Ciudadano K. está delante de la pantalla de su ordenador con un “mandado” de su cuñada: “búscame unas vacaciones baratitas para este verano, tú que sabes tanto de internet y encuentras tantos chollos en la red”. Y ahí está K. buscando ofertas en un mercado de competencia, según él, perfecta.
Al principio, entraba en Google y tecleaba “ofertas vacaciones” o cosas así; pero, enseguida se dio cuenta de que eso era perder el tiempo: parecía que había muchas ofertas pero todo se reducía a tres o cuatro agencias de viajes “on line” dónde merecía la pena mirar: atrapalo, rumbo, logitravel, lastminute, hotels... y para de contar. Para su cuñadita, que además le cae gorda, con mirar en las dos primeras, asunto liquidado.
Ciudadano K. recibe, con la nómina, ofertas de tres o cuatro entidades bancarias, que le tientan con visas gratis o peesespes, por domiciliar su sueldo. Son tres o cuatro, quizá alguna más si contamos alguna caja de ahorros, donde, dios nos libre, K. jamás meterá un duro (es idiota pero no tanto).
Ya hemos acompañado a K. a su compra semanal (para comer fresco y sano todos los días) en una gran superficie, pero una rápida visita no nos vendría mal: los famosos yogures a elegir: la lechera, puleva, pascual o danone; mermeladas: helios, hero o la vieja fábrica; galletas: fontaneda, siro o gullón... La verdad es que es realmente difícil encontrar siquiera una docena de proveedores de muchos de estos productos: sin embargo, ciudadano K. cada vez que atraviesa la puerta automática que da acceso a su gran superficie favorita (que antes de la absorción era Pryca), se siente el “amo de la pista” y, orgulloso dice a su hijo pequeño (el que le acompaña en la compra, porque la mayor ya “passsa, o sea que no, que qué rollo, que no, o sea”): “hijo mío, esto es el cénit de la economía de mercado: miles, millones de oferentes ponen a nuestra disposición montones de productos para que nosotros, consumidores soberanos, decidamos qué comprar, cuánto y a qué precio”. No sabe que en realidad sólo hay unos trescientos proveedores para todos los productos y que la media de proveedores por producto apenas alcanza la media docena, y eso cuando no se disfrazan bajo marcas aparentemente distintas.
- “La verdad es que no puedo entenderlo”, le dijo una noche a su economista de cabecera, “llenar el carro de la compra me cuesta cada día más dinero. Y da igual la marca que elija, me da la sensación de que todas suben a la vez, y prácticamente en la misma proporción sus precios”.
- “O rebajan el tamaño de sus envases”, contestó el economista. “Pero, tontín, resulta que lo que tienes ante tí no es un conjunto infinito de proveedores (que por otro lado, si los hubiera, no cabrían ni en el Carrefour ni en el Alcampo), sino unos pocos y además “conchavados”: es lo que se llama un oligopolio; y en un oligopolio de oferta, como es el caso, los oligopolistas se alían como lo haría un monopolista para que, incautos como tú, paguéis mucho más de lo que corresponde por sus productos”
- “Pues tendré que ir a comprar a otro sitio”
- “Vete donde quieras; siempre te encontrarás lo mismo. El mercado donde más oferentes encuentro es el rastro, para los productos tipo bragas, calzoncillos y calcetines. Y aún ahí, creo que todos son primos o parentela, por cómo les oigo hablar unos a otros. ¡Ah! Y también está la plaza de los sábados. ¡Pero no sólo de lechugas y bragas vive el hombre!”
Al final K. compró por internet las vacaciones de su cuñada, y como es normal en Celtiberia, también las suyas, para poder ir los dos matrimonios juntos y tener con quién hablar, que la parienta esta muy vista. El camino hasta Benidorm es muy largo y los críos no dejaban de pelearse: “hagamos un trato: estaos quietos hasta que veáis diez gasolineras de distintas marcas. Luego podéis pegaros todo lo que queráis”. Y así los tuvo tranquilos todo el viaje.
- “La verdad es que no puedo entenderlo”, le dijo una noche a su economista de cabecera, “llenar el carro de la compra me cuesta cada día más dinero. Y da igual la marca que elija, me da la sensación de que todas suben a la vez, y prácticamente en la misma proporción sus precios”.
- “O rebajan el tamaño de sus envases”, contestó el economista. “Pero, tontín, resulta que lo que tienes ante tí no es un conjunto infinito de proveedores (que por otro lado, si los hubiera, no cabrían ni en el Carrefour ni en el Alcampo), sino unos pocos y además “conchavados”: es lo que se llama un oligopolio; y en un oligopolio de oferta, como es el caso, los oligopolistas se alían como lo haría un monopolista para que, incautos como tú, paguéis mucho más de lo que corresponde por sus productos”
- “Pues tendré que ir a comprar a otro sitio”
- “Vete donde quieras; siempre te encontrarás lo mismo. El mercado donde más oferentes encuentro es el rastro, para los productos tipo bragas, calzoncillos y calcetines. Y aún ahí, creo que todos son primos o parentela, por cómo les oigo hablar unos a otros. ¡Ah! Y también está la plaza de los sábados. ¡Pero no sólo de lechugas y bragas vive el hombre!”
Al final K. compró por internet las vacaciones de su cuñada, y como es normal en Celtiberia, también las suyas, para poder ir los dos matrimonios juntos y tener con quién hablar, que la parienta esta muy vista. El camino hasta Benidorm es muy largo y los críos no dejaban de pelearse: “hagamos un trato: estaos quietos hasta que veáis diez gasolineras de distintas marcas. Luego podéis pegaros todo lo que queráis”. Y así los tuvo tranquilos todo el viaje.
El Comandante nos enfrenta por un lado con el fenómeno de concentración que se produce en determinados mercados y, por otro con el de la confabulación entre los distintos oferentes en un mercado para la fijación de precios. Y todo esto lo hace, tal y como nos confesó en posts anteriores (nos enseñó la patita), para minar la fe de algunos en la economía de mercado. Pues vayamos por partes:
ResponderEliminarHay un marco legal sobre Competencia. Todas las semanas conocemos denuncias y sanciones por violaciones de ese marco legal, así como conocemos sanciones por violación del código de circulación, o de urbanismo etc. etc. No creo que el que haya agentes o comportamientos fuera de la ley tenga, necesariamente, que poner en cuestión todo el sistema.
¿El fenómeno de la concentración es una condición necesaria del libre mercado?. Si sabemos que, en todo caso, no es exclusiva del libre mercado, puesto que desde el “Estado regulador” se han montado y fomentado monopolios. En el libre mercado la concentración se da en función del mercado. Por ejemplo, no veo una concentración significativa en el mercado de la peluquería, pero si en el de alimentación. ¿Porqué?, fundamentalmente por algo que se llama economía de escala (entre otras cosas), que básicamente consiste en que algunas cosas es más barato y mejor hacerlas en lotes de 1000 que de 10.
La concentración, los monopolios o los oligopolios ¿son malos?. Pues depende. Por ejemplo creo que RTVE ha sido mala, por cara (no por calidad técnica). Es decir, si el monopolio se ha generado por intervención pública tiene muchas papeletas para ser ineficiente, ineficaz y un trágala para el consumidor (por supuesto, hay excepciones). En cambio si ese fenómeno se produce como resultado de la libre interacción de los agentes del mercado, el resultado tiene muchas papeletas para ser eficiente y eficaz (por supuesto, también hay excepciones).
Dicho de otra forma, aunque corramos el riesgo de que se pongan de acuerdo para subirnos 5 céntimos por yogurt en éste momento, seguramente el que el sector de la alimentación esté tan concentrado hace que nos estemos ahorrando, a la larga, 1 € por yogurt (las cifras están inventadas y solo deben entenderse a titulo ilustrativo).
O dicho de otra forma, la competencia está sobre valorada. Es un error pensar que es un fallo del mercado el que no esté formado por cientos de agentes. Al revés, es una señal de buen funcionamiento.
Un caso “paradigmático” de concentración es el de la Standard Oil de Rockefeller*. Cuando el Sr. Rockefeller entró en ese mercado estaba muy atomizado en todas las fases de la cadena de valor (perforación, refinado, distribución, …). El resultado es que era un mercado que funcionaba de manera muy ineficaz: altos precios, baja calidad (de ahí lo de “Standard”), baja fiabilidad etc. etc. La influencia de ese señor le dio una vuelta al mercado, lo que redundó en un notable incremento de su fortuna personal, la quiebra, salida del mercado con “pelas” o subida al carro del vencedor de muchos pequeños y medianos competidores Y UN EXCELENTE Y UTILISIMO PRODUCTO A PRECIO ASEQUIBLE PARA MILLONES DE PERSONAS.
Desgraciadamente en éste país muchos de los grandes grupos se han formado gracias a favores gubernamentales (es decir, a la intervención pública) en el más puro estilo que denuncia la declaración del Manifiesto Comunista que encabeza éste Blog.
*Hay un excelente libro sobre él: “Titán”.
Voy a comentar algunas experiencias personales sobre el fenómeno de concentración. Vaya por delante que a pesar de defender el proceso es, para mis intereses personales, muy negativo, porque es un proceso que puede volverse en mi contra (sobre todo estimulado por el afán intervencionista del Estado).
ResponderEliminarMi primera experiencia es, casualmente, en el sector de la alimentación, en el que se han ocupado la mayor parte de mis familia. Primero montaron sus pequeñas tiendas y luego … fueron desapareciendo todos. Todos menos uno, que montó su segunda tienda, y luego su tercera, … y así hasta un total de unas 10 tiendas, aunque todas en una misma ciudad. Le fue bien hasta que hace ya algunos años (al menos 15) empezó el proceso de concentración a gran escala. Se defendió valientemente como pudo durante un montón de años (algo encomiable), incluso rechazó ofertas de compra. El resultado fue: la quiebra, hace menos de dos años. ¿Porqué?. Porque no encontró la forma de ser competitivo (si es que la hay) contra grandes superficies que ofrecen el mismo producto más barato.
¡Ah!, ¿pero como?. Resulta que lo de “Mercados … hideputa, eres tú” (ver post Rima XXI en el Acorazado) no solo se aplica a los mercados financieros, sino ¡al de los yogures!. Que el no solo el Ciudadano K. (casi mi alter ego) sino que todos, cuando vamos a comprar un yogur estamos “machacando” al pequeño empresario y levantando a Carrefour.
Pues por eso “las grandes cadenas”, “los capitalistas avariciosos y monopolistas”, “los mercados”, hundieron mi familiar, porque yó, tú y el SHU-DE* de turno tomamos decisiones tan “inhumanas” como comprar el mismo yogurt de Danone en Carrefour, que era más barato. Por cierto, al que le de igual la fortuna de mi familiar, con él se fueron ciento y pico personas a la calle.
Mi segunda experiencia es reciente. Junto con algún amigo se nos pasó por la cabeza la calenturienta idea de fabricar cerveza en una regioncita de la zona noroeste, en la que da la casualidad de que produce todos los ingredientes naturales que se emplean en la fabricación de la cerveza, pero no se fabrica ni eso ni nada. Cuando hicimos las cuentas, el precio de venta al público al que nos salía era significativamente mayor que el del mercado. ¿Estaría el consumidor dispuesto a pagar ese plus por tomar una cerveza “autóctona”, natural y propiedad de unos pringaos?. Pues no lo sabemos, pero decidimos que no nos encontrábamos en disposición de arriesgar el dinero para saberlo.
De manera que reconozco el mérito de los que si lo han arriesgado, han sabido hacerlo y les ha salido bien.
*Seguro que éste sale diciendo que no compra yogures porque le parecen un producto burgués
Rearden, tú solito has descubierto cómo los mercados tienden naturalmente al oligopolio y más allá (el monopolio). Lo que es curioso es que entiendes que eso es un bien para la economía, luego toda la teoría económica del liberalismo debe estar equivocada, porque justamente defiende lo contrario, e incluso establece medidas (anti trust) para evitar el monopolio o el oligopolio en la oferta. Pero en fin, ¡si a nosotros tu teoría nos conviene!: dejamos que todo el capital se concentre en una mano y luego se lo expropiamos (¿qué tal un justiprecio de unos cuántos retretes?).
ResponderEliminarMañana, en el curro, cuando Runner lea que su padre no fue lo suficientemente listo como para abrir una segunda o tercera tienda... y vencer así a Carrefour, el chiste le va a hacer una gracia...
Oye, enrollaos un poco y cuando vayais a hacer eso de la expropiación avisad a los amigos, que reconsideraré los comentarios que hice en un post anterior sobre la inversión del capitalito bajo un colchón :)
ResponderEliminarHay tanto jaleo mental con las teorías económicas que qué se yo. Pero, como he dicho, no veo nada pernicioso en un monopilo u oligopolio que se haya forjado por acción de "la mano invisible" puesto que por definición si se forman es que son buenos y, como también he dicho, la concentración no es necesaria, depende del mercado: los hay en los que no existen o no se han encontrado esas economías de escala y entonces no se forman los oligopolios.
Por otro lado esos oligopolios no son necesariamente para siempre. Fijate, si tu blog hermano tiene razón ya verás como se va el Carrefour al garete y vuelve la tienda de la esquina (se habrán acabado las economías de escala generadas por el transporte)
Runner: lo siento si eres un "daño colateral". En fin, si para uno con el que suelo coincidir voy y me lo cargo ...
Decía Marx que el capitalismo es solo una ideología disfrazada de ciencia, siempre me ha hecho gracia el cuento de la mano invisible, ella siempre tratando de equilibrar el anárquico mundo capitalista y los auténticos capitalistas, los reales, tratando de cortarla o bien para formar sus mafias y sus famiglias o bien para pedir a papa estado que los salve de las crisis que ellos mismos han creado. Es lo malo de los defensores del sistema, se pasan la vida haciéndonos callar a los contrarios a él (a veces para siempre) y luego cuando vienen mal dadas, se callan como putas cuando el estado los salva con ¡nuestro dinero!, luego, pasado el chaparrón, vuelven como si nada a darnos la murga (o con el garrote) sobre las bondades de su libérrimo sistema… para unos pocos, claro, los demás es que somos una banda de vagos que no nos hacemos ricos porque no queremos.
ResponderEliminarya, Zhu-De, pero no te desvies de lo esencial ... ¿compras yogures o no?
ResponderEliminarÊtre ici et de voir Paris
ResponderEliminarYa se ve que es una fra(n)cesita que te gusta mucho a juzgar por lo que la utilizas por ahí.
ResponderEliminar¡Buenaasssss!
ResponderEliminarLa verdad es que estoy bastante de acuerdo con el primer comentario de Zhu-De (salvo por su soflama épica que creo que se corresponde mal con la realidad). Lo que no entiendo es la fase "être ici et de voir Paris" del segundo, que no sé que debe querer decir, a no ser que haya algún pequeño patinazo ortográfico, gramatical y/o de prontuario, de los habituales. À fin d'éviter des dommages majeures, il faut dire que ma connaissance de la langue de Molière est fort passable, alors n'essaies pas de faire appel à ma (présumée) ignorance.
Quiero por demás aprovechar la ocasión para reconciliarme con el Camarada Zhu-De. Siento tu espantada del post anterior, de verdad. No obstante lo cual, yo en tu lugar evitaría en lo sucesivo los ataques personales, que cómo ves puedes salir mal parado. Habla o discursea a tu gusto sin atacar directamente a nadie y todos estaremos tranquilos y bien. Como quedó claro, todos tenemos que convivir con tus contradicciones. Me resultó muy chocante tu afirmación de que tenías tus ahorros, ganados con tu esfuerzo (qué frase tan burguesa; ¿alguien se merece, para lo bueno o para lo malo, algo?). Después, tu manera de rehuir mis simples y para nada comprometedoras preguntas (podrías haber respondido dos o tres y hubieras quedado como un señor). Siguiendo, tu evocación de una posible persecución para no responder resulta bien ridícula (creo que a pocos se les escapa que la posición más comprometida y posiblemente con el tiempo más peligrosa es la de Agustín y la mía; tu desvarío dogmático te hace completamente inofensivo para el gran poder). Por último, cuando te señalo que no hay tal cosa como el anonimato en internet lo interpretas como una amenaza por mi parte (nada más lejos de mi intención y de mi capacitación técnica), y en el paroxismo ¡invocas una ley burguesa -la de la telecomunicaciones- para amenazarme con las consecuencias si yo hiciera lo que yo nunca haré, pero que tus enemigos bien podrían hacer. En fin, no tengo interés en hacer inventario de tus contradicciones (todos las tenemos, todos somos humanos; no busquemos culpables, busquemos soluciones) pero, por favor, deja de atacar personalmente a la peña. Con cariño te lo digo.
Salu2,
Antonio
Fe de erratas: quería decir "con nuestras contradicciones", no "con tus contradicciones".
ResponderEliminarComandante, en el post anterior dmc_runner trajo a colación una cosa interesante: qué se torció desde el capitalismo que conocimos de niños al de ahora. Desde mi punto de vista, el agotamiento de las posibilidades de negocio por la finitud de los mercados y de los recursos ha empujado a esta huida hacia adelante que es el endeudamiento como forma de crecimiento económico, pero seguro que tú tienes mucho que decir.
Salu2,
Antonio
jajaja, esto ya parece una charla de colegas de cañas. nos vamos conociendo demasiado bien.
ResponderEliminarpuff, como va esto de rápido, voy a hacer una excepción y lo leeré fuera del curro :P pues para no gustaros los gadgets parece que todos, incluído Zhu-De, tenéis un iPhone always on que diría K.
mi padre fue lo suficientemente audaz como para abrir una segunda y una tercera tienda y ahí paró. al final se fue al garete hace dos años (casualida) y lo inteligente quizá habría sido quedarse con una sola. parece que Rearden y yo coincidimos también en eso, y a pesar de que el sistema ha acabado arruinando a nuestras familias, lo defendemos.. qué tontos debemos ser.. o quizá hemos visto algo bueno en el proceso?
sobre el tema en cuestión, qué decir que por mi vivencia personal no me gustan los monos ni los oligos y, a pesar de estar trabajando para un gigante con tendencias monopolísticas, precisamente desde aquí veo como siempre hay hueco para colarse por algún lado.
es decir, el sistema tiende a formar monos u oligos, pero los cimienta sobre barro y siempre salen pequeños dando la lata. ésa es la bondad del sistema.
Hablando de la recurrida soberanía del consumidor (y partiendo de la dudosa hipótesis de que exista, al menos, un nivel mínimo de ésta) planteo de nuevo una reflexión:
ResponderEliminarActualmente se habla a "bombo y platillo" de la soberanía del consumidor, poniéndose de manifiesto como el "sistema" una vez más consigue dignificar cualquier concepto con tal de retroalimentar su voraz dinámica. A ver si me explico bien: me refiero a que implícitamente las sociedades estamos aceptando que para disponer de algún grado de soberanía hay que consumir, de tal modo que aquel sujeto que quede al margen del consumo perderá por ende toda capacidad de decisión.
Sonará a chaladura lo que digo, pero estoy plenamente convencido de que este concepto de la soberanía “va con segundas”, y además, hay que ser muy conscientes de las implicaciones que trae consigo su aceptación:
Nuestros votos como simples ciudadanos perderán validez mientras no consumamos, pues la soberanía reside en el consumidor y, por tanto, quienes no dispongan de los recursos necesarios para consumir quedarán excluidos del sufragio. De cualquier modo, y partiendo de la idea de que prácticamente todo ciudadano dispone de un poder adquisitivo por residual que sea, el voto quedará ponderado en función del consumo, el cual como es obvio, es directo a la capacidad adquisitiva (bueno, y démosle gracias a que las rentas más altas tienen una propensión marginal al consumo más baja, lo que hace al sistema un “pelín” más democrático…).
Con ello se cierra el círculo que comienza con que cada vez más, si queremos tener voz además de voto, no es tan importante ir a las urnas un aburrido domingo cada cuatro años, sino que resulta mucho más útil y cómodo “pillarte ” un buen paquete de acciones en alguna multinacional poderosa que marque las sendas y designios de las naciones contemporáneas mediante presiones “lobbynescas” de lo menos escrupuloso (eso sí, procurad haber ahorrado mucho –si pudisteis, claro– porque a los socios externos o minoritarios os darán bien “por ahí” junta tras junta y os “comeréis la sangre” viendo como los derechos políticos están concentrados en muy poquitos, los cuales evidentemente, jamás permitirán que os apoderéis de sus armas de poder mediante diversas artimañas jurídicas-mercantiles de toda índole).
Muy locos no estaremos cuando vemos día tras día que las medidas adoptadas atienden a intereses que divergen con los del pueblo y que precisamente convergen con los de esos sujetos a los que me he referido en el párrafo anterior.
Un saludo.
La tendencia al estancamiento del sistema capitalista, la falta de salidas rentables para un gigantesco capital, el relegar a un segundo lugar a la productividad en beneficio de un sector financiero que nos lleva a un endeudamiento explosivo (les suena ya) fue bien estudiada por Sweezy y Magdoff, que me imagino, alguno de los rojos de aquí (ya sean vergonzantes o no), debe haber leído. Curioso es que esta concepción surgiera en el periodo de entre-guerras con el agotamiento del carbón.
ResponderEliminarme crucé con el comentario de Antonio y no lo he leído hasta ahora.
ResponderEliminarefectivamente, hace no mucho la gente era más sensata. se trabajaba duro para ganar poco, se ahorraba con mucho esfuerzo para poder comprar cosas útiles como una lavadora, una nevera y también la tele, para poder irse de vacaciones, tener un coche, etcétera.
sólo en contadas ocasiones se acudía al banco a pedir un crédito como comprarse una casa o montar un negocio y con todo el sufrimiento (la generación de nuestros padres lo llamaba "entramparse"). una vez concedido el crédito nuestras madres dejaban de dormir bien y sólo recuperaban este saludable hábito cuando lo habían devuelto completamente (aprovecho para apuntar que no es machismo, era lo normal, sólo había un sueldo en general y daba para vivir una familia de cuatro o cinco miembros y devolver el préstamo).
las cosas no se tiraban a la basura porque dejasen de funcionar, las arreglábamos y su vida útil se estiraba mucho más allá de lo que dice el plan general contable que tardas en amortizarlo.
sí, la generación de nuestros padres sufrió una postguerra dura (aquí y en toda Europa, la de EE.UU. fue menos notable dentro de sus fronteras) y su actitud más responsable era, en parte, consecuencia de haber sufrido la escasez.
en algún momento perdimos la perspectiva. quizá, como dice Antonio, alcanzamos el límite del crecimiento con el sistema capitalista prudente. a partir de ese momento el crédito empezó a ser la forma de vida y los "prudentes" pasaron a ser los tontos que menos tenían, que no cambiaban de coche cada tres años o que no se iban de vacaciones al Caribe de manera regular.
en ese momento, al romperse el vínculo psicológico entre el esfuerzo y los bienes que conseguías como resultado, las cosas dejaron de valorarse y ya todo era posible, todos ricos.
ya se ha dicho por aquí, el crédito es adelantar consumo futuro (yo empleé la palabra "necesidades" en lugar de consumo) pero a costa del trabajo futuro aunque muchos no parecen saberlo.
por el camino se produjo la incorporación plena de la mujer al mundo laboral (de nuevo, no es machismo, es historia reciente de aquí) y, por extensión, dos sueldos en el hogar tipo (hay muchos más tipos de hogares, pero el hogar tipo es el más habitual aún en estos días).
ResponderEliminardos sueldos dan capacidad de hacer más cosas y, también, de endeudarse más. por cierto que este hecho, y aquí enlazo con la discusión anterior, es el que dejó fuera de combate a los negocios como el de mi padre y, me imagino, que a la familia de Rearden.
menos tiempo disponible para hacer la compra junto con un solape horario con el del comercio tradicional volcaron completamente la balanza del lado del que abría hasta las diez de la noche de lunes a sábado (y no abren todos los domingos porque no les es rentable y no porque el pequeño comercio haya logrado nada, una falacia de las grandes superficies).
comparto la visión de Rearden que han sido nuestras propias decisiones de qué y dónde comprar están tumbando la economía local, pero añado que los pequeños comercios han caído no por ser pequeños ni más caros sino porque la propuesta no encaja con el ritmo que nos hemos autoimpuesto o con lo que nos hemos dejado engañar (ahora los locales los han tomado los chinos y como no respetan limitaciones horarias sí tiran).
curioso, no obstante que aún con dos sueldos ahora el dinero no llega para todo y buscamos el ahorro constante en todo y de ahí nuestra principal contradicción: cómo mantener un puesto de trabajo con sueldo alto si después compramos lo más barato sin importarnos quién ni donde lo fabrique.
Ya que Antonio siempre presupone mi ignorancia, le diré que Être ici et de voir Paris significa literalmente "Ponte aquí y verás Paris" y se le dice a alguien enseñándole hacia arriba el dedo índice, lo consideré necesario para responder a una estupidez como la que escribió el susodicho con la chorrada de los yogures, ridiculizar con frases cortas denota carencia de argumentos. A propósito Antonio ¿trabajas para las fuerzas de seguridad? tu prepotencia parece denotarlo. No hace falta que me respondas, es, naturalmente una pregunta retorica.
ResponderEliminarHola, Zhu-De:
ResponderEliminarEs curioso, yo para decir: "ponte aquí y verás París" diría "Viens ici et tu verras Paris" o quizás "D'ici on voit Paris". No debe ser Balzac precisamente eso, ¿verdad? Ya puestos, ¿el dedo es el índice o el corazón? (me sería más inteligible la segunda opción, es el famoso "sube aquí y pedalea").
¿Trabajar para las fuerzas de seguridad ¿?? Chico, doy tantos datos de mí que me flipa que aún no me tengas más localizado. Empiezo a creer que no te fijas demasiado en los detalles. Te digo, e insisto, que la actitud de Agustín y la mía nos acabará procurando problemas, más seguros y concretos que los tuyos, en un futuro no muy lejano y a cargo de esas fuerzas para las cuales crees que yo trabajo.
No me gusta la idea de ser prepotente, y si doy esa imagen lo lamento e intentaré enmendarme. En todo caso, intento no decirle a los demás qué es lo que tienen que hacer, o incluso afearles su conducta particular, al contrario que tú: a mí eso sí que me parece prepotencia.
Oye, y me encanta cómo te escaqueas del núcleo de lo que se te dice. Porque nuestra particular escaramuza se centra en que yo quería mostrarte que lo que hiciste el otro día fue un exceso verbal, y no veo en ti el más mínimo indicio de autocrítica. Pero bueno, no abundemos más en estas tonterías y hagamos las paces, ¿vale?
Saludetes,
Antonio
Si, vamos a dejarlo, hoy mismo hay temas mas importantes que comentar, por ejemplo, el crimen contra la humanidad que acaba de cometer Israel en aguas internacionales, para mí, el último clavo que ellos mismos han colocado en su propio ataud. Hasta otra.
ResponderEliminarNada, no soy capaz de saber si compra yogures Zhu-De, ni donde los compra. Pensé que así iba a ser capaz de localizarle para pillarle ... con las manos en la masa (en Carrefour).
ResponderEliminar¿Pero qué argumentos das tú, Zhu-De? si a cada cosa que se dice respondes con tu panegírico. Por otro lado lo del dedo "indice" es un argumento de toma y lomo, si señor, ahí si que me has convencido!.
Ludwig, utilizando tus propias palabras, si, eso es una chaladura. Eres soberano no porque consumas o dejes de consumir, sino precisamente por eso, porque puedes hacer lo que te venga en gana (presumo que no eres omnipotente - aunque no te conozco, pero tienes un montón de opciones y tú eres el único responsable en la elección que hagas)
Antonio (ésto tú y yo lo sabemos), que mi tierna infancia los curas (aqui es donde Zhu-De se atraganta) criticaban la sociedad de consumo en la que viviamos ... en los 80!. Pareceme que el discurso es siempre el mismo.
Aunque estoy de acuerdo con que consumimos en exceso. Pero consumimos porque queremos. Yo al menos no hago responsable de mis elecciones a la campaña de publicidad de una empresa. Si lo fuese me consideraría una persona dependiente, incapaz para tomar mis propias decisiones.
¡Conyo!, ¡ahora entiendo a Zhu-De!
Por cierto, inaudito lo de Israel y condeno éste incidente (no al Estado de Israel).
ResponderEliminarPor una vez coincido, parcialmente, con Zhu-De, pero creo que sea el último clavo de su propio ataud.
"condeno éste incidente (no al Estado de Israel)" ¿y que necesitarías para condenar a la entidad sionista? ¿El asesinato de todos los habitantes de Cisjordania y Gaza? El destino de la entidad sionista es desaparecer, ellos lo saben, por ello ya están buscando nuevas tierras en la Patagonia. Ellos saben que si se declara una guerra mundial, serán los primeros de ser borrados del mapa, y dada la situación terminal del sistema, es una posibilidad cada vez más real. El asesinato puro y duro de 19 activistas pacíficos por parte de su ejército, es un crimen contra la humanidad, y si existiera justicia internacional, la OTAN debería arrasar el estado sionista como hizo con Yugoslavia, pero ya sabemos que clase de criminales mandan en el mundo. Espero vivir lo suficiente como para ver como los sionistas son evacuados en barcos yanquis de Palestina.
ResponderEliminarEl Estado de Israel no se hace muy simpático que digamos, y es muy criticable por muchas cosas. Pero ese es otro tema (muy complejo) y da para largo.
ResponderEliminarPero andate con cuidado, ¡que el Mossad tiene tu IP!
Entonces los hombres se volvieron de allí y procedieron a irse a Sodoma; pero en cuanto a Jehová, él todavía estaba de pie delante de Abrahán. 23 Entonces Abrahán se aproximó y empezó a decir: “¿Verdaderamente barrerás al justo con el inicuo? 24 Supongamos que haya cincuenta hombres justos en medio de la ciudad. ¿Los barrerás, pues, y no perdonarás el lugar por causa de los cincuenta justos que estén en él? 25 ¡Es inconcebible de ti el que vayas a obrar de esta manera para dar muerte al justo con el inicuo, de modo que tenga que ocurrirle al justo lo mismo que le ocurre al inicuo! Es inconcebible de ti. ¿El Juez de toda la tierra no va a hacer lo que es recto?”. 26 Entonces dijo Jehová: “Si hallo en Sodoma cincuenta hombres justos en medio de la ciudad, ciertamente perdonaré a todo el lugar por causa de ellos”. 27 Pero Abrahán pasó a contestar y decir: “Por favor, mira que he tomado a mi cargo hablar a Jehová, cuando soy polvo y ceniza. 28 Supongamos que de los cincuenta justos faltaran cinco. ¿Arruinarás por los cinco a toda la ciudad?”. A lo cual él dijo: “No la arruinaré si hallo allí cuarenta y cinco”.
ResponderEliminar29 Pero volvió a hablarle de nuevo, y dijo: “Supongamos que se hallen allí cuarenta”. A su vez, él dijo: “No lo haré por causa de los cuarenta”. 30 Pero continuó: “Que Jehová, por favor, no se enardezca de cólera, sino que se me permita seguir hablando: Supongamos que se hallen allí treinta”. A su vez, él dijo: “No lo haré si hallo allí treinta”. 31 Pero continuó: “Por favor, mira que he tomado a mi cargo hablar a Jehová: Supongamos que se hallen allí veinte”. A su vez, él dijo: “No la arruinaré por causa de los veinte”. 32 Por fin dijo: “Que Jehová, por favor, no se enardezca de cólera, sino que se me permita hablar esta sola vez: Supongamos que se hallen allí diez”. A su vez, él dijo: “No la arruinaré por causa de los diez”. 33 Entonces Jehová procedió a irse cuando hubo acabado de hablar a Abrahán, y Abrahán se volvió a su lugar.
Ni diez justos encontró Yavhe en Sodoma
uff, a ver si Agustín saca un ratito y nos pasa el capítulo noveno, que éste se me está haciendo durillo :P
ResponderEliminar¿Zhu-De citando la Biblia? Hombre, si al menos lo hubiera hecho en arameo (aunque la ortografía y gramática dejasen que desear)... Además, a propósito de Sodoma, qué mal rollo da eso, parece homofóbico (palabreja que detesto por lo mal construida, pero todo el mundo ya me entiende...).
ResponderEliminarEs cierto, este capítulo ya está visto para sentencia, y además los comentarios son completamente off topic.
¿Has leído alguna vez La Biblia? Me parece que no, sino no harías ese chiste fácil de: Sodoma=maricones. El pasaje que transcribo describe perfectamente a la entidad sionista, en ella no quedan "ni diez justos". Claro que tu solo miras el dedo...
ResponderEliminarComo no tengo iphone on ("los siervos de microsoft son libres al lado de los esclavos de apple" puse una vez en Facebook) y trabajo, no he podido hasta ahora contestar a los comentarios, aunque curiosamente pensaba hacerlo invocando a la Biblia, pero os habéis adelantado.
ResponderEliminarDe todos los capítulos de K. éste era de los más importantes porque ataca la línea de flotación de la economía de mercado: "que se acaba cargando el propio mercado", porque los más fuertes tienden a eliminar la competencia, y la competencia es, precisamente la gracia del sistema: y ya no es sobre los bienes públicos, monopolios naturales,sobre externalidades o commons.., ¡no!, ¡no! es sobre todo.
Pensaba empezar diciendo, y lo digo, que los dos R. del blog tienen una fé religiosa de dimensiones bíblicas, pues "lo que salga del mercado" está bien: si es más competencia bien, si es menos también bien, si es monopolio bien, si es abuso de poder, también bien, si es hambre e injusticias, también está bien: "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, ¡alabado sea Dios!" Así no hay manera de avanzar. Me recuerda lo que dicen en el pueblo de mi mujer cuando alguien quiere empezar a hacer algo sin saber (como los mercados): "Si sale con barbas San Antón, y si no la Purísima Concepción".
Que al mercado, si lo dejas, tiende a la concentración y al monopolio NO TIENE SOLUCIÓN, y si finalmente es así, cuando una Multicorp Inc. controle la oferta de todos los productos, tendrán que venir los R. de turno a explicarme qué diferencia hay entre eso y una planificación estatal centralizada: ¡sí que la hay! que en este caso podemos nombrar y cesar al Consejo de Administración.
No voy a poner hoy el 9 de K. entre otras cosas porque en ese capítulo empieza a sufrir graves desdichas y no quiero acabar como Doyle. Además visto la falta de nivel idelógico de la facción liberal, creo que hay que insistir en unos cursos acelerados de economía de mercado, para por lo menos ser congruentes con esa ideología (e incongruentes con el sentido común). Dentro de un rato daremos un repaso a Adam Smith, que estoy viendo que se queda a la izquierda de alguno de vosotros.
Por alusiones ... si uno coje la lista de las 10 empresas más grandes de principios del siglo XX y las compara con las 10 de principios del siglo XXI encontrará que no repite ninguna.
ResponderEliminarSi hay libertad de mercado es imposible mantener una ventaja competitiva sostenible. imposible. No ha habido un solo caso en la historia.
(Salvo la iglesia católica, ya que estais tan bíblicos)
Bueno, para rematar la faena he de decir en primer lugar que, en cuanto a leer la Biblia, me he leído tres veces el Nuevo Testamento; y en cuanto al Antiguo, lo he intentado varias veces pero lo suelo dejar hacia al final del Génesis porque es muy guarro.
ResponderEliminarZhu-De: que no, tontín, que ya había pillado lo que querías decir (¿y quién no?), claro que no hacía falta copiar y pegar 11 versículos del Antiguo Testamento para transmitir esa idea. Es sólo que me ha hecho gracia que antes enviabas a mi amigo Hank Rearden a tomar por el culo en francés (o algo parecido) y después citas Sodoma. ¿En qué estarías pensando? Por cierto que lo he confirmado con un amigo francés: "Être ici et de voir Paris" no significa lo que crees y está mal construido gramaticalmente (se traduciría por algo así como "estar aquí y de ver París"). Si nos vas a fustigar con el látigo de tu pedantería al menos carga las colas con erudición de verdad. Perdona, quería decir "de berdaz".
Afectuosamente,
Antonio
qué decepción! después de tanto tiempo por aquí creí que ya nos conoceríamos mejor. creí haber dejado claro que yo no es que tenga fe ciega en el libre mercado, al contrario, desde el principio he defendido el papel REGULADOR del Estado.
ResponderEliminaryo lo que estoy es en contra de un sistema de planificación central que elimine lo propio del individuo enajenando al pueblo sus personas, no sólo el producto de su trabajo.
reconozco los problemas del libre mercado y tienes razón en mucho de lo que dices aunque, en realidad, son problemas de la aplicación práctica y, como me he hartado de decir, de la EDUCACIÓN, no sólo en el cole sino en casa.
pero es el sistema de libre (o casi libre) mercado el que permite progresar a las personas. si coges la lista que comenta Rearden, no ya de principios del siglo XX sino de finales y la comparas con la actual verás que han cambiado el 70% de sus integrantes. es decir existen OPORTUNIDADES y la Megacorp.inc. nunca estará sola (alguien sabe qué era google hace 12 años? alguien sabe cómo ha llegado hasta donde está? alguien, por tanto, puede asegurar donde estará dentro de 12 años?)
en cambio, no creo en los sistemas colectivistas ni en el destacamento de vanguardia. lo siento pero, aunque filosóficamente pueda ser estupendo, tengo más dudas sobre la aplicación práctica del "de cada cual según su capacidad; a cada cual según su necesidad" de otra forma que no sea a base de látigo (ya me envió una vez zhu-de a las taigas).
p.d. comparto lo de apple, no me canso de decir que ni en los mejores sueños de Bill Gates pudo imaginarse tal control del cliente y, para más inri, encantados de la vida todos ellos, pero Agustín, no te imagino con un Linux
¡Qué ojo, Runner! Ubuntu Lucid 10.04 Kernel 2.6.32.22 generic en un Samsung NC10. Te despista el que sea de Derecho, pero ya de pequeño tenía un Jupiter Ace que se programaba en Forth. De siempre he sido de la minoría.
ResponderEliminarY la notación polaca inversa, qué tiempos aquellos. Qué tenía aquello, 6 Kbs mal contados, ¿no?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue familia Dios mío, que familia!
ResponderEliminarEl uno programando en Forth y el otro en ensamblador con su spectrum, haciendo jueguitos de mitología griega
(escrito desde mi flamante iPAD SiIIIIIIIII )
qué ojo también el tuyo, Agustín, me tienes muy mal catalogado (eso parece que haces con los que por aquí comentamos y sólo tienes un par de referencias en el catálogo), ya te iré dando más detalles.
ResponderEliminarpor otro lado, siento que pienses que no estemos al nivel que requerirías para considerarnos "adversarios dignos", una pena, yo venía a debatir, no a combatir.
pero parece que esto es lo que has captado, y ya es mucho teniendo en cuenta que de partida los de la referencia "a" del catálogo rápidamente sacan a relucir que "nos hemos equivocado de blog" y aquí sólo vale el pensamiento único.
en cualquier caso, aquí todos somos invitados y la estrella, eres tú, querido Agustín, eres tú quien debe mantener el nivel para conservar a la audiencia... problemas del libre mercado que sufres sin darte cuenta. es lo que tiene crear un blog y utilizar internet, herramienta exponente máximo del libre mercado(*) a la vez que censurada en todos los países colectivistas.
y por mi parte estoy deseando que alguna vez nos ilustres con las virtudes de tu sistema perfecto en lugar de limitarte a apuntar los defectos que ya conocemos de nuestro (y tuyo) sistema imperfecto, que esta oposición contra el sistema al estilo de Rajoy que haces puede aburrirnos en cualquier momento.
(*)supongo que con tus antecedentes informáticos no tendré que contarte cómo se ha construido la red al estilo de internet for dummies y hablo de tripas, no de www ni del messenger
Por posibles alusiones: si yo soy de la referencia a, te tengo que decir que a mí personalmente me interesa mucho tu opinión.
ResponderEliminarQue no hombre Runner, que no te mosquees. ¿Has visto que haya borrado algún post, se hable de lo que se hable? Si ves un ataque personal en los posts o comentarios, lo siento, será que me he explicado mal (advierte el matiz entre las personas que dicen "me he explicado mal" y "me has entendido mal". Un día contaré una anécdota de clase sobre lo que valoro la libertad de expresión. ¿Propuestas?,¿soluciones? Es que eso es mucho más difícil, ten en cuenta que los posts los redacto en unos diez minutos, pero haré lo que pueda.
ResponderEliminar@ATM: No, si ya sé que no hay censura y cada uno dice lo que quiere. Ni tampoco creo que te hayas explicado ni te haya entendido mal. Está muy claro "visto la falta de nivel idelógico de la facción liberal...".
ResponderEliminarSimplemente digo que vista la falta de propuestas alternativas, me declaro en huelga de opinar porque por el otro lado ya hemos dicho bastante.
@Antonio, gracias, no iba por ti, sólo por esa frase en cursiva.
...y no me he mosqueado ni tomado nada como ataque personal, no hay porqué disculparse
ResponderEliminar¡Ay! Bendito de Dios, acábaramos: era por la frasecita "visto la falta de nivel idelógico de la facción liberal...". Pero si no iba por tí, tontín. Si tu eres "inetiquetable". Ahora en serio, si relees los comentarios verás que es una alusión directa a quién cree que el mercado se desarrolla en ausencia de violencia, en paz, con florecillas, mariposas y Bambi y Tambor trotando de acá para allá...(con esto ya se habrá puesto en huelga de opiniones. De eso iba el post...
ResponderEliminarPero no dejes la pancarta todavía porque el post de hoy sí va en torno a algo que han sugerido tus comentarios y los de Antonio (¡hemos vivido por encima de nuestras posibilidades!¡Retorno al pasado!), pero quiero dejar claro (antes de que Antonio se ponga también de huelga) que no me he inspirado en vosotros, sino en cierto "sabio" que me hizo perder el verano pasado, un par de tardes (en el Parador de la Granja, eso sí), leyendo sus payasadas. Por cierto, es el post con el que más me he reído mientras lo escribía.
Al hilo de la competencia en los mercados, podemos recordar esta peculiar noticia:
ResponderEliminarhttp://www.publico.es/dinero/289531/bano/espumacon/pacto/secreto
Como se puede ver los mercados funcionan con una competencia perfecta hasta que el totalitarismo estatal interviene para coartar la libertad de los sacrificados emprendedores del jabón, etc.
Hank Rearden, a ver si me explico:
ResponderEliminarCon el término soberanía del consumidor, desde mi punto de vista, se pretende transmitir de un modo implícito la necesidad de que consumas para poder disponer de un, llamémosle, "poder". En tanto que si decido no consumir, no seré consumidor y por tanto no seré soberano, no tendré poder. Efectivamente tengo el poder de no consumir, pero ese poder está profundamente limitado, pues por muy libre que me crea, el contexto social engendrado por el "sistema" restringe mis posibilidades de elección. ¡pero que es eso de que vestimos como queremos! ¿a caso tu o yo nos diseñamos la ropa o determinamos lo que está “de moda”? ¿por qué la moda se determina a priori desde la industria? ¿de verdad somos soberanos?
Y no repliques diciendo que no vaya a la moda, pues por mucho que me esfuerce ¡no señor!, entro en una tienda (porque algo me tendré que poner, ya que un "taparrabos" en León no es muy propicio) y elijo entre las opciones que desde Arteixo, Milán o Shenzhen se me hayan impuesto, y me terminará gustando (o no) por convención “pura y dura”.
¿O a ti te gustan los abrigos “ochenteros”, acolchados y “archicoloridos”?, te apuesto que aunque tu respuesta fuese “si, efectivamente me gusta”, tendrías muchos reparos en vestirlo por el coste social que ello te supondría.
Del mismo modo que he usado el ejemplo de la moda textil podría haber usado muchos otros, pero sinceramente, este me daba más juego...
Un saludo.
Posthoc, por eso mismo decía “O rebajan el tamaño de sus envases” en el post, porque lo he padecido con mi gel La Toja hidrotermal...
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