"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

lunes, 31 de enero de 2011

Macondo

          El Pacto sobre Pensiones se ha construido sobre mentiras generalmente aceptadas (la peor clase de mentiras. La pretendida necesidad de la reforma, basada en el envejecimiento de la población española y por tanto la insostenibilidad del modelo de pensiones (pocos trabajando para muchos) es la principal de esas mentiras, que ya he desmontado en este post pero que conviene insistir ahora:



           Primero.- El “envejecimiento de la población” es realmente una cosa muy distinta de lo que se pregona. En España se trata más bien de un aumento en la esperanza de vida: ¿y a qué se debe? En este país, el aumento de la esperanza de vida se debe a que cada vez “más gente llega a vieja”, no a que cada vez la gente sea más vieja, concepto diferente. Reitero el ejemplo de un Estado con dos personas, cuya edad de jubilación son los 65 años y dos ciudadanos, A, que vive hasta los 60 y B que lo hace a los 70, es decir, con una esperanza media de vida de 65 años. Ese país paga lo mismo en pensiones que si A viviera hasta los 65 años y B hasta los 70, siendo la esperanza de vida 67,5. Es más, en este segundo caso, las cotizaciones son mayores (A cotiza hasta los 65 (antes lo hacía hasta los 60) y B hasta los 65 (permanece invariable).



           Segundo.- La sostenibilidad del sistema no se basa en el ratio entre el número de viejos (inactivos) y el número de jóvenes (activos), sino en la capacidad económica de éstos últimos: con lo que gana (y de ahí lo que debería contribuir) un Messi o un Cristiano Ronaldo se pueden pagar muchas pensiones: un país con pocos ingenieros, arquitectos o médicos puede pagar las pensiones de muchos jubilados que antes eran camareros o albañiles.



            Tercero.- No existe nada que impida que si los fondos de la Seguridad Social no alcanzan para cubrir las pensiones, se adicionen fondos de los presupuestos generales del Estado. Es más, cualquier economista “de medio pelo” defiende la idea de que el pago de las pensiones no debe realizarse mediante un fondo especial (Seguridad Social) nutrido con impuestos especiales (cotizaciones) porque ese sistema lo que produce son ineficiencias en el mercado de trabajo (la mano de obra “lleva” un impuesto que se traslada o bien a los empresarios (si hubiera poco paro, es decir si tuvieran que pelearse por encontrar trabajadores) o bien a los trabajadores (si hay paro). Esta traslación económica, aclaro, como en el IVA, se produce con independencia de que jurídicamente se diga quién tiene que pagar las cotizaciones (el obrero y el empresario).



             El corolario de todo esto es que, cuando se habla de pensiones, lo que no se dice es que, el “quid” de la cuestión es de qué parte de la riqueza futura queremos destinar a ese fin. Entendido así resulta claro que “los de arriba” quieren que se dedique lo menos posible (igual que a Sanidad. Dependencia o Educación) porque, simplemente, ellos no las necesitan.





              Pero, aunque no quieran enseñar la patita, “por sus obras les conoceréis”. Apuesto en que en un breve plazo de tiempo vamos a ver tres hechos que nos resultarán “sospechosos”:



          Primero.-Conveniencia y unció” está preparando ya una proposición de ley para la rebaja de las cotizaciones sociales, puesto que ahora “ya no se necesitan”. El Ministro de Trabajo ha anunciado ayer por la mañana, en la SER ,un “plan de choque por el empleo”: sin duda se incluirá está medida. Si las cotizaciones bajan, dirán los artistas del cambalache económico envueltos en la senyera (el “ultimo recurso de los sinvergüenzas” dijo en su día un político conservador anglosajón) se podrá producir “más barato” y ser más competitivos (con los chinos, ese es el modelo de eficiencia económica catalán). Como ya sabemos la bajada de las cotizaciones no se trasladará al obrero (hay muchos y trabajan por nada) ni al precio: por el medio está el empresario; aumentará, eso sí el beneficio empresarial. Primeros beneficiarios del trasunto de las pensiones.



           Segundo.- En pocos meses veréis anuncios en las oficinas bancarias del tipo “no espere a los 67 para cobrar su pensión”, “asegure ahora su tranquilidad”, “jubílese con todo su salario”, en definitiva, suscriba planes de pensiones privados si quiere estar seguro de cobrar su pensión. Se abre (o mejor se impulsa) un antiguo mercado, siempre desacreditado por la mala gestión de las entidades de crédito: el de los planes de pensiones privados.



          Tercero.- Continuarán los planes de prejubilaciones “macanudos” para las empresas y sectores que a los empresarios, sindicatos y Gobierno les plazca. De esos planes, obvio es decirlo, se beneficiarán los trabajadores de los sectores donde los sindicatos tienen "cantera" (grandes empresas, Administración...) Ese es el plato de lentejas por el que los “tochos y mendaces” representantes de los trabajadores se han vendido.





            Y, como en la novela, llegará el día en que al igual que, Aureliano Buendía, comparezcan ante el pelotón de fusilamiento de la derecha extrema (la otra es la que ahora nos gobierna) los partidos y sindicatos socialdemócratas (quizá junto al grupo Prisa). Nadie les llorará cuando hayan muerto. Y sus ideales y a las personas que los necesitan, a los que abandonaron hace tiempo, quedarán condenados a, por lo menos, cien años de soledad.

miércoles, 26 de enero de 2011

Cartilla Palau I



          Normalmente no entro en turno de réplica y dúplica con los comentaristas de los posts, fundamentalmente por pereza y, también, por qué no decirlo, porque en el post y comentarios se vierten opiniones ideológicas, psicológicas, morales... cuya convergencia es inútil y cuya discusión, privada del sentido de lograr un acuerdo, se me antoja estéril. 


           Sin embargo en ciertos comentarios a los posts sobre Liebres y Tortugas he notado diversos errores de concepto (no de ideología) que deben ser aclarados, en lo tocante a los límites al derecho de propiedad y en torno a la libertad individual dentro de una sociedad organizada: un post, para cada uno de estos conceptos. 


          Límites a la propiedad:


            Es frecuente escuchar cuando una cosa que "es de mi propiedad" puedo hacer con ella lo que quiero. Con el derecho de propiedad hay tres problemas que la gente ignora: ¿qué es ser propietario? ¿de qué soy propietario? y ¿puedo hacer lo que quiera con las cosas de las que soy propietario? 


            ¿Qué es ser propietario? En nuestro Derecho (y en todos los demás) ser propietario no es lo mismo que ser poseedor. Un okupa, por ejemplo, es poseedor de un inmueble pero no es el propietario. Lo mismo sucede con un inquilino o con el libro (yogurtera, licuadora, bolígrafo...) ese que nos prestaron hace un año y que todavía no hemos devuelto. Por el contrario hay cosas de las que uno es propietario pero no es poseedor: el piso que tengo en alquiler, o ese libro (yogurtera, licuadora, bolígrafo...) que presté a nosequién y que todavía no me ha devuelto. Incluso de aquél anillo que se me perdió en la playa y que todavía no ha aparecido, sigo siendo propietario, aunque el objeto esté perdido. 

         La diferencia entre propiedad y posesión estriba en una serie de derechos: el del poseedor es el de servirse de la cosa, el del propietario el de enajenarla. Existen, evidentemente otros derechos, pero esos son los básicos que distinguen propiedad y posesión: evidentemente el del uso depende del poseedor, el de la transmisión depende del propietario. Un piso arrendado sólo puede transmitirse por el propietario, pero el inquilino, poseedor o arrendatario, puede decidir poner la televisión en la salita o en el cuarto de baño así como decidirá a quién invita a tomar el té. Aquí detecto el primer error: "hago lo que quiero con mis cosas porque soy el propietario" siendo lo correcto "hago lo que quiero con mis cosas porque soy su (legítimo) poseedor". De ahí surge una primera limitación: si soy el poseedor pero no el propietario mis facultades de uso están limitadas: ni puedo destruir la cosa, ni puedo enajenarla. Por otro lado el propietario también tiene limitado el uso de las cosas si no es el (legítimo) poseedor: si, por ejemplo, tiene su piso arrendado, no puede entrar a ver la televisión o a "echar un pis" al baño de la vivienda de la que es propietario. 


            ¿De qué soy propietario? La gente cree que es propietaria de más cosas (o de más extensión de la cosa) de lo que realmente es: cuando compra un programa informático, una película de vídeo o un libro ignora que realmente lo que tiene no es propiedad, sino un derecho legítimo de uso que no incluye (normalmente), ni la copia, ni la reproducción en lugares públicos, ni su modificación, etc, etc, etc. Resulta curioso ver cuánta gente ignora que cuando compra una finca o unas tierras, su propiedad se extiende sobre la superficie, pero no sobre el subsuelo ni sobre el vuelo de la finca, que son, en España(*) y en todos los países occidentales, bienes de dominio público: no puede poner peaje a los aviones que sobrevuelan su finca, ni creer que las aguas o minas que hay bajo su tierra son de su propiedad: son de todos. En su caso tendrá que solicitar una concesión para poder ser explotadas. 


         ¿Puedo hacer lo que quiera con las cosas de las que soy propietario y poseedor? Todo el mundo debería conocer dos limitaciones: la primera la tenemos en el Código Civil que prohibe el uso abusivo de la propiedad. La segunda la tenemos en la Constitución que veta el uso antisocial de la propiedad(**), o, dicho de otra manera, somete el derecho de propiedad al bien común, de forma que, como cualquier otro derecho, está sujeto a límites. Estos límites, propios de todos los Estados avanzados, suponen que determinadas conductas con relación a cosas de mi propiedad estén prohibidas, e incluso sean sancionadas de acuerdo con el Código Penal: yo no puedo maltratar un animal que "es mío", ni puedo acaparar productos en situaciones de calamidad pública, ni puedo vender determinados productos fabricados con mis medios sin más (drogas, alcohol destilado...) ni puedo imponer precios abusivos a mis productos, ni conducir bebido... y si lo hago puedo acabar en la cárcel: aquí, en Francia, en el Reino Unido y en la China Popular... 


          Dicho esto queda claro que la propiedad privada puede y debe limitarse: por eso no resulta antijurídica, abominable, ni contraria al derecho de propiedad cualquier medida que así lo haga. Por eso mismo restringir el derecho a la herencia no es una aberración: es simplemente una medida derivada del uso social al que está sometida, también, la propiedad privada en los sistemas capitalistas. Para esto no hace falta cambiar de sistema económico.





(*) En los países del tercer mundo, si lo intentan, los llamamos comunistas, "gorilas rojos", "indios"... y financiamos sus golpes de estado. Queda pendiente organizar uno para "privatizar" las reservas petrolíferas del Reino de Noruega y del Reino Unido en el Mar del Norte. 


(**) artículo 33.1. "Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia", para en el siguiente párrafo decir "La función social de estos derechos delimitará su contenido, de acuerdo con las leyes".

lunes, 24 de enero de 2011

Up



        La “guoooooooorquin classssss” está dividida, o sea, a ver si me comprendessssss, no sé, a ver, no me refiero a todo ese rollo del proletariado, o como se diga, unido, no no, me refiero a algo más simple, no sé, como más cotidiano... no sé si me entiendessssss.



        A ver, Carmen, déjame que lo explique yo: cuando tú o yo vamos a coger el ascensor y vemos dos botones, uno con una flecha hacia arriba y otro con una flecha hacia abajo, ya sabemos para que sirve cada botón, pero si el que  se dispone a coger el ascensor fuera un extraterrestre no sabría si esos símbolos indican lo que quieren que haga el ascensor o lo que quieres hacer tú. Si el extraterrestre fuera inteligente (es decir, distinto de tí, Carmen) pensaría que esa segunda opción es la única posible porque, en la mayoría de los ascensores (los que no tienen un indicador de la planta en que está detenido, o está tan alto que no se llega a ver bien), no sabemos dónde se encuentra en esos momentos la caja.

           El extraterrestre ignora que la “psique social” cree siempre que el ascensor “está arriba” y baja para recogernos, de ahí que se llame “ascensor”, “elevator”, “lift” y no “descensor” o su equivalente en las lenguas bárbaras, lo que supondría que habría que pulsar la tecla con la flecha hacia abajo si estamos en el portal, la de arriba si estamos en la azotea y, un botón al azar si estamos en un punto intermedio.



          Y aquí entra en juego tu “working class”: Los anglosajones con su “fala” dividen la “working class” en dos grupos: los “blue collars” y los “white collars”, precisamente por el atuendo que llevamos los trabajadores. Puesto que para los parásitos capitalistas y sus lacayos (como tú), no somos más que ganado, de ahí el apropiado nombre de “collar”: es lo que tienen los anglosajones, que son muy sinceros.



          Los “blue collars” no son, como tu crees, los chóferes, sino aquellos que trabajan con lo que nosotros llamamos “mono” y ellos llaman “buzo”, es decir los “obreros industriales”. Los “white collars” no son tampoco los mayordomos, sino los que trabajan enseñando lo que nosotros llamamos “cuello de la camisa” y ellos llaman “oxford”, es decir el “obrero oficinista”(*): pues bien, los primeros sólo ven ascensores de este tipo cuando van al hospital mientras que los segundos están acostumbrados a zascandilear en ellos todo el santo día. Como resultado unos tocan un botón y los otros el otro, y, al final, los dos botones suelen estar encendidos a la vez.



       Y, esto lo añado yo, si en una cosa tan simple ya tenemos perfectamente domada a la masa, ¿como estará de amaestrada en cosas más importantes?








(*) Éste es algo más gilipollas porque no se cree obrero, sino otra cosa: debe ser que la corbata (o la bata o la toga) obstruye el riego sanguíneo del cerebro.

miércoles, 19 de enero de 2011

La liebre y la tortuga y III


          Pero, como decía, poner a competir liebres y tortugas aunque sea dejando metros de ventaja a las segundas no deja de ser un "parche": una aproximación a una sociedad verdaderamente justa debería de organizar la competición para las liebres y repartir el premio entre liebres y tortugas. Entra así en juego el famoso principio comunista de que cada uno aporte según su capacidad y reciba según su necesidad: las personas con más talentos, con más valía para cada cosa que realicen esa cosa y, a la hora de repartir, que sea la necesidad (real) la que sirva de patrón para el reparto: que reciba más el que más lo necesita o que reciba lo que necesita. 

         Ese es el tipo de sociedad ideal que supera los problemas de las sociedades adquisitivas (capitalistas) y de las sociedades funcionales (meritocracias). A la hora de pedir arrimar el hombro cada uno arrimará lo que pueda, a la hora de solucionar las necesidades, se atenderá de forma prioritaria a quién más lo necesite, o lo que necesite sea prioritario. Esto, por cierto, resuelve el recurrente problema de la flauta de Sen de este foro: la flauta la habrá fabricado el que sabía y pudo hacerla, pero la disfrutará quién más la necesite: si la necesidad prioritaria es que todo niño tenga un juguete el que no tenía nada, si la necesidad prioritaria es escuchar música el que sepa tocarla(*).



         ¡Planteamiento fácil, demagogo, utópico! ¿En serio? Pues no sé, a bote pronto, se me ocurren tres ejemplos donde ese modelo funciona y funciona bastante bien (o digo que perfectamente): en las familias (por lo menos hasta que la burguesía y el capitalismo introdujo la moda de la separación de bienes, o del "este finde salgo yo con mis amigas y el siguiente tú con tus amigos"), especialmente en las familias con hijos, en los conventos y en los Kibutzs. 

        Y si en estos tres sitios funciona (y lo lleva haciendo desde siglos) podemos intentarlo, no sé, ¡a un nivel más elevado!





(*) Siempre que luego no recurra a la Ley Biden-Sinde para pedir derechos de autor.

martes, 18 de enero de 2011

La liebre y la tortuga II



         ¿Carrera de liebres y carrera de tortugas?¿Juntas liebres y tortugas? Curioso dilema cuando hemos hablado de igualdad en el post anterior para... ¡ahora justificar todo lo contrario! 



           Como hemos visto en anteriores posts una sociedad basada en el esfuerzo y la valía individual es, sin duda mucho más perfecta que la "sociedad adquisitiva" actual, pero plantea el problema de qué hacer con los "naturalmente menos dotados". La "solución final" no parece, en fin una solución (no creo que ni para mis seguidores más conservadores) y dejarles participar en la carrera les deja tan desprotegidos como hace la sociedad actual con los que no tienen nada. 



            Existe un posible "parche" a este problema: dejar a los peor dotados algunos metros de ventaja. Esto es una discriminación positiva y esta es la razón de ser de las discriminaciones positivas, algo aceptado en todas las sociedades civilizadas, menos en la española, quizá por no ser o estar todavía plenamente civilizada. Nacen de esta manera las discriminaciones positivas a minorías étnicas, colectivos marginados, discriminaciones de género, que no son otra cosa que herramientas para evitar lanzar al fracaso, el abandono o la desolación a los menos capaces, por razones naturales (enfermos, mayores, discapacitados), o por condiciones impuestas por los dominantes (mujeres, razas...). 



           Seguramente las mayores imprecaciones contra todas las políticas de igualdad que introducen estas medidas de discriminación positiva se escuchen entre los que frecuentan los campos de golf: y no deja de ser curioso, porque precisamente el "handicap" se inventó para que pudieran competir jugadores con diferentes habilidades: pero claro, para esta gente, lo del golf es serio, pero lo de la Pajín... ya es otra cosa.

lunes, 17 de enero de 2011

La liebre y la tortuga I

¿Qué pensaríamos de unos Juegos Olímpicos en los que, en la prueba de Maratón, los atletas marroquíes comenzaran la carrera en el quilómetro veinte?¿y de una liga en la que el Barça empezara con quince puntos? 



         Este tipo de abusos no se consentirían en el ámbito deportivo... y, sin embargo, en el ámbito social y democrático no se discuten: aunque en teoría se habla de igualdad de oportunidades, lo cierto es que unos empiezan la carrera social a unos centímetros de la meta, mientras que la mayoría comienza en la línea de salida, o más atrás, en sus poblados keniatas de origen. 



         ¿Cómo se producen estas injusticias? En la cuna: mientras unos nacen en familias con recursos, medios, dinero, influencias, etc... otros carecen de todos esos "aceleradores". Los "progres buenistas" creen que la solución consiste en impulsar, con otros medios, también a los que no tienen pedigrí, para empezar todos la carrera de cien metros en el metro noventa y cinco. Pero esto, que sobre el papel está muy bien, en la práctica no deja de ser una declaración vacía de contenido: vacía de contenido porque los recursos para impulsar a todos los seres humanos (¡sí sí, incluyendo a los del Tercer Mundo!) son ingentes, y ni existen, ni los Hanks(*) que en el mundo han sido están dispuestos a concederlos. 



          Entonces sólo queda la otra vía: la "vía dura": igual que en las carreras de caballos se lastra a los jinetes más ligeros para que exista igualdad de opciones, en la vida democrática se debería "lastrar" a los que más medios tienen para evitar estas injusticias: ¿por qué hacerlo? Porque una sociedad democrática sólo se puede considerar como tal, cuando los valores centrales que la inspiren sean la libertad, la IGUALDAD, y la fraternidad, como, en su día descubrieron los revolucionarios franceses. 



      ¿Cómo se puede lastrar a los jugadores de ventaja? Existen diversas vías como la no homologación de centros educativos privados, la obligatoriedad de exámenes de estado para todos los alumnos (la selectividad bien entendida podría jugar ese papel) en todos los grados del sistema educativo y, ¡cómo no!, mediante la prohibición de las transferencias lucrativas o gratuitas de rentas o capitales "intervivos" y "mortis causa": una sociedad sólo será verdaderamente democrática cuando se suprima el derecho a la herencia(*) (esto lo sostienen incluso pensadores conservadores en el mundo anglosajón) y a las donaciones, de forma tal que podamos decir que una persona lo que ha ganado ha sido por su propio esfuerzo y no por haber sido hijo de Lola Flores, sobrino de Lorca o de Ramoncín. Y si no es posible eliminar el derecho a la herencia (sólo las sociedades más libres y democráticas se plantean hacerlo(**)), por lo menos crujirla a impuestos. 



          De esta manera, en la linea de salida de la carrera todos, liebres y tortugas, estaremos colocados a la misma distancia de la meta. Lo contrario no es democracia, es ¡Villarato! 



          La pregunta del millón será ahora si deben competir juntas liebres y tortugas, pero eso lo veremos en el siguiente capítulo de la serie. 



(*) Los Runners ya se encargaran de hacer de la anécdota la regla general, rememorando el caso de aquél botones que llegó a Presidente de un Banco y de aquél Grande de España que se arruinó con el juego. Pero lo cierto es que, como en la Ley del Tabaco, los incidentes son anecdóticos y la realidad es que aquí siguen mandando los mismos que en tiempos del aguila roja.



(**) Salvo los casos más sangrantes que los tradicionales opositores a este blog ya estará pensando en utilizar en sus contestaciones: que si el hijo menor de edad cuyos padres mueren en accidente, que si la hermanita con sindrome de down... Y ni en estos casos cabría la herencia si hubiera un servicio decente de protección social pública.



(***) Deberes: ¿y en los Parlamentos de qué países se han planteado estas cosas? Desde luego no en ciertas democracias árabes o hindúes donde el derecho a la herencia incluye a la/s parienta/s.

miércoles, 12 de enero de 2011

Del Rosa al Amarillo



           Martes noche, víspera de la lotería de navidad, justo antes de "jaus": en la cadena siamesa, por aquel entonces a punto de sufrir la mortal amputación*, el gran Iñaki entrevista a la flamante Ministra de Agricultura: ¡atención, pregunta incómoda, como todas las que lanza ese periodista!: ¿"guat abaut" de las medidas de recorte social del gobierno ZP? Contesta la ministra transfuga que las medidas son necesarias para salir fortalecidos de la crisis y pone como ejemplo de ello y modelo de lo que tenemos que hacer a un gran líder socialdemócrata de un gran país socialdemócrata: ¿de quién se trata? (¡a buscar al google!) 



         Os lo pongo fácil: la Ministra puso como ejemplo... ¡a Schröder! y el ejemplo era ¡Alemania!: las sabias políticas de este hijo de Putin, políticas duras, de izquierdas, pero necesarias, habían permitido ahora a ese gran país salir adelante y ser el modelo de Estado de Bienestar socialdemócrata al que todos deberíamos aspirar: eso sí, con el pequeño detalle, de un mercado interior deprimido, una regresión en el reparto de la riqueza, un empeoramiento del nivel de vida de las clases trabajadoras germanas, un retroceso de las conquistas sociales de varias décadas... ¡fruslerías para la Ministra! 



           Voy al baño, vomito, vuelvo a la tele: empieza "jaus": un barco de negreros holandeses naufragó hace nosecuantos años. Entre los restos debió quedar una cepa de viruela o de nosequé virus que ahora se destapa e infecta a un "padre de familia" yanqui, y nosequé más cosas pasan... pero de pronto veo la luz: ¡Es cierto! ¡Hay un virus escondido en el pecé, que sigue vivo durante décadas!¡el que infectó a Tamames, o a Losantos y ahora a Rosa!: te pica el bichito y te conviertes en un miserable oportunista de derechas...







* Rendida por 24H, Gran Hermano 24H.

lunes, 10 de enero de 2011

Tax

          ¿Cómo que los ricos no quieren pagar impuestos?¡Si son los primeros y los más dispuestos!¿No os lo creéis? Leed este ejemplo que hace un tiempo propuse en clase y luego hablamos: 


           Imaginad que todos los alumnos que subís al campus en coche sois unos 50 (el profe sube andando, pero no por el peak oil, sino para ver si adelgaza un poco). En los últimos tiempos se han advertido actos de gamberrismo contra vuestros utilitarios (una rueda rajada, rallones, la luna rota...), por lo que habéis decidido contratar a un "malaje" (el más fuerte) para que espante a los otros "malajes"(*). Le pagais 500 euros, a escote: 10 euros por barba. Allí, por cierto, aparca quién quiere porque no hay permiso del rectorado para poner una barra de acceso. 



          En este trimestre, he tenido el honor de que se matricule en mi asignatura Cristiando Ronaldo (o Alejandrito Agag, o Ric Costa, cualquiera de esos me vale), que, obvio es decirlo, acude al campus en su flamante "lamborllini". Enseguida se reune con vosotros y, no se sabe por qué, plantea diversas mejoras relacionadas con el parking: que si sensores de movimiento, que si cámaras de vigilancia, seguratas con pistola... Eso subirá el presupuesto mensual del aparcamiento unas cien veces respecto del anterior, hasta llegar a los 50.000 euros, que "a pachas" son 1.000 euros por barba (un pelín menos porque ahora hay que dividir entre 51). Los demás decís que "¡y un güevo!", por lo que tristemente se dirige a mí y me confiesa que él estaba dispuesto a pagar, a pagar un "tributo", pero que son los demás, "los pobres", los que no quieren pagar impuestos. El acepta un impuesto de cuantía fija, incluso uno proporcional al valor del vehículo (su coche vale lo que 20 de los demás alumnos, por lo que estaría dispuesto a pagar 20.000 euros), o uno progresivo (podría pagar 30.000 euros) pero ¡no hay tu tía!¡Ni por eso pasan los muertos de hambre esos! 



            Lo que sucede es que los ricos (como los pobres) siempre están dispuestos a pagar más impuestos, y más impuestos que los pobres, si estos impuestos satisfacen sus necesidades: ¡acabáramos!¡qué también se apuntan al gratis total! Por eso tendrían que ser conscientes de que defender sus vidas y haciendas es más costoso que las de los pobres: cuesta más que la Guardia Civil de vueltas con el patrol alrededor de sus urbanizaciones, que vigilar los barrios de favelas (que, por otro lado se autodefienden solos, por lo que no hay ni que entrar), es más caro proteger sus coches, sus omegas, los abrigos de piel de sus mujeres e incluso a sus mujeres mismas (siempre más despampanantes que las de los pobres, pues ya sabemos que la pobreza envejece y deteriora, y, "como no lo valen" no tienen acceso a "loreales", "clinics", nisiquiera a "ifsrocheres" o "bodisops" varios)... 


           Así de claro lo tienen los ricos de las sociedades más avanzadas del planeta y así se traslada a la literatura científica económica: así siguen sin verlo nuestros ricos (de una hechura parecida a los reyezuelos del África colonial), a toda costa, pendientes de mutilar lo público: al final, la broma les va a salir por un ojo de la cara... y, ¡a sus mujeres, ni les cuento!.





(*) Así nació la policía.