Un anónimo lector me ponía la semana pasada el siguiente examen:
1- Si debido a los altos nominales de los títulos de
deuda los principales compradores son bancos, si se atacan en el
mercado secundario ¿no se están provocando grandes pérdidas a sí mismos
como poseedores de esa deuda?
Entiendo que a lo que te refieres es al sentido que tiene depreciar un título de deuda comprado por ejemplo al 4%, para que hoy esté al 7%: si lo vendiera hoy debería venderlo por debajo, no ya del nominal, sino del valor de adquisición.
Imaginemos que yo compro un título de 100 euros por el que el año que viene me darán 104, pero al día siguiente, debido a los ataques especulativos, por esos 100 euros me daría 107. Trasgrediendo toda la matemática financiera pero con un cálculo que cualquiera "de letras" sabría aplicar, si lo vendiera al momento siguiente, no me darían por él más que, aproximadamente, 97 euros, cantidad que, al devolver al nuevo dueño el año que viene 104, sería aproximadamente (realmente es algo más), un 7%. Si no se lo vendiera a ese precio, el "tío", pasaría de mí y se iría a comprar uno nuevo, al 7%.
Lo primero que hay que pensar es: si no se realiza la venta, ¿cuál es el valor por el que habría que contabilizar el título? Las NIIC desde luego se inclinan por el "valor razonable", pero luego los bancos (y en general las empresas) convertirán ese valor razonable en lo que "les salga del nabo" (convenientemente razonado y valorado por el auditor a sueldo de turno, claro está): luego, muy buenamente, pueden tenerlos contabilizados, por el valor de adquisición, el nominal, o el cuadrado de la superficie de la tierra. Luego, cuando llega el vencimiento, ya veremos, como en los activos que tienen materializados en viviendas, el tamaño del agujero, si es que existe.
Pero en la realidad, el mundo financiero es de todo menos estático: se compran y venden "de continuo", en el mismo día. Gracias a la prima de riesgo, vemos como los intereses oscilan de tal manera que se puede comprar en buen momento, o vender en malo, o viceversa, o en una especie de compensación en la que, como en un buen casino, nadie sabe si gana o pierde, pero contabiliza beneficio si le conviene (para repartir dividendos) o pérdida si le interesa (para pagar impuestos).
Hay un tercer mecanismo, que no comenté en el post en cuestión: la existencia de los seguros, en los cuáles de puede apostar, como en el casino, también a todo: a rojo o a negro, a que se hunda o se salve tal país, a que suban o bajen los intereses de determinada deuda pública, y, lo que es peor, apostar contra bienes que ni siquiera son tuyos: puedo apostar a que se te va a quemar el coche o a que te vas a caer por las escaleras, de forma que si pasa eso, yo (y no tú) cobro una indemnización. Por si acaso, vigila tu espalda (o, en su defecto, vete a ver "Inside Job").
Bueno, pues los Bancos, a la par que toman un título de esos, contratan un seguro por si bajan los tipos de interés (lo que se llama una "
cobertura"): estos seguros, a su vez se estructuran con una serie de títulos que son la antítesis de los primeros (como en la "
peli" de "
El Protegido"), títulos que, si no los hay, se inventan: a partir de ahí, todo se baraja, se reparten cartas y se procede a un juego que, visto lo visto, tendríamos que reivindicar como el origen de la actual crisis financiera: la
mona (o "
el burro" según dónde se juegue, o en quién estemos pensando)*.
2- Si la solución que propone pasa
por "darle a la máquina de imprimir euros" ¿esto no arruinaria a la
población debído a la deprecición de activos vía inflación?.
Quería hacer un post sobre ello. Te cuento (a riesgo de repetirme): En el mundo había hace unos años una serie de burbujas más o menos locales y una burbuja global: la burbuja financiera. Según expuso Ramonet en su día (cuando nadie quería oír nada que no fueran cantos de sirena) esa burbuja tenía el tamaño de tres veces la economía real. Cuando explota una burbuja no desaparece por entero, sino que se reduce a un valor más cercano al real (como la cotización de las tecnológicas o el valor de las viviendas): por tanto no ha desaparecido todo el "magma financiero", pero sí se ha reducido a un nivel que algunos consideran intolerable.
Pero a mí lo que más me interesa resaltar es que, cuando la burbuja estalla, no desaparece "todo el dinero" por decirlo con una expresión burda pero muy visual: hay gente que tiene dinero, mucho dinero acumulado, pero que no lo suelta ni a tiros. De hecho es revelador que la lista de espera para conseguir una caja de seguridad en un banco sea superior a la del "Iphone nosécuantos" (ya te puedes imaginar lo que allí se guarda). Si pudiéramos ver lo que hay en los paraísos fiscales nos quedaríamos asombrados: ¿por qué te crees que se empieza a querer luchar ahora tímidamente contra ellos?
Pues bien, esa pasta no se mueve ni a tiros: ¿por qué? Porque no existe ninguna "alternativa de inversión", que produzca una rentabilidad suficiente para estos gilipollas acostumbrados a tasas de dos dígitos: por eso se queda en el billetero esperando mejor ocasión. Es un error de los Gobiernos "pintar esa mejor ocasión", lo que hay que hacer es agarrar el tenedor y empezar a pinchar a los "tenedores" para que aflojen.
La mejor solución, sigo pensando, es la del "Gato Pérez" (¡venga el monedero!) que, conviene recordar que no es nueva, pues nuestro queridísimo F.D.R. ya impuso, en la Crisis del 29, tipos marginales del 90% (¡Sí, sí! no has leído mal). Pero como esa solución creo que destroza el espíritu de las almas sensibles, pasemos al plan B: cojamos la máquina de hacer dinero, imprimamos lo que nos haga falta y repartámoslo para pagar pensiones, jornales de obra pública, deudas abusivas de países periféricos, etc. De esta forma el "tenedor de la pasta" (sean "espaguetis" o macarrones) ya no andará esperando a ver la ocasión de oro en la que invertir, sino que querrán soltarla a toda costa y cambiarla "por otra cosa" a la vista que, día a día, los papelitos de colores que tienen en la cartera pierden valor.
Tampoco tenemos que tener miedo a la inflación: en primer lugar porque en las circunstancias actuales no está claro quién gana el pulso: si la máquina o los precios, por lo que incluso pudiera ser que imprimir billetes sea la única solución a otro problema que nos amenaza (no obviamente en España, por una serie de problemas estructurales respecto del transporte de mercancías que mi hermano conoce mejor): la deflación.
Cierta inflación es, además, buena porque anima al que tiene a invertir y alivia las deudas del deudor, con lo que mejora la economía. La inflación no perjudica ni al pobre ni al rico: perjudica al que tiene haberes líquidos frente al que los tiene en especie, beneficia al que tiene deudas y perjudica al que tiene créditos (de ahí que haya inventado la "independencia de los bancos centrales"), perjudica al que no puede adaptarse inmediatamente a los nuevos tiempos y beneficia al que sí. Tradicionalmente, es cierto, hemos identificado al asalariado, con una cuenta en una caja de ahorros, como la primera víctima de la inflación, pero deberíamos replantearnos el supuesto, o por lo menos, buscar vías de compensación para esos sujetos (suponiendo que haya en este país alguien sin hipoteca). Psicológicamente la gente que ha vivido deflación e inflación, incluso hiperinflación, teme como ninguna la primera situación: pregunta a tus abuelos a ver que te dicen.
El secreto mejor guardado, ése que nunca te contará ningún "austriaco", es que vivimos inmersos en la llamada "
trampa de la liquidez", concepto que, en esta crisis está por descubrir. Al ritmo intelectual de estos congéneres, cuando se den cuenta de ello, el dinero que tienen en el bolso ya se lo habrá comido la polilla.
3-
¿existen operadores con tanto poder de mercado y tanta coordinación
capaces de atacar a todos los mercados de deuda y bolsas de valores al
mismo tiempo para ejecutar su malévolo plan?.
"Dame un punto de apoyo y levantaré la tierra" dijo Arquímedes explicando la palanca: si hubiera dicho "dame un euro y levantaré la tierra" hubiera descubierto el apalancamiento financiero, sobretodo si en lugar de "dame" hubiera dicho "préstame".
Une esto a la respuesta de la primera pregunta: la "reserva fraccionaria" de nuestros amiguetes, "las ventas en descubierto", "futuros y opciones", ventas y compras a crédito, "seguros exóticos", "coberturas para garantizar los tipos de cambio"..., no son más que juegos de casino en los que uno pone un euro "y puede ganar millones" y lo que es peor "parece que está moviendo millones": con unos productos que, según Greenspan, no podría comprender un doctor en matemáticas, pero que, sin duda entiende perfectamente el trilero de las Ramblas, según opinión de Madoff, la capacidad de manipular el mercado está en manos de cualquiera, de cualquiera no que conozca, sino que controle estos productos y sus mercados, que, recordemos, están fuera de todo control. A partir de ahí entramos en el bonito juego del mus: "órdago a grande, órdago a chica, pares sí, órdago, sí jugué, órdago también" y así, piedra a piedra, te voy dejando seco con tres "gochos" y un cinco.
4- ¿Ese ataque a corto plazo no traería el secado permanente de sus fuentes de alimentación?.
Pues no, por lo mismo que te he contado antes: sus fuentes de alimentación para estos jueguecitos son "autogeneradas" siguiendo, en el mejor de los casos un sistema de piramidación tipo Ponzi. Yo soy todavía más escéptico: creo que eso del fraude piramidal era de la época de la burbuja, ahora creo que simplemente "crean" el dinero para las adquisiciones de activos "de la nada" y, cómo te decía, antes, cuando ya no se pueda sostener que le explote al que en ese momento lo tenga en las manos (como la "patata caliente" del Gran Prix): han descubierto el motor de movimiento perpetuo, pero se niegan a revelar los planes a gente como mi hermanito, porque si no se acaba la gracia del "peak oil".
5-
¿Como explica las albutadas pérdidas de balance de la mayoría de bancos
de inversión, bancos retails y brokers en operaciones de mercados de
deuda soberana (Goldman, Dexía, BNP Paribas, MG Global y otros
tantos)?...
Me gustaría alguna vez ver un balance de verdad de una entidad de crédito, no eso que presentan a accionistas, inversores y demás
ralea. Es más, me gustaría ver el balance de verdad de una empresa del Ibex; todavía soy más humilde: me gustaría ver (en mi trabajo) un balance "
de verdad" de cualquier empresa.
Mientras no vea los balances de verdad, seguiré pensando que ese es sólo un envoltorio, como el de las plantas carnívoras, para llamar mi atención y el de mi guita (a lo largo de estos años me han ofrecido estructurados de Lehmann Brothers, de Fortis, de Dexia... y yo, erre que erre, con mis iberdrolas y mis fondtesoros). Ahora presentan pérdidas: ¡faltaría más! ¡cómo para presentar beneficios!: ¡entonces los corren vivos! Pero dinero para pagar los sueldos de los directivos hay, y sus bonus, y sus planes de pensiones, y sus vicios inconfesables... ¡entonces hay pasta, hombre, aunque sea devorando su capital: ¡total, esas empresas no tienen dueño! Hasta el día que caen, entonces el balance-telón se desvanece y nos damos cuenta de que detrás de la cortina no hay nada y que, efectivamente, tienen dueño: tú, yo, aquél... y que nos toca apoquinar la pasta.
Lo que sí estoy contigo es que perder, pierden. Probablemente hasta caer en la bancarrota: pero de ahí a que sea como dice el balance...
Pregunta final.- Desde luego estas "teorías" del mal son posibles en
la imaginación, ahora, en el mundo real son bastante más dificiles de
implementar por muchisimas razones:
Si a lo que te refieres es a que haya un "Doctor No" manejando desde "Espectra" todo esto, y, a la vez, la televigilancia global y ocultándonos el secreto del motor de agua, la vida extraterrestre y la cura contra el estreñimiento, ya te digo yo que no.
En general todo aquello que huele a "tongo" es inmediatamente desacreditado por el que lo ha montado al grito de "conspiranoico": que sirve de igual manera para los que montaron la mentira de estado del 11M y que ahora triunfantes regresaran a la Moncloa, hasta para aquellos que estudian las imperfecciones del mercado y en concreto el monopolio o el oligopolio.
No sé cuál es tu idea de cómo es el sector financiero: quizá sea el de un mercado, como el de tomates y lechugas, que idílicamente, nos pinta cada poco Hank, y que recuerda los bucólicos paisajes de La Comarca, pero a mí se me parece más a la Alcaldía de Mordor: tres o cuatro empresas monopolísticas que controlan el negocio haciéndonos creer que cuando meto un euro en el "Cojofondo derivates 2.020 F.I" o en el plan de pensiones "El seguro eterno P.P. individual" estoy dirigiendo la inversión como cuando hago la lista de la compra o ahorrando como el que mete un euro en el "cerdito". Y, en realidad, son ellos (tres o cuatro, repito) los que, como si tuvieran una "red de ordenadores zombis" dirigen ese simulacro de mercado que llaman "financiero". Pero nada, chico, tu puedes creer que esto sigue siendo como en tiempos de Mister Scrooge: con una escribanía, un tintero y un esclavo para hacer los recados: ¡a jugar al mercado financiero!
Señorita: ya he acabado el examen. No son las tres de la mañana. ¿Puedo irme a jugar al recreo? ¿y quedarme aquí para jugar con la "plasti"?
(*) Por eso pongo el enlace a los 42 juegos de siempre, porque creo que deberíamos prestar atención a los juegos de naipes para poder entender algo de la crisis financiera.