Vistas las contestaciones que veo a mis posts, creo que hay que aclarar varios conceptos “olvidados de puro sabidos”, como una vez oí a ese majadero fascistoide de las es.mañanas (ojala fueran ex-mañanas).
Primero.- Los factores de producción se dividen en tierra, capital y trabajo, o simplemente capital y trabajo si se incluye en el primero el factor tierra. Esta división capital-trabajo, no es marxista, se encuentra ya en Aristóteles y tampoco requiere mucha discusión: no hay más factores y no los podemos “pintar para hacer bonito".
Segundo.- El producto obtenido por la combinación de esos dos factores debe repartirse entre ellos. Es un juego de suma cero, en el que lo que se lleva uno no se lo lleva el otro. Esto tampoco es una invención marxista. Es algo observado en las primeras civilizaciones, y regulado, en cuánto se pudo mediante instituciones tales como la aparcería, el inquilinato, determinados contratos de arrendamiento. Para los lectores catalanes, les propongo un tema muy sugerente que me llamó la atención desde que lo vi en la facultad: la "rabassa morta" (sólo el nombre ya acongoja).
Tercero.- Lo que si entra ya en territorio marxista es a quién corresponden los frutos (producto) de esta acción combinada. Marx se inclina por considerar que el fruto debe atribuirse exclusivamente al trabajo, porque entiende que los productos no son otra cosa que “trabajo cristalizado”. Un lienzo de tela no es otra cosa que un hilo “trabajado”, luego lo que añade valor al producto es el trabajo del tejedor. A su vez el hilo no es otra cosa que lana (o algodón hilado), es decir, “trabajado”. Así se ve que todo lo que va incrementando el valor de un producto es el trabajo y sólo el trabajo; el capital que se desgasta en la fabricación no es más que otro input elaborado.
Cuarto.- Esta idea no es un “invento” de Marx. De hecho Marx no inventó nada(*), simplemente puso en valor y conectó una serie de conceptos que permitieron conseguir una interpretación global (no sólo económica) de la humanidad, siguiendo también una tradición hegeliana. Los que ven a Marx como un economista yerran, del mismo modo que los que lo ven como un historiador, un profeta o un moralista. Marx es, de ser algo, un filósofo. Y su concepción del mundo es tan revolucionaria y tiene tanta fuerza que requerirá siglos en ser aceptada, de la misma forma que costó siglos aceptar que la tierra era redonda (aunque Eratóstenes ya lo había demostrado), o que gira alrededor del sol. Pero no hay que preocuparse, porque las cosas son como son, con independencia de lo que digan trs o cuatro cantamañanas contemporáneos puestos de cara al sol.
Quinto.- En cuanto a la “teoría del valor” o en concreto la “teoría del valor del trabajo”, como digo, Marx no inventa nada: sigue al pie de la letra las teorías de David Ricardo, que, desde luego no era marxista ni podría serlo porque era anterior. Otra cuestión es si, económicamente, esta teoría del valor es correcta dentro de la disciplina económica. La respuesta no esta clara, porque la teoría tiene sus fallos como han demostrado marginalistas y utilitaristas por ejemplo y no sirve, desde luego para identificar el mecanismo de fijación de precios, ni a otras cosas que no explicaré para no dar pistas a ciertos lectores aunque, en cualquier caso, la discusión está muy por encima de las capacidades de este escritor y de sus lectores. Simplemente diré que, en mi opinión, la teoría ricardiana del valor podría funcionar en ciertos campo como sucede con la mecánica newtoniana, si el lector es “de ciencias”, o como la contabilidad analítica dentro de la contabilidad, si el lector es “del género bobo”, quiero decir, de económicas (y sus ramas aún más bobas: empresariales, administración de empresas. Marketing, puenting, tonting...). En cualquier caso sí es válida para decidir cómo retribuir a los factores de producción.
Sexto.- Luego capital y trabajo “se pegan” por el reparto del botín. Esto no sucedía en épocas precapitalistas porque el artesano controlaba los medios de producción (su capital). Incluso en grandes explotaciones agrarias los trabajadores (siervos de la gleba, esclavos) ni siquiera se podrían considerar como trabajo sino como capital porque eran propiedad del amo. El caso es que con el capitalismo sí se separa capital y trabajo. Tampoco es un invento marxista: de hecho creo que todo el mundo llama a esta fase de evolución de la humanidad “capitalismo”, y no recuerdo que ninguno de mis lectores más derechizados se refieran a ella con otro nombre. Ese nombre, por cierto, indica dos cosas: que se ha separado capital y trabajo (si no se podría haber llamado “capitrabajadorismo”) y que la parte “que lleva la voz cantante” es el capital (si no se llamaría “obrerismo”).
Séptimo.- Luego el antagonismo capital “versus” trabajo ni es algo marxista ni es algo inexistente. Es un antagonismo similar al que existe si vivís en un piso alquilado entre vosotros y el propietario, o entre deudor y acreedor o entre comprador y vendedor, o entre tantas y tantas cosas. Lo que hace Marx es utilizar (de nuevo copia, no innova) la dialéctica hegeliana de la lucha de contrarios. Y esa lucha de contrarios (tesis+antítesis=síntesis) no termina en la aniquilación de ninguno de ellos sino en la superación. El problema es que, en España (ni prácticamente en ningún lugar del mundo) se estudia bien a Hegel (y lo entiendo porque es abstruso como pocos) y sin Hegel es imposible entender a Marx. Como anécdota diré que en el colegio de jesuitas donde estudié el profesor de filosofía daba la siguiente alineación de filósofos para una selección de fútbol 7: "en la puerta Sócrates, en defensa, Platón y Aristóteles, en la media San Agustín y Santo Tomás, en la punta Kant y Hegel". No coincido más que en tres o cuatro nombres (desde luego el medio campo es débil) pero lo cierto es que luego nunca llegábamos a Hegel: siempre me dió la sensación de que estaba ahí puesto “para fardar”. La realidad sin embargo es otra.
Octavo.- La lucha de contrarios hegeliana no es la aniquilación del contrario, sino la superación de la situación existente. Las contradicciones del capitalismo entre capital y trabajo no terminarán con la victoria de uno de los dos bandos sino con la superación del capitalismo y con la transformación en otro sistema, que, muchos esperamos, sea el socialismo, que, a su vez, tendrá sus propias contradicciones que serán superadas con un nuevo sistema (se admiten sugerencias). Esto, queridos lectores, es inevitable, salvo que el capitalismo, logre “cargarse” antes a la Humanidad, y ya está en ello. Y es inevitable porque ningún sistema económico es eterno, por más que algún memo, como Fukuyama, se empeñe en lo contrario, con una agudeza visual similar a la de un topo.
Noveno.- Luego las contradicciones del capitalismo y su superación no son cuestiones “marxistas” sino aceptadas (explícita o íntimamente) por cualquiera que haya aguantado leyendo hasta aquí. En lo que sí hay divergencias es en dos puntos: en la terminología y en el proceso de superación. En la terminología está claro que quién no es marxista no aceptará llamar a las contradicciones capital-trabajo, “lucha de clases”, ni a la superación del capitalismo, “destrucción” del capitalismo. Vale, pues, que se busquen términos más suaves y asunto liquidado. El segundo problema, el proceso de superación del capitalismo sí es más importante porque aquí hay divergencias profundas. Básicamente habrá lectores ubicados en cuatro categorías: “conservadores”, “pacientes”, “activos” y “presurosos”. De esta manera nadie puede sentirse ofendido.
Décimo.- Los “conservadores” creen (o les gustaría creer) que este sistema (y este mundo) es el mejor de los posibles (¡ojo!, no dicen que sea perfecto) y rezan (posiblemente rezan de verdad) para que esto siga tal cuál. No se creen ninguna de las “zarandajas” de la dialéctica y piensan que todo es inmutable y si esto da señales de desmoronamiento, allí estarán ellos para arrimar el hombro. Para incorporar a este grupo a Runner o Ninguem sólo tenemos que cambiar el nombre: no son “conservadores”, son o “liberales” o “inetiquetables”. Y asunto resuelto. Los “pacientes” aceptan lo dicho en este “post” pero piensan que todo es cuestión de sentarse a esperar como la manzana cae madura del árbol. No hay que hacer nada más y “lo que sea sonará”. Es mi estampa idílica de juventud, cuando empecé a leer a Gonzalo de Berceo (en primavera): tumbado en un prado, junto a un río, con un cartón de “donsimón” al lado. Y a esperar.
Undécimo.- Los “activos” se han “tragado” lo de la destrucción del capitalismo y echan una mano; las dos no, porque es mucho. Contribuyen de una forma gradual y pacífica a que este cambio se produzca. Son básicamente socialdemócratas convencidos de que se pueden tomar acciones dentro de la democracia representativa en la que vivimos, que, de forma gradual y no violenta, se puede llegar al socialismo. Para los tiempos que corren, están bien, pero van tan despacio, que a veces se desaniman y cambian de bando, lo que no es de extrañar, pues, al igual que Ulises tapó con cera los oídos de sus marineros y se ató al mástil para evitar ser atraído por el sonido de las sirenas, es seguro que si ese tormento hubiera durado años, los tapones de los oídos se habrían caído, Ulises se hubiera vuelto loco y la tripulación habría sucumbido a los encantos de las “pescadoras de hombres” (que poético, y a la vez religioso, me ha quedado).
Duodécimo.- Quedan los “presurosos”, partidarios de la piqueta y el barreno y hacer saltar esto cuánto antes. Son revolucionarios y sí, son los que recogen (o recogemos) el espíritu marxista de un cambio revolucionario. Marx no habló de “dictadura del proletariado”, “reeducación”, “régimen de terror”, “retorno al campo”, “etapa socialista”, “etapa comunista”... pero sí está claro en su obra, que aspira a un cambio radical. Luego cada uno ha tirado con lo que ha podido: que si piqueta, que si goma2 eco, que si tytadine... Y así se ha visto lo que se ha visto (estalinismo (la revolución rusa hasta la llegada al poder de ese dictador fascista llamado Stalin creo que es otra cosa, ya hablaremos de ello), jemeres rojos, maoismo, sendero luminoso...): una muestra de las maravillas del horror a que es capaz de llegar el ser humano. Y si el sueño de la razón engendra estos monstruos, ¿qué no engendrará el sueño de la sinrazón (nazismo, fascismo, fascismo español “a.k.a.” franquismo, fascismo chileno “a.k.a.” pinochetismo, C.I.A...). ¡Pero, es lo que hay chicos!
Decimotercero (y último).- Todo esto de las contradicciones del capitalismo no tiene nada que ver (bueno, todo en esta vida está relacionado) con los fallos del mercado, una serie de conceptos económicos “tácticos” que explican los problemas del día a día de nuestras miserables y occidentales existencias, cuya serie de trece capítulos ya están en el openoffice (“of course”) de este escritor, dispuestos a salir al mercado (nunca mejor dicho) a través de la visión de un ciudadano (Ciudadano K.) idólatra de ese dios, el mercado, que le va a resolver todos sus problemas de forma mágica. Veremos, la próxima semana, las andanzas de ese pobre ciudadano y de cómo el mercado le va toreando una y otra vez, hasta dejarlo listo para el descabello.¡Cruel dios, parece salido del Antiguo Testamento!
Bueno, el cacao ya está hecho. Me ha quedado un poco espeso. Hubiera sido mejor hacerlo a la francesa. Pero es que en España, como somos pobres y el cacao es caro, siempre lo hemos adulterado con harina. ¡Qué lo vamos a hacer!.
(*) De hecho, el lector que se acerca por vez primera a "El Capital" se asombra al ver la cantidad de citas que Marx emplea de otros economistas, sobretodo británicos. Es que ese libro, es realmente, un "cortapega" de lo que antes habían escrito esos economistas.
(*) De hecho, el lector que se acerca por vez primera a "El Capital" se asombra al ver la cantidad de citas que Marx emplea de otros economistas, sobretodo británicos. Es que ese libro, es realmente, un "cortapega" de lo que antes habían escrito esos economistas.
Decimocuarto.- El sistema llega a sus limites, dado que pervive de la ilusión de llenar toda la tierra emergida (y el mar si se puede) de edificios, coches y gasgets. Alcanza el límite de resistencia ecológico, es decir, la huella ecológica del sistema rompe la estabilidad natural y se cae en el caos social. Llegados a tal punto los hambrientos de Petrogrado arrollan literalmente a los cosacos y se hacen con el grano de los almacenes, el pueblo de Paris pasa por encima de los guardianes de la Bastilla y queme el edificio o los sans-culottes hacen pedacitos a la guardia suiza y meten al Capeto en el Temple. O por utilizar un ejemplo mas exótico, los esclavos de Saint Domingue se hartan de ser tratados como animales y se dedican ha trinchar espelucados. Cualquiera de las imágenes vale. Todas las anteriores escenas son anteriores a Marx (menos la de Petrogrado) pero pueden ser perfectamente explicadas a la luz de Marx. Y mientras escribo esto me vienen a la memoria los ciudadanos de Atenas intentando tomar el Parlamento heleno. Podría parecer una revolución de colorines, lo que pasa es que esta vez el color es el rojo…ya solo les falta la hoz para cortar augustas papadas de oligarca y el martillo para clavar el ataúd del sistema. No, si al final el de Treveris acaba teniendo razón…..Ah, a mi el Tío Pepe me cae muy simpático, si, ya se que esto no es popular pero me da igual, los patrones tampoco son populares y se les lame el trasero con fruición cuando hace falta.
ResponderEliminarSobre tu cuarto punto, estoy de acuerdo. Marx en principio era un filósofo con una concepción del mundo revolucionaria y, es más, incluso puedo estar de acuerdo en gran parte de ella.
ResponderEliminarEl problema es cómo llevar esto a la práctica y en eso hubo disparidad de criterios hasta el punto que el marxismo puro ha quedado oculto tras los intentos de ponerlo en práctica.
Algunas vías eran más sensibles con el ser humano que otras que anteponían otro tipo de criterios y convertían a la persona en una herramienta más. Las primeras no parecieron viables ni al propio Marx quien, aunque no habló de "dictadura del proletariado" sí se alineó con la vía comunista y casi antes de empezar ya los marxistas más relevantes "retocaron" el marxismo para meter conceptos como "el destacamento de vanguardia" que venían a establecer una nueva clase dentro de la supuesta erradicación de las clases. Es con todo esto con lo que no puedo estar de acuerdo.
Posiblemente, como bien dices, haga falta otro centenar de años para que el ser humano desarrolle la mentalidad apropiada para crear una sociedad marxista o más bien posmarxista más justa en la que viva en paz consigo mismo y en armonía con el entorno o bien que ocurra lo que aquí predicáis con tanto ímpetu: el colapso del capitalismo, pero eso no sería la superación hegeliana del punto octavo sino la derrota de uno de los contendientes. Desde luego, hoy no se dan las condiciones para esto.
El sistema final, tras la superación del nunca eterno capitalismo ¿será el socialismo? No en tanto suponga una derrota del contrario pues ¿acaso no hemos intentado ya eso con un rotundo fracaso? Ya, eso no era socialismo, ergo, vuelvo a mi párrafo anterior: evolución de la mentalidad humana... cualquier proceso de superación del capitalismo que incorpore la palabra "lucha" o "destrucción", en mi opinión, estará abocado igualmente al fracaso, y no se trata de buscar términos más suaves de forma eufemística.
Yo en realidad soy un humanista y de ahí que mi posición sea más liberal porque creo que es este contexto es el que permite desarrollarse más a la persona y no a la masa. El borreguismo no va conmigo y tú por eso me tachas de "conservador".
Me tienes mal etiquetado hasta por ponerme la etiqueta de "inetiquetable" con pérfida manipulación. Ya dije en mi primera aparición por aquí que yo no me pongo etiquetas. No creo que esté en tu grupo "conservador" y estaría más en una parte activa pero que ve un futuro sistema ligeramente distinto al tuyo, es más, ese sistema vendrá, como he dicho, fuera ya de nuestro alcance y lo que nos toca es movernos gradualmente dentro del que estamos. Ya te daré más pistas sobre mí, de momento soy de "ciencias".
Lo siento por ti, pero no creo que tu presura te traiga más que indignación y frustración... el cursillo de "molotovs for dummies" no va a resolver ni provocar el cambio que esperas.
No llego a tu ritmo. No sé si mis ánimos no te han acelerado demasiado. Acabo de leer, con retraso, tu parrafada de 13 párrafos y ya nos “amenazas” con otros 13 capítulos de Citizen K. Te gusta el 13. Lo cierto es que tienes base. Te viene de familia y se nota. Has comprendido bien que es lo que le falta a la mayoría. Y que es lo que les inmoviliza a muchos. Intuyes bien que dentro de lo establecido falta perspectiva y espero que se vean reflejados todos en la miseria del Citizen K. (¿Por qué K.?). Aunque me puedo equivocar, porque no lo he leído aún. Sobre las enganchadas dialécticas con el dmc runner pienso a veces que te has inventado un personaje complementario y lo usas para agradar a Hegel. Si no es así, pido perdón a ti y a dmc runner. Estáis demostrando los dos lo buena gente que sois y una sugerencia para los dos (si los hay): ¿No veis el futuro justo en el diálogo entre iguales? Cediendo un poco todos se podría hacer mucho. ¿No pensáis que la lucha es el pasado? Que el futuro necesitará limar las contradicciones, porque en el resentimiento se edifica con dificultad un futuro harmónico. La base de la democracia podría no ser entre grupos enfrentados, sino entre individuos dispuestos a ceder en partes por ganar en el TODO.
ResponderEliminarNo llego a tu ritmo. No sé si mis ánimos no te han acelerado demasiado. Acabo de leer, con retraso, tu parrafada de 13 párrafos y ya nos “amenazas” con otros 13 capítulos de Citizen K. Te gusta el 13. Lo cierto es que tienes base. Te viene de familia y se nota. Has comprendido bien que es lo que le falta a la mayoría. Y que es lo que les inmoviliza a muchos. Intuyes bien que dentro de lo establecido falta perspectiva y espero que se vean reflejados todos en la miseria del Citizen K. (¿Por qué K.?). Aunque me puedo equivocar, porque no lo he leído aún. Sobre las enganchadas dialécticas con el dmc runner pienso a veces que te has inventado un personaje complementario y lo usas para agradar a Hegel. Si no es así, pido perdón a ti y a dmc runner. Estáis demostrando los dos lo buena gente que sois y una sugerencia para los dos (si los hay): ¿No veis el futuro justo en el diálogo entre iguales? Cediendo un poco todos se podría hacer mucho. ¿No pensáis que la lucha es el pasado? Que el futuro necesitará limar las contradicciones, porque en el resentimiento se edifica con dificultad un futuro harmónico. La base de la democracia podría no ser entre grupos enfrentados, sino entre individuos dispuestos a ceder en partes por ganar en el TODO.
ResponderEliminarPido perdón por la duplicidad.
ResponderEliminarNo borro ni los comentarios duplicados para que no se me acuse de "censura". Por cierto, ¡qué horas de escribir! A esas horas yo ya estoy en el segundo sueño. Y no Runner no es un alter ego creado por mí, porque yo le hubiera dado un toque "femenino" para dar más morbo al asunto. Lo que sí os tengo que agradecer es, efectivamente el buen tono (intelectual y formal) de las discusiones, pues mi idea no era crear un blog de "barras bravas". Si esto sigue en este nivel de camaradería al final tendré que desvelar mi perfil del "feisbuk" para seguir dando "la barrila" por ese medio.
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