En fin, me mandan esto, que lo veo interesante
y lo publico:
Parece
evidente que, tras las últimas citas electorales, el PSOE no ha
logrado recuperar la confianza de sus votantes. Es posible que otras fuerzas
políticas (incluso entre las que se proclaman vencedoras) tampoco lo hayan
hecho, pero su problema queda disimulado con una victoria que se superpone
a una pérdida real de votos. No es el caso del PSOE donde se aúna
la derrota con la pérdida de votos lo que no permite negar, retrasar, ni
maquillar el problema.
El
camino que por algunos se traza hacia la desaparición, la irrelevancia
o "pasokización", siendo un peligro, NO ES INEVITABLE;
lo será si no se toman las medidas necesarias para un enérgico cambio de
rumbo, si se continúa "como si tal cosa": entonces
llegará un momento en que la catástrofe SÍ sea inevitable. La experiencia
de los últimos años debería ser suficiente para darnos cuenta, a toro pasado,
de los errores que se cometieron cuando ya difícilmente pueden ser solventados:
debemos romper esa tendencia y, por primera vez en mucho tiempo atajar
los errores en el momento en que se producen antes que llorar por la leche
derramada cuando el cántaro se ha roto y no es posible recomponer los pedazos.
CRÍTICA: ¿por qué hemos llegado
a esta situación?
No
podemos cebarnos en la crítica (autocrítica) pero tampoco podemos despachar
de un plumazo todo lo que ha pasado en los últimos años, o peor aún, convalidarlo,
asumirlo o incluso presumir de ello: frases como "estamos orgullosos
del legado zapatero", "reivindicamos la herencia
de los últimos gobiernos"... deben desaparecer del argumentario:
no nos favorecen en nada y hacen revivir en el electorado (ese que está
sufriendo las duras consecuencias de la crisis) la rabia y frustración
contra los que, errónea o acertadamente, identifican como la causa de sus
males.
Se
reconoce AHORA que el error estuvo en que el Presidente del Gobierno se
arrodilló ante los dictados del capital en mayo de 2.010, lo que inauguró
una etapa de recortes, que el PP no ha hecho más que continuar y
aumentar con sadismo. Efectivamente, traicionar al votante que había puesto
la confianza en un partido que, durante más de un siglo, ha intentado (lo
poco o mucho que ha podido) en mejorar las condiciones de vida de los más
desfavorecidos, es, por supuesto, UN ERROR: como tal debe ser asumido,
en la medida que asumirlo no nos perjudique aún más: en ese caso, internamente
tendremos que seguir asumiéndolo y conviviendo con él, aunque, de cara
a la galería, corramos un tupido velo.
Pero
la causa de este error, o el error (o errores) más grande no fue
ese: el error empieza en el XXXV Congreso del PSOE cuando se da
entrada, a lomos de un caballo blanco, a un sector ideológico que nunca
debió tomar las riendas del partido: el neoliberalismo, traido de la mano
de Clinton o Blair, camuflado con nombres como "tercera
vía" o similares y contradictorio, como luego se ha visto,
con la ideología de un partido socialdemócrata. Quizá esos errores eran
inevitables y sucedieron en todos los demás partidos de Europa (SPD
en Alemania, Laboristas en el Reino Unido), quizá hubiera sido igual,
o peor, si hubiera ganado el otro candidato a Secretario General, porque
seguramente los huevos estaban distribuidos en las dos cestas; pero lo
cierto es que el control neoliberal del PSOE se comportó como cabía
esperar en cuanto se accedió al Gobierno: manteniendo políticas de privatización,
procíclicas, antikeynesianas y especulativas en la fase próspera del ciclo
económico y contractivas, de ajuste, recorte y sufrimiento en la fase adversa.
Puesto que la (mayor) parte de la crisis y, sobretodo de su deriva hacia
la destrucción, la tiene el neoliberalismo, es lógico que un partido que
ha sido manipulado por el pensamiento neoliberal, pague, en este caso en
votos, las consecuencias.
Pero
el control neoliberal del partido generó, de forma colateral, otro problema:
al haber llegado al poder una minoría (puesto que la gran parte de la militancia
socialista NO son neoliberales), era preciso transformar el partido de
forma que esa minoría no pudiera ser expulsada del cuadro de mandos. Este
no es un problema específico de los neoliberales (podría haber pasado con
cualquier otro grupúsculo que hubiera accedido a la dirección del partido),
sino de cualquier grupo minoritario que accede al poder de una organización:
debe tomar drásticas medidas para poder permanecer en el poder todo el
tiempo que sea necesario. La mayor amenaza de una minoría que ha tomado
el poder es la DEMOCRACIA INTERNA, por lo que, desde el principio, la dirección
del partido se lanzó a destruirla, lo que consiguió con éxito, a pesar
de que uno de los rasgos seculares del PSOE, antes de la llegada
de Zapatero era precisamente ese: el de la democracia interna.
Fin
de la crítica, paso a las soluciones.
REGENERACIÓN: Limpiar, reparar, conservar
y mejorar.
Son
dos cosas: la ética (lo de dentro) y la estética (lo de fuera). Las dos
son importantes, probablemente ninguna es más importante que otra, a condición
de que las dos existan y estén igualmente desarrolladas: la estética sin
ética es pura banalidad (a la que, por cierto nos ha acostumbrado la dirección
del partido) y la ética si estética se convierte en un críptico moralismo,
encerrado frente a la sociedad, absolutamente inútil, aunque muy gratificante
en el fuero interno del rumiante.
Cambiar
la estética del partido es lo más fácil y, a la vez, lo más difícil: es
fácil de decir pero es difícil de ejecutar porque se cuenta con la RESISTENCIA
de las personas afectadas. Hay que "limpiar" el
partido de personas "indeseables" es el mensaje
brusco que se traslada cuando lo que realmente se quiere decir es que hay
reordenar la presencia de las personas de forma que puedan ser la cara
del partido aquéllas (si las tenemos) que generen un mayor acercamiento
con el electorado. Como luego diré, en este partido nadie sobra (excepto
los corruptos, condenados legalmente o beneficiarios de dudosas indemnizaciones
millonarias) y "limpiar" no debe ser sinónimo de
expulsar sino de distribuir tareas de la forma que se puedan lograr los
objetivos (luego los veremos al hablar de la ética) que pretendemos.
Las
caras que deberían ser reemplazadas por otras deben ser las que más ofenden
al electorado, sea con razón o SIN ELLA. Nadie conocemos en profundidad
al otro (ni siquiera a nosotros mismos) pero continuamente juzgamos y prejuzgamos
a los demás: es normal que el electorado (una suma de seres humanos al
fin y al cabo) actúen de la misma manera y de nada sirve realizar una tarea
pedagógica para hacerles ver que la imagen que tienen de determinados compañeros
(Pajín, Jiménez, Zerolo, Rubalcaba, Chacón, Valenciano, Blanco...)
no es la correcta sino la deformada por su falta de interés en conocerlos
más y por la machacona propaganda de los medios de comunicación fascistoides
(que los son todos): eso es misión imposible y, aunque sólo sea en el mero
orden práctico, resulta más barato y sencillo presentarse como algo nuevo
con nuevas caras.
Eso
no quiere decir que se deba expulsar, prescindir o apedrear en la plaza
pública a los "desgastados": al contrario, habrá
que mimarlos, arroparlos, protegerlos, encomendarles nuevas tareas aprovechando
su experiencia de haber estado en la primera línea... pero eso lo haremos
en el calor del hogar, de forma que el elector no perciba una continuidad
sino el encomiable sentimiento de piedad y respeto fraternal, por mucho
que hace tiempo que no te lleves con tu hermano.
Pero
la estética no acaba aquí: el votante percibe que cambies lo que cambies
todo va a seguir siendo igual, que todos los políticos van a lo mismo ("al
turrón") y que el que llegue va a ser igual que el anterior.
Tienen esa impresión porque están hartos de ver, "en las cosas
pequeñas" (en la agrupaciones locales, en los Ayuntamientos)
a un montón de compañeros preocupados únicamente de obtener su sustento,
precisamente de la vida política. Este conjunto de paniaguados debe ser
también "limpiado", en el sentido no de "purga"
sino de reasignación: nadie puede tener como finalidad en el partido vivir
a costa de la política (aunque, evidentemente, nadie puede morirse de hambre
por dedicarse a la política o ser rico para dedicarse a la política); por
eso, en un primer momento, y con carácter ejemplarizante (estética) deberíamos
mostrar caras en todos los niveles de personas que NO viven de la política,
sino de otras fuentes, a ser posible de las consideradas socialmente respetables
(mal nos valdría un banquero o un constructor): esto debería aplicarse
desde la Ejecutiva nacional hasta la agrupación más insignificante y debería
ser condición imprescindible para acceder a cualquier cargo contar con
experiencia profesional fuera de la política. En estos momentos hacer
esto supone una ventaja importante porque habida cuenta de la pérdida de
poder en todos los ámbitos, la necesidad de personas plenamente dedicadas
a la política disminuye, por lo que es posible contar (si los tenemos)
con efectivos que puedan compatibilizar la vida política con la profesional,
es decir "a coste cero" para las arcas públicas,
algo que se puede VENDER muy bien ante el electorado y que no es simplemente
una apariencia: es algo a cultivar en el futuro como una alternativa frente
al político profesional. Finalmente aporta una ventaja añadida: las nuevas
generaciones, aquí llamadas simplemente juventudes, hoy tan parecidas las
unas a la otras (quizá sólo se distingan por el color de jersey o el corte
de pelo), verán que no hay la posibilidad de hacer carrera política
desde abajo, como un chusquero, medrador u opositor a política: que las
armas, escudos y bagajes hay que ganárselos en el mundo real y que cuando
se tiene algo que ofrecer es cuándo hay que venir a la política a ofrecerlo
como un acto de solidaridad y compromiso.
Regenerar
las ideas es lo más complicado y a la vez lo más fácil: es difícil porque
no sabemos lo que queremos, pero es fácil porque, si lo supiéramos, sólo
habría que escribirlo en un papel: después de todo el papel lo aguanta
todo... Otra cosa es llevarlo a la práctica. El problema es que no sabemos
lo que somos y lo que queremos. Saber lo que somos es fácil por antagonismo:
no somos el PP, no somos alemanes, no somos la Iglesia Católica
ni los guerrilleros de cristo rey. ¿pero sabemos lo que es ser, por ejemplo,
socialista?¿y socialdemócrata?¿o socioliberal?¿o incluso democristiano?
Creo que no: tenemos vagos conceptos, muchas veces asociados a derechos
y libertades civiles (defensa de los homosexuales, las minorías étnicas,
derecho al aborto) pero sin concretar un armazón y ¡ay! lo que es peor,
sin ninguna estructura económica. Y eso es lo sorprendente porque todos
los términos por los que nos definimos (empezando por "socialista"
y siguiendo por "obrero"), son términos económicos:
hemos empezado cediendo esos conceptos a los "listos"
del partido, los MAFOs de turno, con máster en USA e inglés
fluido, porque para nosotros eran demasiado complicados. En sus orígenes
este partido estaba formado por fundidores, ferroviarios, maquinistas,
tipógrafos... reunidos horas para entender y que les explicaran conceptos
como la plusvalía, las relaciones de producción, la reproducción simple
y ampliada de mercancías... tratando de entender ( y entendiendo) cuál
era la causa, causa económica por supuesto, de sus desdichas y cómo podían
hacerla frente. Hoy todo eso se ha perdido y ha tenido que venir a visitarnos
una durísima crisis económica para que volvamos la vista hacia lo realmente
importante: la economía, estúpido, la economía... Y ahora nos encontramos
con que en esas lides somos ANALFABETOS. Sorprende ver que otras asociaciones
(civiles, no políticas) se han dado cuenta, como ATTAC, y tratan
día a día de formar a la gente en el conocimiento económico, de una economía,
por cierto, distinta a la dominante, al pensamiento único, al que, triste
es de reconocer, el PSOE, o al menos su direccción, se ha entregado
y se sigue entregando.
Esa
tarea de "recarga de pensamiento económico" hay
que llevarla a cabo y con el tiempo nos llevará a saber de verdad qué es
lo que queremos. Pero MIENTRAS TANTO tenemos que presentarnos al electorado
en términos negativos: debemos ofrecer algo DISTINTO: distinto a lo que
ofrece el PP, los mercados, la Unión Europea, Merkel y SOBRETODO
distinto a lo que ofrecía el PSOE desde hace un par de años
para acá: y lo distinto es claro: NO A LAS POLÍTICAS DE RECORTES Y REDUCCIÓN
DEL GASTO PÚBLICO. La implementación práctica de esto es complicada
pero no imposible: habrá que plantar cara a los mercados, a la Unión Europea,
denunciar la deuda pública ilegítima, amenazar con dejar el euro... lo
que sea y por muy radical que sea DE MOMENTO no nos tiene que preocupar,
porque no estamos gobernando: pero sí es imprescindible POSICIONARSE COMO
ALTERNATIVA RADICAL A LO QUE HAY, aunque sin concretar, con la finalidad
de que, si finalmente, algún día la sociedad vuelve a depositar su confianza
en nosotros, nosotros tengamos un mandato claro de qué es lo que querían
los españoles: UN CAMBIO RADICAL, que ya pelearemos por ello con toda la
fuerza que podamos: ese, y no la traición de 2.010, es el mejor servicio
que podemos prestar a este país.
AMPLIAR LA BASE DEL PARTIDO: un
partido con más gente conviviendo más en democracia.
El
partido se ha profesionalizado y cualquier persona "del exterior"
(es decir de la sociedad) con legítimo interés por la política siente repugnancia
por entrar en él: eso es lo que hemos construido: un estercolero dónde
sólo se arrima el que puede sacar algo. Eso es algo que hay que cambiar.
Todo el problema no está dentro, también está fuera porque es un mal cada
vez más común la pertenencia a las organizaciones como "consumidor"
o "cliente": estoy en ella en cuánto me satisfacen
una necesidad, me complacen o hacen el producto que a mí me gusta: si no
me gusta, me voy. Ese que es un mal externo que hace a las personas egoístas
e individualistas, incapaces de participar en un proyecto común si no es
al cien por cien "su proyecto" es un problema con
el que en las sociedades actuales tenemos que lidiar. Pero más allá de
eso tenemos que romper el sectarismo interno no sólo abriendo las puertas
del partido a la sociedad sino invitando a la sociedad a que entre en el
partido. La actitud debe ser activa: no basta con decir "aquí
estamos", hay que salir a captar.
¿Y
qué podemos ofrecer? Lo único que se puede y debe ofrecer es ser cauce
que canalice los intereses políticos (las ganas de intervenir y transformar
lo público) de las personas que tengan esos sentimientos. Esos intereses
prosperarán, serán compartidos, se asumirán, modificarán... o no en función
de las opiniones de la mayoría, pero habrán sido escuchados, debatidos,
criticados... Una de las cosas que tenemos que aprender del 15M
es que, por debajo, late una necesidad de SER ESCUCHADO: no se trataba
(o no solo) de cambiar las cosas; se trataba de que se viera la indignación,
de que se pudiera hablar y discutir sobre otras cosas (asambleas), en definitiva,
dar a saber al resto de la sociedad que existían y que querían ser tenidos
en cuenta: "ser tenido en cuenta" es un concepto
muy importante, que no tiene que ver con la aceptación o rechazo de la
totalidad de lo propuesto, sino con saber simplemente que se está ahí,
que se es consciente que se está ahí, y que se valora su actitud PRECISAMENTE
por estar ahí.
Precisamente
por eso decía anteriormente que "nadie sobra".
Nadie sobra en el partido (ni siquiera los neoliberales, pero tampoco sobrarían
los comunistas: poca gente sabe que el Partido Comunista de Estados Unidos
se disolvió para formar parte del Partido Demócrata en el que hoy permanece):
todo el mundo tiene que estar ahí, ser tenido en cuenta, para que, finalmente,
de forma DEMOCRÁTICA entre todos decidamos cuáles deben ser nuestras líneas
de actuación. Esa es precisamente la falla actual de nuestro partido que
afecta desde la corteza hasta el núcleo: la falta de democracia interna.
La democracia interna, destruida por el zapaterismo, no puede ser recuperada
de la noche a la mañana pero es necesario revivirla si se quiere construir
un partido que la gente con interés (los del 15M) vea como un instrumento
dónde actuar y no como un lastre más o una cueva habitada por chorizos.
Recuperar la democracia interna, conviene decirlo, no consiste en transformar
el partido en un partido asambleario, pues las manipulaciones y errores
no desaparecen por adoptar esa fórmula; en ese sentido el 15M es
una demostración palpable de qué es lo que no hay que hacer.
En
la tarea de captación hay que empezar a recuperar la gente que estuvo en
el partido y lo abandonó (algunos conservan incluso el carnet en un cajón):
no lo abandonaron por falta de interés político o por quehaceres domésticos
o profesionales: lo abandonaron porque no le satisfacía, porque vieron
en lo que se había convertido/prostituido y ya no querían estar en él...
Y se han dedicado a seguir actuando "políticamente"
(en interés de la "polis") en otros foros u organizaciones.
Despliegan por tanto una energía transformadora que debería ser (y de hecho
lo es) coincidente con nuestras ideas pero que se desperdicia por "malos
entendidos" o quizá porque, simplemente, les hemos fallado.
En mi militancia en ATTAC es sorprendente ver la cantidad de estos
"restos de naufragio" que continúan activos, realizando tareas
solidarias y de difusión de la justicia social y que, en su día, pertenecieron
al PSOE, pero que lo abandonaron porque aquello se había convertido
en otra cosa. No voy a censurar lo que podría ser una cobarde actitud de
abandono de lo que es mío similar al padre que abandona una familia, su
familia desestructurada en vez de luchar por arreglarla, pero lo ciertos
es que no se trata de uno, de diez ni de cien casos... ¡Son legión! Y esa
legión de verdaderos militantes interesados por la política y no por el
garbanzo, deberían ser recuperados.
TERRITORIALIDAD: El concepto de España.
El
debate sobre el modelo territorial es una buena engañifa del poder económico
para distraernos de los problemas de clase, de la opresión que ejercen
sobre los trabajadores. Creo que no debemos perder un segundo en estas
discusiones por varias razones: en primer lugar porque son una maniobra
de distracción. En segundo lugar porque el modelo actual jurídicamente
es tan férreo que por más amenazas apocalípticas que se lancen no se puede
alterar. Entonces ¿para que distraer tiempo y recursos en ello? El partido
tiene, simplemente que "pasar" de estos temas,
pero no ofrecer ni apoyo al modelo existente ni proponer modelos alternativos.
Ni siquiera el modelo "federal" es asumible ni
debe ser puesto sobre la mesa: en primer lugar porque no es asumido por
la mayoría de las fuerzas en presencia que lo pueden implementar, en segundo
lugar porque se confunde con otros modelos, es imposible de vender a un
electorado y por virtud de la confusión se nos van a pegar lo peor de cada
parte (será unitario para los soberanistas y será independentista para
lo nacionalistas españolistas); en tercer lugar (y esto es una línea sobre
la que cada vez se discute más) porque no es un modelo de avance en lo
social, sino más bien de todo lo contrario (un federalismo europeo es posible
que traiga más injusticia y desigualdad). La contestación a las provocaciones
debe ser clara: a la clase trabajadora, la estructura organizativa de los
estados capitalistas NO LA INTERESA: ni vive mejor o peor de una u otra
forma, ni la solucionan sus problemas, que son de base económica (de reparto)
y no administrativa.
Esto
implica asumir determinadas consecuencias que, de hecho y tras las elecciones
autonómicas de País Vasco y Galicia, ya se han producido: en territorios
dónde las ideas nacionalistas se anteponen a las ideas de justicia social,
esas ideas servirán de banderín de enganche para opciones de derecha en
apoyo de las clases dominantes y de banderín de enganche también para otros
partidos de izquierdas que, sin esa bandera serían irrelevantes. Esto hay
que asumirlo y se dará en determinados territorios y en determinado tipo
de elecciones: en las autonómicas, pero no se dará o no tiene por qué darse
en elecciones locales si el candidato es relevante (y no un paniaguado)
o en las generales, si se percibe que la influencia de estos partidos es
menor que la que resultaría de votar nuestra opción: y aquí está la madre
del cordero: ofrecer ese cauce de satisfacción de los intereses del votante
en los niveles políticos en los que podamos darlos y favorecer una política
de alianzas con las opciones que EN LO SOCIAL Y NO EN LO NACIONAL, nos
sean más cercanas. La política de alianzas del PSOE hasta la fecha
ha sido infiel a esos principios y esa factura es la que estamos pagando
ahora: nada que objetar en cuanto a anteponer lo social a lo nacional en
pactos como el "tripartito" en Cataluña o el "bipartito"
en Galicia: si nos damos cuenta ambos proyectos fracasaron por otras razones:
por la corrupción y por la falta de avances en lo social propiciados por
un PSOE que, hasta ahora, ha funcionado como una marioneta neoliberal.
Probablemente si se hubieran corregido ambos problemas (menos corrupción,
sobretodo en Galicia, y más avances sociales) los dos proyectos hubieran
sido exitosos (de hecho en Cataluña el tripartito aguantó dos legislaturas).
Inconcebibles han sido el resto de las alianzas, empezando por la histórica
(desde tiempos de González) y ominosa con CiU, un partido que, por encima
y más que nacionalista, es el brazo armado del capitalismo y burguesía
catalana: pactar con ellos es traicionar lo social y lo nacional. Igual
pasaría si se pactara (como ya se hizo) con el PNV. Tampoco se entienden
los pactos con el PP, anteponiendo lo nacional a lo social en Navarra y
País Vasco.
REFUNDACIÓN: la palabra maldita.
El PSOE debe refundarse. No es necesario,
sin embargo que esa refundación se haga con "alarde"
de refundación. Es posible incluso negar la condición de refundación practicando
"de facto" una refundación. Incluso es aconsejable,
porque un partido con más de 100 años de historia no puede desaparecer,
ni mucho menos cambiar de siglas: eso sería la debacle. AP lo hizo
porque era un partido joven y de derechas y la derecha obra siempre a conveniencia,
sin respeto a la bandera, la patria, la tradición o a los ancestros, si
no la conviene. Hay que operar como la Iglesia Católica: si queremos
refundarla, abramos un Concilio Vaticano II. Esa debería ser la vía: aprovechemos
la "imagen de marca" que nos favorece, sobretodo
porque nuestros mejores militantes y dirigentes fueron los de los primeros
50 años de partido y no los actuales, cambiando todo el interior,
al estilo de estas rehabilitaciones urbanísticas en las que lo único que
queda en pie es la fachada. Pero todo lo que hay "hacia dentro"
o simplemente lo que no vale o ya no vale debe ser arrojado fuera, atrayendo
hacia dentro todo lo que hay fuera y merece la pena, cambiando además todo
lo que puede dar la impresión (aunque no sea cierta) de podredumbre o de
errores pasados. En fin poner en marcha todo lo que he dicho en las líneas
anteriores.
Entonces, y sólo entonces, quizá
y sólo quizá, podamos salir del túnel antes de que sea... demasiado tarde.