de él o el que, dentro del sistema público recibe lo que Navarro llama “atención preferencial”, con ejemplos tan curiosos como el que los príncipes o las hijas de Zapatero hayan estudiado en la escuela pública o que yo haya tenido que preparar la oposición en la residencia privada “Pío XI” (y a comer en el verano al "yoni"), por no tener credenciales de “atención preferente” para entrar en la residencia pública “César Carlos”, dónde estoy seguro, han pasado la mitad de los altos cargos de la Administración cuyas familias no residían en Madrid.

              Se dice “Asistencia escolar obligatoria para todos. Instrucción gratuita”, pero se quiere decir “que sean “gratuitos” también los centros de instrucción superior, sólo significa, en realidad, que allí a las clases altas se les pagan sus gastos de educación a costa del fondo de los impuestos generales” (K.Marx, ibídem). Desde luego que, en aquellos tiempos, una política de becas era inconcebible pero este párrafo da que pensar, sobretodo a cualquiera que ha pasado por la Universidad y ha visto su “clientela”: ¿educación superior gratuita o educación superior por su coste junto con una política de becas? ¿una política de becas por capacidad económica o por resultados académicos?¿una política de becas o una política de préstamos (recordad lo que decía arriba sobre el médico olvidadizo de cuáles eran sus méritos propios y los de los demás en su formación)? Yo lo dejo ahí, que diría Borja Pérez, encima de la mesa... Porque no recuerdo en el “debate-show-bisnes” ni en ningún momento de la campaña haber oido nada al respecto.

            Insistimos: “Eso de “educación popular a cargo del Estado” es absolutamente inadmisible. ¡Una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, las condiciones de capacidad del personal docente, las materias de enseñanza, etc., y velar por el cumplimiento de estas prescripciones legales mediante inspectores del Estado, como se hace en los Estados Unidos, y otra cosa, completamente distinta, es nombrar al Estado educador del pueblo! Lejos de esto, lo que hay que hacer es substraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la Iglesia” (Más Marx, ¡es la guerra!). Lo ya dicho cuando hablé de Esperanza, si acaso añadir que, ¡por dios bendito! Que haya recursos cuasiinfinitos para las escuelas públicas: eso elevaŕa el listón de la calidad de la enseñanza en general: de la pública en concreto y de la privada porque, para competir con ella, tendrá que mejorar o desaparecer: nadie querrá pagar por algo peor, siendo además lo mejor “gratis” (bueno, ya sabemos que gratis no hay nada, quería decir pagado por otro). 

                   En la situación actual, el vídeo en el que para perpetuar la división de clases, los hijos de la chacha van a la escuela pública y los de la señora a la privada es, sólo, relativamente cierto: en la escuela pública se forman a los “blue collars” y en la privada a los “white collars”, oficinistas que se creen más de lo que son... A la estirpe de los capitalistas, la educación es como la caza: un entretenimiento y de la misma forma que se jalea a la presa para que pase por el puesto de tiro, se compra un papel de un MBA de Harvard o del IESE y asunto concluido (¿qué te voy a decir que no hayas visto, Hank?)

              ¿y qué decir de la enseñanza “concertada”? Cómo esa externalización de servicios no estaba vigente cuando vivió Marx, es difícil que opinara sobre ello, por lo que tenemos más margen para decir lo que creamos conveniente sin miedo a desviarnos de la ortodoxia y que nos delate ante el Comité Central el compañero de partido (todo esto es broma, Runner, aclaro): en mi opinión hay cosas que es mejor hacer uno por sí mismo: te haces más hombre y dejas de depender de los demás, qué además no sabes nunca qué cojones hacen con el dinero (¡a ver si, al final, los curas van a ser los mercados)... Así que ¡fuera los conciertos!

              En definitiva, que en materia educación, hay que empezar leyendo... Y en este post, de citas hemos estado leyendo un rato.


P.D. Este blog se parece cada vez más al de Antonio, o a la saga de Harry Potter: post cada vez más largos, sesudos, tenebrosos, plomudos... Prometo enmendarme... o eso, o quedarme sin lectores.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Dairy

              La democracia bien entendida empieza por uno mismo. Y si no es por uno mismo, al menos que sea por su casa. Hay tres bienes perecederos que deberían entrar diariamente en cualquier hogar democrático: el pan (en homenaje a los franceses y su revolución), la leche (en recuerdo de los tíos que inventaron el "habeas corpus") y el periódico (¡Mark Twain, no te olvidamos!).

               Hagamos una incursión a la cocina (¡sí, a nuestra cocina!) y veamos en qué se ha convertido todo esto: unos paralelepípedos de cartón que contienen un líquido blanco, posiblemente ordeñado de una vaca, hace dos o tres meses; una barra de algo gomoso, fabricado a partir de algún polímero mezclado con glutén, precocido y precocinado. Y de la prensa mejor no hablar: se nos podría cortar la digestión de las "delicatessen" mencionadas anteriormente.

                 La resistencia más fuerte, al menos en mi casa, la hemos llevado al campo del pan: todavía es posible, en cualquier pequeña ciudad, al menos, encontrar panaderías que se surten de pan elaborado tradicionalmente, a base de harina, pan, agua, levadura y sal. No son "boulangeries"  por supuesto, pero es que este país nunca ha dado para más que para ser una especie de caricatura de Francia ("en política exterior,  España tiene que hacer  lo que hace Francia, pero un poco menos" le dijeron a Aznar en una ocasión, pero él, como era muy tozudo, se empeñó en meternos en la foto de las Azores): además yo, que soy más bien de la rama constitucionalista de Cádiz, prefiero una buena hogaza antes que una "baguette" de esas, cuyo nombre ya me recuerda la (falta de) contundencia del condumio. ¡En fin!

                    Pero todo proceso es reversible: recientemente en León, se ha instalado un puesto que vende "leche del día": de vacas de la zona, simplemente pasteurizada, sin homegeneizar (los más melindrosos tendrán que rescatar ese instrumento perdido en cualquier  cajón de la cocina: "el colador"), en una única versión (lo que ahora en los supermercados se llama  "entera"), puesto al que hay que llevar unas botellas de cristal para llenarlas. Botellas que, una vez vacías, se lavan con agua, un poco de "mistol", y se llevan al puesto para que te las vuelvan a llenar de leche... Al parecer, otras ciudades como Santander (allí he visto puestos cerca de la estación, y al lado de una gasolinera en Solares) o Girona ya cuentan con un servicio parecido.. En fin, a un socialista como yo le hubiera gustado más que en vez de ser un puesto "de fotomatón" hubiera de verdad un paisano con unos cántaros y un embudo. A un señorito como yo, además, le hubiera gustado que me la llevaran a casa y que me dejaran las botellitas al lado del felpudo, pero, hemos de reconocerlo, esto no es el Reino Unido, y dista mucho de serlo...

                 El próximo paso será rescatar la prensa diaria: a ver si alguien se anima a hacer un periódico que no se te indigeste... Los chicos de Público llevan algunos puntillos, pero habrá que ver hasta que punto se sostienen sin el apoyo de sus amigos y amigas del Gobierno ("muchos mimitos para ellos", por cierto). A ver que pasa... Igual, entre todos, logramos recuperar esta democracia, empezando por lo más importante: la barriga.



P.D. ¿Os esperábais otro post? Es que esto se me va de las manos, se me va de las manos...

viernes, 25 de noviembre de 2011

Escurrir el bulto

            Alguna vez, cuándo voy de la capital al pueblo y no encuentro mejor combinación, me veo obligado a subirme a un autobús de los que, debajo del cartel de la ruta (Valladolid-Mayorga) se ha añadido “con hijuelas” (una experiencia que cualquier europarlamentario os la puede confirmar). Los civilistas pueden pensar que si te subes al autocar heredas un trocito de unas tierras de la abuela, pero los demás sabemos que el “con hijuelas” quiere decir, que, de tanto en tanto, dejaremos la nacional, cogeremos cualquier carreterucha perdida, llegaremos a un pueblo, volveremos por esa misma carreterucha hasta la nacional y seguiremos viaje. Es una versión todavía más mortificante que el tren “con parada en todas las estaciones, excepto Pitis”, porque al menos en este último caso, viajas siguiendo una línea (más o menos recta) y, además, te libras de ver Pitis, que, dicho sea de paso, no merece la pena visita alguna.
              Esto mismo sucede con los comentarios que hacéis a los posts: “hijuelas” que en el lenguaje fino se llaman “off topics” y que no puedes dejar pasar de largo. Esto pasó en el anterior post, pasa en el presente y, me temo, seguirá en los próximos. En este caso, la parada se llama la “formación de los trabajadores”.
                 Es increible la habilidad que tiene la clase empresarial “para escurrir el bulto”: se quejan  de que los trabajadores sólo saben “pasar la llana” y nada más, como si el obrerito que viene al mundo tuviera que nacer ya enseñado. Entiendo que al señorito le hubiera gustado que el que pasara la llana (porque otra cosa no le va a comprar) fuera un ingeniero espacial, porque así resulta más humillante para él, aunque más divertido para el amo... Pero ¡qué se le va a hacer! Y eso que casi lo conseguisteis a base de “escojonar” sistemas políticos ajenos.
                 Por cierto que, seguramente, si algún motor de vuestras fábricas se “gripa” es porque no ha tenido la delicadeza de engrasarse él solito: ¡Qué mundo más injusto, todos conspirando contra el capital!
           La tarea de formar al personal, es decir, a vuestro personal no es del propio trabajador, ni de su familia, ni de la sociedad, ni del Estado: es vuestra, así que, por favor, sacar la cartera, o, al menos poner algo de vuestra parte y enseñarles algo en las fábricas, o en las obras, o (¡ay!) En la hostelería: en fin dónde lo vais a explotar.
             A estas alturas, a los lectores más pertinaces de este blog, ya los tengo medio convencidos de que el sistema económico está montado en que unos pocos (los que tienen medios de producción) vivan a costa de los demás (los que sólo tienen su fuerza de trabajo) y que, para ello, éstos últimos “se alquilan” por 10, para que el amo, les saque del lomo 100 y quedarse con los 90 restantes. El obrero ya bastante hace, con esos 10: comer, vestir y pagar la hipoteca, es decir,  reproducir su fuerza de trabajo, para que pueda llegar al día siguiente a fichar, sin haber muerto de hambre, sed o frío la noche anterior. En un nuevo salto mortal, el capitalista le pide también que de lo que le paga, destine una cantidad también a formarse, porque claro, si no llega al trabajo sin saber hacer la o con un canuto. O en su defecto que lo paguemos todos, es decir, la masa de obreros que formamos mayoritariamente el país, y, por cierto, los únicos que pagamos impuestos.
               Como el mundo globalizado capitalista (es decir todo el mundo, incluyendo China y la India) está inmerso en ese tormento de Sísifo que consiste en ser cada vez más productivo y, como también saben mis lectores, la productividad (como la libertad según algunos) sólo se alcanza mediante el trabajo, la forma de ser más productivo sólo puede consistir en aumentar la cantidad de producto por obrero, o, en su defecto, retribuirle menos. Y en esa batalla estamos: para conseguir lo primero (que un obrero, por el mismo salario, produzca más) es necesario que cuente con formación y equipo:  es el tan manido ejemplo de, en la empresa de limpieza, sustituir la escoba por el aspirador, y enseñar a la gente a usar el aspirador, enchufarlo a la luz y dar al botón (aquí acaban mis conocimientos pero he oído que también hay que cambiar la bolsa, que algunos en vez de bolsa llevan agua y nosequé de cambiar los filtros ).
           La formación ya hemos visto que, como el medio ambiente, en este país, “no es de nadie”, por lo que poco podemos esperar. El equipo ya sabemos que, en principio, lo tendría que poner el "tío" que pone los medios de producción, pero me da la “impre” de que si escurre el bulto en lo primero. en lo segundo se llamara “andanas”: está más ocupado, sin duda, en repartir un buen dividendo para mantener la cotización, generar confianza en el accionista y ganarse a los mercados financieros.
                Pues si en lo “made in Spain” está cerrado el primer grifo de la productividad, sólo nos queda el segundo: ¡a por los obreros, que ganan mucho! (un ratito de descanso para los funcionarios, que tenemos, como en el nescafé, un sueldo fijo para toda la vida). De esta forma nuestros empresarios, siempre que se pueda, han trasladado sus empresas, a países dónde todavía no se ha abolido la esclavitud y en los que por un cuenco de arroz y rodeados de mierda tóxica, pueden producir lo mismo que aquí, porque, como he comentado anteriormente lo que aquí se producía se hacía con unos medios de producción medievales y con una formación de la edad de piedra. Pero no era suficiente: “el mundo nunca es suficiente” que decía no sé si el malo de una “peli” de James Bond  o los mercados financieros, bajo el supuesto de que sean seres distintos.

                La siguiente fase del plan consiste en “chinificar” a los curritos de aquí: que trabajen por menos, que coman menos (¡qué los veo muy gordos!), que dejen de ir al bar (esa iglesia de los pobres), ir al cine, conectarse a internet...¡a dormir y a currar! Y en lo demás otro tanto: despido libre, para hacerlos dóciles, relajar las condiciones de trabajo ( y qué mejor idea que repartir las competencias de la inspección de trabajo entre todas la comunidades, para que se peleen entre sí y rebajen la seguridad laboral al mínimo)... Y, al final, todos (niños y ancianos inclusive, que estos, como los mantienen otros, pueden pedir menos sueldo) trabajando por un cuenco de arroz (aquí será más bien de "chuches", visto lo que proliferan ese tipo de tiendas), diez días a la semana, entre una humareda de gases y residuos venenosos de los que nadie controla dónde se tiran... Es el futuro, "mon ami", si no les paramos los pies.
              Cuenta Marx que, cuando en los Estados Unidos se abolió la esclavitud, hubo negros que murieron de hambre, porque mientras que con el sistema esclavista el amo les daba comida y techo, después, al que no contrataban, no le daban nada. Enseguida aclara que con eso no quería decir que fuera mejor la esclavitud, simplemente exponía un hecho. Él no pero yo sí: quiero volver a la esclavitud: que me hagas trabajar sí, pero  que me des de comer, y techo, que me cuides bien, me laves y cepilles por las mañanas, te preocupes de que no me pase nada, ni de que no me toque nadie: En fin, Hank, que me trates como a tu Lamborghini.

 P.D. Quedan pendientes dos hijuelas más: la educación (sobre la que seguramente empezaréis ya a comentar) y sobre ese término tan cómico llamado “emprendedores”. A lo mejor me repito, porque ya he perdido la cuenta de lo que he escrito aquí, pero dado que los lectores se renuevan continuamente debido a lo cargante, arrogante y autosuficiente que resulto, es posible que nadie se dé cuenta. Y ya de  puestos, ¡qué cojones! Como dice el crío mío “¡Y si somos los mejores, bueno y qué!”, con chulería: ya están escritos todos: Es que a mí las palabras, escritas o habladas, me salen a chorros: ¡bueno y qué! Con tal de que se me entienda claro y alto... y ¡joder! También tengo buen chorro de voz.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Examen


            Un anónimo lector me ponía la semana pasada el siguiente examen:


       1- Si debido a los altos nominales de los títulos de deuda los principales compradores son bancos, si se atacan en el mercado secundario ¿no se están provocando grandes pérdidas a sí mismos como poseedores de esa deuda?

           Entiendo que a lo que te refieres es al sentido que tiene depreciar un título de deuda comprado por ejemplo al 4%, para que hoy esté al 7%: si lo vendiera hoy debería venderlo por debajo, no ya del nominal, sino del valor de adquisición.

                Imaginemos que yo compro un título de 100 euros por el que el año que viene me darán 104, pero al día siguiente, debido a los ataques especulativos, por esos 100 euros me daría 107. Trasgrediendo toda la matemática financiera pero con un cálculo que cualquiera "de letras" sabría aplicar, si lo vendiera al momento siguiente, no me darían por él más que, aproximadamente, 97 euros, cantidad que, al devolver al nuevo dueño el año que viene 104, sería aproximadamente (realmente es algo más), un 7%. Si no se lo vendiera a ese precio, el "tío", pasaría de mí y se iría a comprar uno nuevo, al 7%.

                    Lo primero que hay que pensar es: si no se realiza la venta, ¿cuál es el valor por el que habría que contabilizar el título? Las NIIC desde luego se inclinan por el "valor razonable", pero luego los bancos (y en general las empresas) convertirán ese valor razonable en lo que "les salga del nabo" (convenientemente razonado y valorado por el auditor a sueldo de turno, claro está): luego, muy buenamente, pueden tenerlos contabilizados, por el valor de adquisición, el nominal, o el cuadrado de la superficie de la tierra. Luego, cuando llega el vencimiento, ya veremos, como en los activos que tienen materializados en viviendas, el tamaño del agujero, si es que existe.

            Pero en la realidad, el mundo financiero es de todo menos estático: se compran y venden "de continuo", en el mismo día. Gracias a la prima de riesgo, vemos como  los intereses oscilan de tal manera que se puede comprar en buen momento, o vender en malo, o viceversa, o en una especie de compensación en la que, como en un buen casino, nadie sabe si gana o pierde, pero contabiliza beneficio si le conviene (para repartir dividendos) o pérdida si le interesa (para pagar impuestos).

           Hay un tercer mecanismo, que no comenté en el post en cuestión: la existencia de los seguros, en los cuáles de puede apostar, como en el casino, también a todo: a rojo o a negro, a que se hunda o se salve tal país, a que suban o bajen los intereses de determinada deuda pública, y, lo que es peor, apostar contra bienes que ni siquiera son tuyos: puedo apostar  a que se te va a quemar el coche o a que te vas a caer por las escaleras, de forma que si pasa eso, yo (y no tú) cobro una indemnización. Por si acaso, vigila tu espalda (o, en su defecto, vete a ver "Inside Job"). 

           Bueno, pues los Bancos, a la par que toman un título de esos, contratan un seguro por si bajan los tipos de interés (lo que se llama una "cobertura"): estos seguros, a su vez se estructuran con una serie de títulos que son la antítesis de los primeros (como en la "peli" de "El Protegido"), títulos que, si no los hay, se inventan: a partir de ahí, todo se baraja, se reparten cartas y se procede a un juego que, visto lo visto, tendríamos que reivindicar como el origen de la actual crisis financiera: la mona (o "el burro" según dónde se juegue, o en quién estemos pensando)*.

              2- Si la solución que propone pasa por "darle a la máquina de imprimir euros" ¿esto no arruinaria a la población debído a la deprecición de activos vía inflación?.

              Quería hacer un post sobre ello. Te cuento (a riesgo de repetirme): En el mundo había hace unos años una serie de burbujas más o menos locales y una burbuja global: la burbuja financiera. Según expuso Ramonet en su día (cuando nadie quería oír nada que no fueran cantos de sirena) esa burbuja tenía el tamaño de tres veces la economía real. Cuando explota una burbuja no desaparece por entero, sino que se reduce a un valor más cercano al real (como la cotización de las tecnológicas o el valor de las viviendas): por tanto no ha desaparecido todo el "magma financiero", pero sí se ha reducido a un nivel que algunos consideran intolerable.

               Pero a mí lo que más me interesa resaltar es que, cuando la burbuja estalla, no desaparece "todo el dinero" por decirlo con una expresión burda pero muy visual: hay gente que tiene dinero, mucho dinero acumulado, pero que no lo suelta ni a tiros. De hecho es revelador que la lista de espera para conseguir una caja de seguridad en un banco sea superior a la del "Iphone nosécuantos" (ya te puedes imaginar lo que allí se guarda). Si pudiéramos ver lo que hay en los paraísos fiscales nos quedaríamos asombrados: ¿por qué te crees que se empieza a querer luchar ahora tímidamente contra ellos?

               Pues bien, esa pasta no se mueve ni a tiros: ¿por qué? Porque no existe ninguna "alternativa de inversión", que produzca una rentabilidad suficiente para estos gilipollas acostumbrados a tasas de dos dígitos: por eso se queda en el billetero esperando mejor ocasión. Es un error de los Gobiernos "pintar esa mejor ocasión", lo que hay que hacer es agarrar el tenedor y empezar a pinchar a los "tenedores" para que aflojen.

                 La mejor solución, sigo pensando, es la del "Gato Pérez" (¡venga el monedero!) que, conviene recordar que no es nueva, pues nuestro queridísimo F.D.R. ya impuso, en la Crisis del 29, tipos marginales del 90% (¡Sí, sí! no has leído mal). Pero como esa solución creo que destroza el espíritu de las almas sensibles, pasemos al plan B: cojamos la máquina de hacer dinero, imprimamos lo que nos haga falta y repartámoslo para pagar pensiones, jornales de obra pública, deudas abusivas de países periféricos, etc. De esta forma el "tenedor de la pasta" (sean "espaguetis" o macarrones) ya no andará esperando a ver la ocasión de oro en la que invertir, sino que querrán soltarla a toda costa y cambiarla "por otra cosa" a la vista que, día a día, los papelitos de colores que tienen en la cartera pierden valor.

               Tampoco tenemos  que tener miedo a la inflación: en primer lugar porque en las circunstancias actuales no está claro quién gana el pulso: si la máquina o los precios, por lo que incluso pudiera ser que imprimir billetes sea la única solución a otro problema que nos amenaza (no obviamente en España, por una serie de problemas estructurales respecto del transporte de mercancías que mi hermano conoce mejor): la deflación.

             Cierta inflación es, además, buena porque anima al que tiene a invertir y alivia las deudas del deudor, con lo que mejora la economía. La inflación no perjudica ni al pobre ni al rico: perjudica al que tiene haberes líquidos frente al que los tiene en especie, beneficia al que tiene deudas y perjudica al que tiene créditos (de ahí que haya inventado la "independencia de los bancos centrales"), perjudica al que no puede adaptarse inmediatamente a los nuevos tiempos y beneficia al que sí. Tradicionalmente, es cierto, hemos identificado al asalariado, con una cuenta en una caja de ahorros, como la primera víctima de la inflación, pero deberíamos replantearnos el supuesto, o por lo menos, buscar vías de compensación para esos sujetos (suponiendo que haya en este país alguien sin hipoteca). Psicológicamente la gente que ha vivido deflación e inflación, incluso hiperinflación, teme como ninguna la primera situación: pregunta a tus abuelos a ver que te dicen.

                El secreto mejor guardado, ése que nunca te contará ningún "austriaco", es que vivimos inmersos en la llamada "trampa de la liquidez", concepto que, en esta crisis está por descubrir. Al ritmo intelectual de estos congéneres, cuando se den cuenta de ello, el dinero que tienen en el bolso ya se lo habrá comido la polilla.

              3- ¿existen operadores con tanto poder de mercado y tanta coordinación capaces de atacar a todos los mercados de deuda y bolsas de valores al mismo tiempo para ejecutar su malévolo plan?. 

           "Dame un punto de apoyo y levantaré la tierra" dijo Arquímedes explicando la palanca: si hubiera dicho "dame un euro y levantaré la tierra" hubiera descubierto el apalancamiento financiero, sobretodo si en lugar de "dame" hubiera dicho "préstame". 

             Une esto a la respuesta de la primera pregunta: la "reserva fraccionaria" de nuestros amiguetes, "las ventas en descubierto", "futuros y opciones", ventas y compras a crédito, "seguros exóticos", "coberturas para garantizar los tipos de cambio"..., no son más que juegos de casino en los que uno pone un euro "y puede ganar millones" y lo que es peor "parece que está moviendo millones": con unos productos que, según Greenspan, no podría comprender un doctor en matemáticas, pero que, sin duda entiende perfectamente el trilero de las Ramblas, según opinión de Madoff, la capacidad de manipular el mercado está en manos de cualquiera, de cualquiera no que conozca, sino que controle estos productos y sus mercados, que, recordemos, están fuera de todo control. A partir de ahí entramos en el bonito juego del mus: "órdago a grande, órdago a chica, pares sí, órdago, sí jugué, órdago también" y así, piedra a piedra, te voy dejando seco con tres "gochos" y un cinco.

              4- ¿Ese ataque a corto plazo no traería el secado permanente de sus fuentes de alimentación?.

               Pues no, por lo mismo que te he contado antes: sus fuentes de alimentación para estos jueguecitos son "autogeneradas" siguiendo, en el mejor de los casos un sistema de piramidación tipo Ponzi. Yo soy todavía más escéptico: creo que eso del fraude piramidal era de la época de la burbuja, ahora creo que simplemente "crean" el dinero para las adquisiciones de activos "de la nada" y, cómo te decía, antes, cuando ya no se pueda sostener que le explote al que en ese momento lo tenga en las manos (como la "patata caliente" del Gran Prix): han descubierto el motor de movimiento perpetuo, pero se niegan a revelar los planes a gente como mi hermanito, porque si no se acaba la gracia del "peak oil".

                  5- ¿Como explica las albutadas pérdidas de balance de la mayoría de bancos de inversión, bancos retails y brokers en operaciones de mercados de deuda soberana (Goldman, Dexía, BNP Paribas, MG Global y otros tantos)?...

               Me gustaría alguna vez ver un balance de verdad de una entidad de crédito, no eso que presentan a accionistas, inversores y demás ralea. Es más, me gustaría ver el balance de verdad de una empresa del Ibex; todavía soy más humilde: me gustaría ver (en mi trabajo) un balance "de verdad" de cualquier empresa.

             Mientras no vea los balances de verdad, seguiré pensando que ese es sólo un envoltorio, como el de las plantas carnívoras, para llamar mi atención y el de mi guita (a lo largo de estos años me han ofrecido estructurados de Lehmann Brothers, de Fortis, de Dexia... y yo, erre que erre, con mis iberdrolas y mis fondtesoros). Ahora presentan pérdidas: ¡faltaría más! ¡cómo para presentar beneficios!: ¡entonces los corren vivos! Pero dinero para pagar los sueldos de los directivos hay, y sus bonus, y sus planes de pensiones, y sus vicios inconfesables... ¡entonces hay pasta, hombre, aunque sea devorando su capital: ¡total, esas empresas no tienen dueño! Hasta el día que caen, entonces el balance-telón se desvanece y nos damos cuenta de que detrás de la cortina no hay nada y que, efectivamente, tienen dueño: tú, yo, aquél... y que nos toca apoquinar la pasta.

              Lo que sí estoy contigo es que perder, pierden. Probablemente hasta caer en la bancarrota: pero de ahí a que sea como dice el balance...

             Pregunta final.- Desde luego estas "teorías" del mal son posibles en la imaginación, ahora, en el mundo real son bastante más dificiles de implementar por muchisimas razones:

            Si a lo que te refieres es a que haya un "Doctor No" manejando desde "Espectra" todo esto, y, a la vez, la televigilancia global y ocultándonos el secreto del motor de agua, la vida extraterrestre y la cura contra el estreñimiento,  ya te digo yo que no. 

             En general todo aquello que huele a "tongo" es inmediatamente desacreditado por el que lo ha montado al grito de "conspiranoico": que sirve de igual manera para los que montaron la mentira de estado del 11M y que ahora triunfantes regresaran a la Moncloa, hasta para aquellos que estudian las imperfecciones del mercado y en concreto el monopolio o el oligopolio

              No sé cuál es tu idea de cómo es el sector financiero: quizá sea el de un mercado, como el de tomates y lechugas, que idílicamente, nos pinta cada poco Hank, y que recuerda los bucólicos paisajes de La Comarca, pero a mí se me parece más a la Alcaldía de Mordor: tres o cuatro empresas monopolísticas que controlan el negocio haciéndonos creer que cuando meto un euro en el "Cojofondo derivates 2.020 F.I" o en el plan de pensiones "El seguro eterno P.P. individual" estoy dirigiendo la inversión como cuando hago la lista de la compra o ahorrando como el que mete un euro en el "cerdito". Y, en realidad, son ellos (tres o cuatro, repito) los que, como si tuvieran una "red de ordenadores zombis" dirigen ese simulacro de mercado que llaman "financiero". Pero nada, chico, tu puedes creer que esto sigue siendo como en tiempos de Mister Scrooge: con una escribanía, un tintero y un esclavo para hacer los recados: ¡a jugar al mercado financiero!


Señorita: ya he acabado el examen. No son las tres de la mañana. ¿Puedo irme a jugar al recreo? ¿y quedarme aquí para jugar con la "plasti"?




(*) Por eso pongo el enlace a los 42 juegos de siempre, porque creo que deberíamos prestar atención a los juegos de naipes para poder entender algo de la crisis financiera.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Bet.com

                     Yo soy más chulo que nadie. No voy a apostar a que el próximo domingo el PP gana, ni a que obtiene mayoría absoluta, ni a que el PSOE se desmorona, ni a que va abocado a un proceso re-fundacional...

                 No, no... Yo apuesto a que habrá un recorte adicional (nos faltan unos veinte mil millones para alcanzar el objetivo de déficit y ahora que ya ni el Estado hace obras...) y que ese recorte lo hará... ¡Zapatero! ¡Sí Señor!, antes de irse. Favor que le hace al Señor Rajoy, que, espero, le sea correspondido por éste último en tiempo y forma. Además, creo que está ampliando el comedor del chalé para no tener necesidad de salir de casa en una buena temporada.

                ¿Ah?, ¿no lo sabían?, ¿les he amargado el turrón? ¡Cachis!... Bueno, los funcionarios no tienen por qué preocuparse: el recorte afectará a la extra de Navidad, así que no habrá para turrón, ni dulce ni amargo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Bipartidismo y IV

               ¿Con qué prefiere convivir?: “¿Qué prefiere usted tener en la almohada de su cama, un kilo de mierda o un kilo de escombros?” Así contestaba en “feibook” algo sobre el voto útil. Seguramente todo el mundo preferiría no tener ni escombros ni mierda en la cabecera de su cama, pero, seguramente también la mayoría preferiría tener trozos de ladrillo, cemento, yeso y cal antes que un zurullo. Esto pone en valor político la comedia de Rubí del mal el menos”: el valor del voto útil.



               Pongamos, es un suponer, que sustituimos en la pregunta, el término “mierda” por partido A y el de “escombros” por partido B: esto se convierte en una simple cuestión de este tipo: ¿quién prefiere que gobierne, el partido A o el partido B? Y cada uno, para no ofender, que considere mierda o escombro al PP, al PSOE o a ninguno de los dos.



               De la cuestión surgen tres aspectos a considerar: el primero es aceptar un modelo binómico (A y B) en lugar de otro trinómico o polinómico (A,B,C o A,B,C...Z). El segundo es graduar la intensidad de la preferencia y su posible transformación en acción. Por último hay que considerar el “tiempo de condena”.



               Sobre la primera de las cuestiones, poco hay que decir después del post anterior. Si acaso añadir el problema de las decisiones bimodales respecto a las unimodales, que se estudia en el ámbito de la Hacienda Pública y que tienen que ver con posibles rupturas de las normas de transitividad en la toma de decisiones, aparentemente incomprensibles, pero perfectamente lógicas una vez explicadas: si A es mucha sanidad pública, B menos sanidad pública y C nada de sanidad pública, el socialdemócrata contestará A>B>C y el neoliberal C>B>A

                 Si vemos, por ejemplo, un A>C>B o un C>A>B, pensaremos que lo que tenemos delante es un imbécil, razonamiento que la mayoría de las veces es cierto, con lo cuál no es mala estrategia empezar la conversación dando al sujeto esa denominación. Pero es posible que, en ciertos casos la ordenación bimodal (así se denomina pues si lo representaramos en ese orden en un eje xy y diéramos valores, por ejemplo de 100 u.m. a la A, 50 u.m. a la B y 0 a la C, en el eje de las x, e intensidades de preferencia (del 1 al 10 como en el cole, por ejemplo) en el eje de las y(*)  veríamos un gráfico o con una “montaña” en medio o con dos "cuernos" (bimodal estricta ésta última) responda a una lógica: como ejemplo en libro se plantea el caso de aquél que considera el punto medio el peor posible (ni buena ni mala sanidad/educación, por ejemplo) y lo desecha por un “todo o nada”(**) y como ejemplo en clase planteo el caso de un votante del PP en el País Vasco y de Federico: el primero prefiere PP, luego UpyD, luego PSOE, luego PNV y luego Bildu, pero Federico,en su intimidad, votará en primer lugar al PP, y, en segundo lugar a Bildu: ¿es un imbécil? Bueno, aparte de esto, es un apóstol del “cuanto peor mejor” (para él, que es de lo que vive). Lo dicho: dejando al margen esta pequeña digresión sobre Teoría de la Elección Colectiva, y teniendo en cuenta que aquí cada votante solo vota a un partido en el mismo proceso electoral, y no se le pregunta por una graduación de sus preferencias (lo que sí se hace en las encuestas de valoración de los políticos y por eso sale lo que sale) poco hay que decir.



                La segunda cuestión es más interesante de cara al voto útil: la intensidad de la preferencia. Un ejemplo es esta afirmación “yo no quiero que haya hambre en el mundo pero no muevo un puto dedo para erradicarla”: este sujeto (habitual) manifiesta una preferencia, pero esa preferencia no tiene la suficiente intensidad para que se transforme en acción. Podría decir “yo no quiero que mi hijo pase hambre y por eso todas las mañanas le meto un bollicao en la mochila para que meriende”. En este segundo caso hay una preferencia (“que mi hijo no pase hambre”) y una acción asociada a esa preferencia (“le meto un bollicao en la mochila”): lo que, en mi opinión hace que la preferencia “detone” la acción, lo que se consigue cuando la preferencia es muy intensa. Y, efectivamente, el hijo no morirá de hambre, morirá de un ataque al corazón.



                En esa idea los votos sólo se materializan como resultado de una preferencia muy intensa, que, por otro lado puede ser positiva o negativa: puedo preferir que gobierne Rajoy, pero no estar dispuesto a que lo haga “con mi voto”; por otro lado me gustaría que Rajoy perdiera las elecciones, pero no estoy dispuesto a levantar el culo del asiento e ir a votar “en su contra”, o incluso a cambiar el sentido de mi voto “a cambio de taparme la nariz”.



              Pudiera parecer que la intensidad de la preferencia (que moviliza el voto) es algo absoluto que sólo depende de lo que atraiga o repela una de las opciones: si, por ejemplo el PSOE me promete que me hará ministro de Fomento, habrá generado una preferencia positiva tan intensa en mí que correré a votarle, esto es, iré a las urnas “a votar a favor de”; si el PP me promete que, si ganan, vendrán Rajoy y Soraya a mi casa a sodomizarme, entonces, os juro que correré a votar al PSOE, por correo y el 20N estaré en las “cimbambas orientales”. En este segundo caso habrán conseguido generarme una preferencia negativa tan intensa como para ir a las urnas a votar “en contra de”.



             Pero esto no es cierto: en realidad lo que se mide es la distancia entre las preferencias de los dos partidos. Vuelvo a explicarme, que estoy espeso: si el PSOE me ofrece ser Ministro de Fomento y el PP ser Secretario de Estado de Medio Ambiente, seguiré votando al PSOE con menor intensidad en la preferencia; pero si el PP me ofreciera ser vicepresidente primero del Gobierno pasaría a votar al PP. En la otra línea si el PSOE también me amenazara con que si ganan, vendrían Rubalcaba y Valenciano a darme por culo, entonces ya no votaría a ninguno de los dos, aunque seguiría poniendo tierra por medio: si siendo más realista, uno me prometiera congelación salarial y el otro recorte, votaría al de la congelación, y, por supuesto si uno me promete aumento y otro recorte, votaría al del aumento. Luego la intensidad de la preferencia la determina el diferencial entre las propuestas que me afectan de uno y otro partido y el problema queda reducido a conocer cuáles son esas propuestas.



             Y, pregunto: ¿conocemos esas propuestas? En parte sí y en parte no. En parte sí porque Mariano Manostijeras ya se ha encargado de pregonarlas(*), en parte no porque no nos cuentan toda la verdad y porque, y esto si que es lamentable, la gente no se informa (o sigue determinados prejuicios). Y claro está, si no sabemos donde está el principio de la linde y el final, es difícil que podamos medir el ancho de la finca.



             Algo, pese a todo, intuimos: los dos "nos van a dar por saco", aunque es probable que no el mismo número de veces ni con la misma cantidad de lubricante. De ahí que mi planteamiento inicial fuera mierda/escombros como adorno de la mesilla del dormitorio: si hubieran sido flores, leche o galletitas la respuesta hubiera sido más fácil. Ahora la pregunta del millón es ¿habrá diferencia? ¿y si la hay merece la pena “votar lo menos malo”?



           Para consuelo de tontos queda el tercer aspecto, el marco temporal: después de todo les votamos por cuatro años ¿no?... Pues eso, aguantamos y a los cuatro años ¡los despachamos y listo! Total, cuatro años los podemos aguantar ¿Y luego que es eso de “¿y listo?”? ¿a qué otra banda de sodomitas ponemos?





P.D. Hasta aquí llega la serie. Los días pasan y como un cobarde me refugio en el academicismo, antes de decir a quién creo que hay que votar. Pero es que ya queda menos... y todavía no lo tengo claro. Veo opciones... Si al menos las papeletas tuvieran la cara de los candidatos lo tendría algo más fácil. Por otro lado estamos a jueves y lo único que he visto es que ya me han invitado cuatro veces a la cena-mitín que celebra mañana ZP, aquí en Madrid, digo aquí en el León-Arena, por lo que intuyo que debe haber dificultades para "colocar" (vulgo "vender") las entradas. He declinado porque en realidad la cena es un catering: creo que no dejan meter comida ni bebida del exterior y camuflar una tarta de nata debajo del barbour es tan difícil...



(*) Aunque me suelen poner verde, prefiero con mucho esta terminología a la "afrancesada" de las "abscisas" y "ordenadas" con las que siempre me confundo.


(**) Recortes en la Administración: coches oficiales, altos cargos, funcionarios... todos sabemos que eso es el chocolate del loro: con eso no alcanza ni para pagar el papel timbrado de nuestros acreedores: lo que realmente quiere decir es recorte de todos los servicios sociales que prestan las Administraciones Públicas: eso sí que es una “pasta”, una “pasta” para el PP y sus secuaces (CEOE, banqueros...) innecesaria.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Malaparte

Caso práctico: Examine detenidamente la situación de estos tres países:



a) País C. Su Gobierno elegido democráticamente recibe presiones de ciertos poderes económicos propios y extranjeros. Se niega a sus pretensiones. Estos poderes económicos reclutan al Ministro de Defensa de ese país y, con la ayuda de la C.I.A. dan un golpe de estado, seguido de una brutal represión. El Presidente democrático del País C., S.A. Es asesinado en el mismo Palacio Presidencial.





b) Pais E. Su Gobierno elegido democráticamente recibe presiones de ciertos poderes económicos propios y extranjeros. A la más mínima indicación de las pretensiones de esos poderes, el Presidente democrático J.L.R.Z. claudica y accede a sus peticiones, pese a no estar ninguna de ellas recogidas en su programa electoral. Adicionalmente reforma la Constitución en el sentido que dictan esos poderes económicos propios y extranjeros y trata de alargar todo lo que puede su mandato convocando elecciones anticipadas un cuarto de hora antes de que expire la legislatura.





c) País I. Su Gobierno elegido democráticamente recibe presiones de ciertos poderes económicos propios y extranjeros. Su Presidente elegido democráticamente, S.B. trata de ganar tiempo con continuos devaneos, sin atender o, al menos atendiendo sólo formalmente, las exigencias de los poderes económicos. Finalmente, estos poderes económicos, hartos de que sus pretensiones sean oídas pero no obedecidas ejecutan una desestabilización política del país que conduce a la dimisión del Presidente democráticamente elegido y su sustitución por un tecnócrata. Se celebrarán elecciones, pero hoy no, ¡mañaaaaaaaaaaaaaaana!





SE PIDE: que el alumno califique el proceso en cada uno de los países en los términos que estime oportunos (Golpe de Estado, moción de censura, ajuste democrático, ejercicio de responsabilidad histórica...) razonando el por qué, e indique qué opinión le merecen las figuras presidenciales de cada uno de los países, explicando todos los demás extremos que entienda necesarios para la resolución del supuesto. ¿Cambiaría algo su respuesta si se le dijera que, en el caso C, el Presidente democráticamente elegido era, además, un corrupto y un putero?

martes, 15 de noviembre de 2011

Un inglés, un francés, un alemán, un italiano... y un español

                ¿Y si todo lo que nos han contado fuera precisamente al revés de cómo nos lo han contado?¿Y si después de todo los “mercados” no están en lucha contra los países periféricos (Grecia, Italia, Portugal, España...) sino que están en guerra, realmente, contra Alemania?¿podemos ponernos en “sus” mentes por un momento e intuir qué cojones es lo que quieren con tanto desconcierto y alboroto? Vamos a intentarlo.

              Supongamos que estos “mercados” como todo capitalista financiero, persiguen prestar un dinero para, más tarde obtener la devolución de lo prestado junto con los correspondientes intereses. En la actualidad se encuentran con diversos tipos de papel para su adquisición: en unos pone que después de prestado el dinero,  “El Gobierno de España se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  5 % de lo prestado”; en otros pone “ El Gobierno de Italia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado”, en otros “El Gobierno de Francia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  3 % de lo prestado”, o bien “El Gobierno de Alemania se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  1 % de lo prestado” y así, sucesivamente como el chiste de nunca acabar.

               Pero si hacemos abstracción de lo que pone en esos pagarés, la formula es siempre la misma:  “El Gobierno de Z se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de X euros con los correspondientes intereses calculados como un  Y % de lo prestado”. De la serie anterior se desprende que Y es función Z, de forma que a Grecia le corresponde un 12%, a Italia un 7%, a España un 5% y así sucesivamente. El comprador de estos papeles aspira a obtener el Y mayor, pero sabe que para eso tiene que aceptar una Z  (un país) peor. Nada nuevo bajo el sol, pues esa es precisamente la clave de cómo funcionan los mercados financieros: tipos más altos para inversiones de más riesgo, y así hasta concluir en que es buen negocio prestar dinero al pobre de la esquina siempre que se le exija un interes del 4000%(*).

              Una vez que tengo comprado el papel me interesan varias cosas: en primer lugar que pueda recuperar X, en segundo lugar que pueda recuperar los intereses también: el negocio especulativo redondo es conseguir comprar un papel en el que ponga, por ejemplo “El Gobierno de Italia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado” y luego, por arte de birbibirloque, la tinta del papel mute y se acabe leyendo “El Gobierno de Alemania se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado” ¿Cómo se consigue esto?

               En primer lugar sabemos cómo NO se consigue: evitando a toda costa que el Gobierno de turno no me devuelva lo que le presté o no me lo devuelva todo, o, incluso, que no me devuelva los intereses que habíamos pactado: por eso mismo hay que conseguir que cumplan sus acuerdos, modificando la Constitución si es preciso y aunque para ello tengan que vender los útiles de trabajo con los que se ganan la vida.

           Tampoco se consigue, desde luego, devolviendo soberanía a los Estados emisores de los papeles y mucho menos si con esa soberanía se salen de la “foto”. Si el papel dónde ponía “El Gobierno de Italia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado” se transforma en otro que dice “El Gobierno de Italia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros, cantidad que de acuerdo con nuestras cuentas y para el día de hoy corresponde a 100.000 liras con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado” el patatús del tenedor es de los que hacen época. Antes de eso se invade el país y se les impone como moneda de cambio lo que ya es “de facto” moneda extranjera: el euro(**).

               ¿Qué hay que hacer entonces para que gane la banca? Tomemos otra vez el papelito que dice que “ El Gobierno de Italia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado” y añada la Señora Merkel de su puño y letra, y con firma y sello, lo siguiente “El Gobierno de Italia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado, y si no lo pudiera hacer, en su lugar y con las mismas condiciones(***), lo abonará el Gobierno de Alemania”.  En cuanto consigamos esto los mercados brindarán con champán (francés por supuesto).

                Pues en esas estamos. En el fondo no es una batalla contra nosotros, nosotros sólo somos las víctimas civiles del conflicto financiero: esto es una guerra para conseguir que el rico pague la deuda de los pobres, mejor dicho, para que los ciudadanos pobres del país rico paguen la deuda contraída por los ciudadanos ricos de los países pobres, al menos en defecto o en lugar de los ciudadanos pobres de los países pobres, que son los primeros llamados al pago.

              Y, en estas estamos: rezando para que cuando Merkel escriba esa apostilla en el papel, no se le vaya la mano y añada “ El Gobierno de Italia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado, y si no lo pudiera hacer, en su lugar y con las mismas condiciones, lo abonará el Gobierno de Alemania, que a su vez una vez satisfecha la deuda, tendrá acción contra el Gobierno de Italia para obtener su resarcimiento” resarcimiento que, más propiamente debería llamarse “botín de guerra” y sin especificar si será en dinero o en especie, como el tributo de las cien doncellas.


               P.D. ¡Qué fácil es criticar! Que diría Borja Pérez. ¡Pues sí!, ¡pues sí!, pero hay una solución que no pasa ni por romper el euro, ni por dejar de pagar (al menos nominalmente), ni porque Alemania tenga que enmendar esos papeles: ¡La máquina, estúpido, la máquina!:  El papelito finalmente quedaría redactado así: “El Gobierno de Italia se compromete a devolver en tal fecha la cantidad prestada de 100 euros con los correspondientes intereses calculados como un  7 % de lo prestado, y si en ese momento no lo tuviera, el Banco Central Europeo se compromete a imprimir cuantos billetes sean necesarios para hacer el pago y prestárselos al Gobierno de Italia, al tipo del 0,00000001% y a devolver, sin más dilación, el día 23 de marzo del año 7.017, exactamente a las 11:45, hora universal coordinada

(*) Es una pelea doctrinal que sostengo respecto de que el riesgo no puede ir (o no siempre) incluido en el tipo de interés. Creo que ya tengo convencido a Stiglitz :)
(**)  De hecho de unos días acá he dejado de llamar euro a la moneda que llevo en el billetero. La llamo “marco”, creo que es más propio, aunque quizá lo más correcto sería llamarlo “marco del cuarto reich”.
(***) Es decir de forma solidaria: a cada uno se le puede pedir el todo y sin necesidad de interpelar previamente al deudor principal.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Más soluciones


            Seguimos con las soluciones:

              Respecto del texto “El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podríamos decir un antipartido, sépase, desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas. Por nada atará sus destinos al interés de clase que anida bajo la división superficial en derechas e izquierdas” su autor es, obviamente, José Antonio Primo de Rivera: en concreto pertenece al Manifiesto fundacional de la Falange Española, redactado por el propio José Antonio en 1.933. Tiene su interés porque, ochenta años después, el mensaje se repite por otras bocas. Resulta muy interesante que el primer lector que contesta alude a la posibilidad de que lo haya dicho Rosa Díez, porque confirma mi percepción sobre su ideología, que llevo machaconamente repitiendo, sin éxito, desde hace cuatro años, esgrimiendo este artículo (del que, aclaro, no soy el autor): se conoce que hay más personas con las mismas dioptrías ideológicas que yo.


             En cualquier caso, este texto aparece citado en el artículo del filósofo Santiago Alba Rico¿qué significa ser de izquierdas?” publicado en el número de noviembre de “Le Monde Diplomatique” y ejemplifica, como ningún otro texto, una de las ideas básicas del fascismo: la superación “de las derechas y las izquierdas”. Otras frases y lemas célebres son “El fascismo no es de derechas ni de izquierdas sino una síntesis entre las dos ideologías, enriquecida con felices intuiciones orientadas al interés nacional” (Mussolini) o “Ni droite ni gauche, la France rebelle”(Lema del Frente Nacional de Francia), sin olvidar el famoso “Haz como yo, no te metas en política” de la versión masculina y sanguinaria que la Caudilla trata de emular y que tantas veces cito cuando oigo a alguien hablar de que esto de las derechas e izquierdas está “pasado de moda”. En el Estado español ya sabemos quién, como nadie, utiliza lemas parecidos, por lo que es conveniente que, al igual que la lejía hay que ponerla fuera del alcance de los niños, pongamos los cañones (y, en general, el poder) lejos del alcance de esta otra gente.


                  Vamos con la última “La política de defensa y de seguridad tiene que ser una política de Estado y de consenso. Hubiera sido muy deseable que, antes de hacer el pronunciamiento que hizo con el Presidente de los Estados Unidos, dando su apoyo al escudo antimisiles, hubiera venido a esta Cámara a explicar por qué y a debatirlo. Así es como se hace una política de defensa cohesionada. Todavía está a tiempo de hacerlo. Nosotros no lo compartimos, sinceramente, porque creemos que es una idea vieja, que es sólo la repetición de la propuesta del señor Reagan de la 'Guerra de las Galaxias' y que no camina en la dirección adecuada para una política de seguridad en el mundo”. Su autor, también lo han descubierto los lectores, es, como no, José Luis Rodríguez Zapatero, el rey del travestismo ideológico. Estas palabras fueron pronunciadas en respuesta al entonces Presidente José María Aznar, en el Congreso de Diputados, el 26 de junio de 2.001, durante el transcurso del debate sobre el Estado de la Nación. Diez años después, el mismo personaje, esta vez como Presidente del Gobierno, firma un acuerdo, precisamente sobre el dichoso “escudo antimisiles”. 

          Me encanta este ejemplo porque demuestra, tras ocho años predicando para las piedras, que José Luis y José María son las dos caras de la misma moneda (la cara amable y la cara hostil): ocho años diciendo que los dos son “mod”, pero no de los que van con trenka montados encima de una vespa, sino que son dos “(M)iserables (O)portunistas de (D)erechas”, ocho años castigado profesional y personalmente por mis ideas de izquierdas... En fin ocho añitos de travesía en el desierto para ver, finalmente, que este tipo ya no engaña a nadie. Pero bueno, José Luis, no te preocupes, que no te olvidamos: ya sabes que los judíos, aunque conversos, ni perdonamos ni olvidamos (y, además, tenemos paciencia). Seguiremos pendientes de tí, especialmente ahora que las cañas se vuelven lanzas, para que, al final, recibas lo que te mereces.



          En fin, ¡lo que da de sí un periódico y un par de viajes en el Alvia!

domingo, 13 de noviembre de 2011

Soluciones

               Vamos con la solución a los dos posts de acertijos (hoy el primero, que tiene miga), que os propuse hace días. Algunos de vosotros, ya sea "gugleando" o por otros medios ya habéis dado con la solución:

               La frase, o más bien conjunto de frases siguiente: "Estas regulaciones pueden parecer, en cierto sentido, una violación a la libertad natural de algunos individuos, pero esta libertad de algunos podría comprometer la seguridad de toda la sociedad. Como en el caso de la obligación de construir paredes para impedir la propagación de los incendios, los gobiernos, tanto en los países libres como en los despóticos, están obligados a regular el comercio de los servicios bancarios" corresponde, efectivamente a Adam Smith y a su archicitada pero jamás leída "Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las Naciones", en concreto el Libro 2, capítulo 2.

             Como bien decía algún lector, la banca siempre ha estado sometida a regulación por lo que no es fácil encontrar a nadie que se plantee tal extremo. Aunque, efectivamente, no debería haber nadie, lo cierto es que sí se escucha alguna voz y, sobretodo, lo que sí se oye entre los neoliberales es que la regulación es excesiva y que no todos los servicios bancarios deben estar regulados: son partidarios de una desregulación, o menor regulación. Esa desregulación es la causa de la crisis financiera presente, o, como yo mejor prefiero decir, de la "parte financiera de la crisis presente", pues, a diferencia de la mayoría de la doctrina, incluso de centro-izquierda, creo que la crisis actual es una crisis "sistémica" propia del capitalismo (y en este caso también de la escasez y agotabilidad de los recursos), más que una simple crisis financiera.

            Sea como sea, lo cierto es que la parte financiera de la crisis se desencadena como resultado de la falta de regulación no ya de los "servicios bancarios" sino de los "mercados financieros". En concreto, destacan tres desregulaciones, dos de ellas, por cierto, citadas por los lectores:

               - En primer lugar tenemos  la eliminación de la Ley Glass-Steagall (una Ley que fue producto de las medidas que se tomaron para salir de la "Gran Depresión") que, como acertadamente indica Carles, acabó en "yankilandia" con la separación entre la banca de depósito (la "banca-banca") y la banca de inversión (la "banca especulativa" ): precisamente la especulación de la banca había detonado la crisis del 29. Con el fin de la separación, de nuevo "vuelve la mula al trigo", que se dice en mi pueblo,  utilizando los primeros (los depósitos) para lo segundo (la especulación).
 
              -  En segundo lugar tenemos lo que Hank llama la "reserva fraccionaria", en esa manía que tienen los economistas "austriacos" en llamar a las cosas por un nombre distinto al resto de los mortales(*): el coeficiente de caja, esto es, la cantidad que los bancos deben de tener por ley, en sus "cajas fuertes" para poder atender los pagos que exijan los impositores. Hank discute su existencia ignorando que, como he indicado en posts anteriores, en una economía de mercado, es imposible privar al sector privado de emitir su propio dinero (si no es por aquí será mediante pagarés o letras, ver la serie "La amenaza fantasma", que escribí hace un año, cuando este mismo lector nos amenazaba con la inminente hiperinflación): Querido Hank, si quieres acabar con el coeficiente de caja de los bancos y obligarles, imagino yo, a que tengan que inmovilizar el 100% de los depósitos que reciben, creo que primero tendrás que derribar el capitalismo y su economía de mercado: ¡venga, que te echo una mano!

               Pero lo cierto es que el coeficiente de caja sí tiene algo que ver con la crisis: también se ha relajado hasta niveles que, ya se ha visto, conducen a la insolvencia de una entidad de crédito. También es mérito de los desreguladores este "éxito": ¿por qué rebajaron este coeficiente? Resulta claro, porque así conseguían un apalancamiento financiero mayor: podían prestar para sus negocios especulativos una mayor cantidad de dinero.

             - En tercer lugar y menos conocido por los lectores está la creación de las "dark pools" (más difícil de encontrar en la wikipedia, me temo, querido Runner), que son mercados absolutamente opacos, donde nada se sabe y, obvio decirlo, nada se regula: "Desarrollados por las principales instituciones financieras en los intersticios de la desregulación europea, ellos permiten realizar transacciones sin develar (sic) las condiciones, es decir las cantidades y el precio. Los crossing networks ("redes de negociación") sirven a los bancos para gestionar directamente las órdenes de sus clientes"(**).

            Con esto concluimos que la desobediencia a las consignas de Adam Smith por quién precisamente dicen ser sus defensores nos ha conducido a estos "lodos". En el fondo los liberales y neoliberales no son seguidores de Adam Smith: son, más bien seguidores de su propia "ansia" de avaricia y saqueo de la humanidad, "ansia viva" que tratan de vestir, en su impudicia, con ropajes económicos, morales(***)... Pero al igual que al Emperador, al final se ve que van por la vida "con el culo al aire".

Mañana la solución a los otros acertijos.


(*) Su admirado Hayek, llama "democracia" por ejemplo, a lo que nosotros llamamos dictadura.
(**) Lagneau, P y Riva, A. "Una directiva europea para dopar a la especulación". Le Monde Diplomatique. Octubre 2.011
(***) Quizá Hank y otros se encontrarán reconfortados con la lectura de Ayn Rand. Lo dejo aquí por si no la conoce y desea imbuirse en los benéficos efluvios que emana su ideología, entre cuyos discípulos se encuentra Alan Greenspan. ¡Leed, leed y luego me comentáis! Aunque esto es como lo de Adam Smith: si no podemos comer turrón de almendras (Smith), comeremos turrón de cacahuete (Rand).