El Pacto sobre Pensiones se ha construido sobre mentiras generalmente aceptadas (la peor clase de mentiras. La pretendida necesidad de la reforma, basada en el envejecimiento de la población española y por tanto la insostenibilidad del modelo de pensiones (pocos trabajando para muchos) es la principal de esas mentiras, que ya he desmontado en este post pero que conviene insistir ahora:
Primero.- El “envejecimiento de la población” es realmente una cosa muy distinta de lo que se pregona. En España se trata más bien de un aumento en la esperanza de vida: ¿y a qué se debe? En este país, el aumento de la esperanza de vida se debe a que cada vez “más gente llega a vieja”, no a que cada vez la gente sea más vieja, concepto diferente. Reitero el ejemplo de un Estado con dos personas, cuya edad de jubilación son los 65 años y dos ciudadanos, A, que vive hasta los 60 y B que lo hace a los 70, es decir, con una esperanza media de vida de 65 años. Ese país paga lo mismo en pensiones que si A viviera hasta los 65 años y B hasta los 70, siendo la esperanza de vida 67,5. Es más, en este segundo caso, las cotizaciones son mayores (A cotiza hasta los 65 (antes lo hacía hasta los 60) y B hasta los 65 (permanece invariable).
Segundo.- La sostenibilidad del sistema no se basa en el ratio entre el número de viejos (inactivos) y el número de jóvenes (activos), sino en la capacidad económica de éstos últimos: con lo que gana (y de ahí lo que debería contribuir) un Messi o un Cristiano Ronaldo se pueden pagar muchas pensiones: un país con pocos ingenieros, arquitectos o médicos puede pagar las pensiones de muchos jubilados que antes eran camareros o albañiles.
Tercero.- No existe nada que impida que si los fondos de la Seguridad Social no alcanzan para cubrir las pensiones, se adicionen fondos de los presupuestos generales del Estado. Es más, cualquier economista “de medio pelo” defiende la idea de que el pago de las pensiones no debe realizarse mediante un fondo especial (Seguridad Social) nutrido con impuestos especiales (cotizaciones) porque ese sistema lo que produce son ineficiencias en el mercado de trabajo (la mano de obra “lleva” un impuesto que se traslada o bien a los empresarios (si hubiera poco paro, es decir si tuvieran que pelearse por encontrar trabajadores) o bien a los trabajadores (si hay paro). Esta traslación económica, aclaro, como en el IVA, se produce con independencia de que jurídicamente se diga quién tiene que pagar las cotizaciones (el obrero y el empresario).
El corolario de todo esto es que, cuando se habla de pensiones, lo que no se dice es que, el “quid” de la cuestión es de qué parte de la riqueza futura queremos destinar a ese fin. Entendido así resulta claro que “los de arriba” quieren que se dedique lo menos posible (igual que a Sanidad. Dependencia o Educación) porque, simplemente, ellos no las necesitan.
Pero, aunque no quieran enseñar la patita, “por sus obras les conoceréis”. Apuesto en que en un breve plazo de tiempo vamos a ver tres hechos que nos resultarán “sospechosos”:
Primero.- “Conveniencia y unció” está preparando ya una proposición de ley para la rebaja de las cotizaciones sociales, puesto que ahora “ya no se necesitan”. El Ministro de Trabajo ha anunciado ayer por la mañana, en la SER ,un “plan de choque por el empleo”: sin duda se incluirá está medida. Si las cotizaciones bajan, dirán los artistas del cambalache económico envueltos en la senyera (el “ultimo recurso de los sinvergüenzas” dijo en su día un político conservador anglosajón) se podrá producir “más barato” y ser más competitivos (con los chinos, ese es el modelo de eficiencia económica catalán). Como ya sabemos la bajada de las cotizaciones no se trasladará al obrero (hay muchos y trabajan por nada) ni al precio: por el medio está el empresario; aumentará, eso sí el beneficio empresarial. Primeros beneficiarios del trasunto de las pensiones.
Segundo.- En pocos meses veréis anuncios en las oficinas bancarias del tipo “no espere a los 67 para cobrar su pensión”, “asegure ahora su tranquilidad”, “jubílese con todo su salario”, en definitiva, suscriba planes de pensiones privados si quiere estar seguro de cobrar su pensión. Se abre (o mejor se impulsa) un antiguo mercado, siempre desacreditado por la mala gestión de las entidades de crédito: el de los planes de pensiones privados.
Tercero.- Continuarán los planes de prejubilaciones “macanudos” para las empresas y sectores que a los empresarios, sindicatos y Gobierno les plazca. De esos planes, obvio es decirlo, se beneficiarán los trabajadores de los sectores donde los sindicatos tienen "cantera" (grandes empresas, Administración...) Ese es el plato de lentejas por el que los “tochos y mendaces” representantes de los trabajadores se han vendido.
Y, como en la novela, llegará el día en que al igual que, Aureliano Buendía, comparezcan ante el pelotón de fusilamiento de la derecha extrema (la otra es la que ahora nos gobierna) los partidos y sindicatos socialdemócratas (quizá junto al grupo Prisa). Nadie les llorará cuando hayan muerto. Y sus ideales y a las personas que los necesitan, a los que abandonaron hace tiempo, quedarán condenados a, por lo menos, cien años de soledad.