"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

domingo, 11 de abril de 2010

La gota que colma el vaso

          Cuando los pozos de petróleo no den más de sí, cuando se expriman las últimas gotas de ese preciado líquido y se extraigan los últimos litros de gasolina disponibles para la Humanidad, ¿a qué creen que se destinarán? Les puedo asegurar que no, desde luego a una ambulancia que lleve a un paciente a un hospital, ni para calentar una escuela en invierno. Ni siquiera para mover un blindado del ejército norteamericano por tierras de Afganistán. ¡No! ¡qué va!. La última gota de gasolina se utilizará probablemente para mover una moto de agua, para un paseo en ferrari por la Riviera Francesa, para arrastrar unos metros un yate en Puerto Banús, o para alguna “pijada” similar. Eso seguramente, pero, ¿por qué?

           Porque la distribución de los bienes y servicios en el sistema capitalista la realiza el mercado, y el mercado sólo atiende a la regla de la oferta y la demanda: el que más dinero está dispuesto a pagar se lleva el producto, los demás esperan: si hay más, podrán comprarlo a un precio más bajo. Si no hay más se quedan mirando. El que no tiene dinero, ese se queda siempre “de mirandola”, haya o no haya productos, e, incluso, puede quedarse mirando cómo se destruyen los “excedentes”, antes de recibirlos “por la cara” (H&M). El para qué se utilice el bien o servicio en cuestión, al mercado le trae al pairo.
            Si sigue habiendo economía de mercado, no cabe duda que cada vez que se vaya agotando un recurso, los últimos empleos de estos recursos no serán los más lógicos, ni los más beneficiosos para la sociedad, ni los que aumenten en mayor medida la felicidad de sus individuos (principio utilitarista de interesantes consecuencias)... Será más bien para lo que decida el que los compró, el que pagó por ellos.

           Con esto se ve que la economía de mercado (un hombre, X votos monetarios) no sólo es incompatible con la democracia (un hombre, un voto), sino también con un futuro de escasez de recursos.

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