"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

jueves, 17 de noviembre de 2011

Bipartidismo y IV

               ¿Con qué prefiere convivir?: “¿Qué prefiere usted tener en la almohada de su cama, un kilo de mierda o un kilo de escombros?” Así contestaba en “feibook” algo sobre el voto útil. Seguramente todo el mundo preferiría no tener ni escombros ni mierda en la cabecera de su cama, pero, seguramente también la mayoría preferiría tener trozos de ladrillo, cemento, yeso y cal antes que un zurullo. Esto pone en valor político la comedia de Rubí del mal el menos”: el valor del voto útil.



               Pongamos, es un suponer, que sustituimos en la pregunta, el término “mierda” por partido A y el de “escombros” por partido B: esto se convierte en una simple cuestión de este tipo: ¿quién prefiere que gobierne, el partido A o el partido B? Y cada uno, para no ofender, que considere mierda o escombro al PP, al PSOE o a ninguno de los dos.



               De la cuestión surgen tres aspectos a considerar: el primero es aceptar un modelo binómico (A y B) en lugar de otro trinómico o polinómico (A,B,C o A,B,C...Z). El segundo es graduar la intensidad de la preferencia y su posible transformación en acción. Por último hay que considerar el “tiempo de condena”.



               Sobre la primera de las cuestiones, poco hay que decir después del post anterior. Si acaso añadir el problema de las decisiones bimodales respecto a las unimodales, que se estudia en el ámbito de la Hacienda Pública y que tienen que ver con posibles rupturas de las normas de transitividad en la toma de decisiones, aparentemente incomprensibles, pero perfectamente lógicas una vez explicadas: si A es mucha sanidad pública, B menos sanidad pública y C nada de sanidad pública, el socialdemócrata contestará A>B>C y el neoliberal C>B>A

                 Si vemos, por ejemplo, un A>C>B o un C>A>B, pensaremos que lo que tenemos delante es un imbécil, razonamiento que la mayoría de las veces es cierto, con lo cuál no es mala estrategia empezar la conversación dando al sujeto esa denominación. Pero es posible que, en ciertos casos la ordenación bimodal (así se denomina pues si lo representaramos en ese orden en un eje xy y diéramos valores, por ejemplo de 100 u.m. a la A, 50 u.m. a la B y 0 a la C, en el eje de las x, e intensidades de preferencia (del 1 al 10 como en el cole, por ejemplo) en el eje de las y(*)  veríamos un gráfico o con una “montaña” en medio o con dos "cuernos" (bimodal estricta ésta última) responda a una lógica: como ejemplo en libro se plantea el caso de aquél que considera el punto medio el peor posible (ni buena ni mala sanidad/educación, por ejemplo) y lo desecha por un “todo o nada”(**) y como ejemplo en clase planteo el caso de un votante del PP en el País Vasco y de Federico: el primero prefiere PP, luego UpyD, luego PSOE, luego PNV y luego Bildu, pero Federico,en su intimidad, votará en primer lugar al PP, y, en segundo lugar a Bildu: ¿es un imbécil? Bueno, aparte de esto, es un apóstol del “cuanto peor mejor” (para él, que es de lo que vive). Lo dicho: dejando al margen esta pequeña digresión sobre Teoría de la Elección Colectiva, y teniendo en cuenta que aquí cada votante solo vota a un partido en el mismo proceso electoral, y no se le pregunta por una graduación de sus preferencias (lo que sí se hace en las encuestas de valoración de los políticos y por eso sale lo que sale) poco hay que decir.



                La segunda cuestión es más interesante de cara al voto útil: la intensidad de la preferencia. Un ejemplo es esta afirmación “yo no quiero que haya hambre en el mundo pero no muevo un puto dedo para erradicarla”: este sujeto (habitual) manifiesta una preferencia, pero esa preferencia no tiene la suficiente intensidad para que se transforme en acción. Podría decir “yo no quiero que mi hijo pase hambre y por eso todas las mañanas le meto un bollicao en la mochila para que meriende”. En este segundo caso hay una preferencia (“que mi hijo no pase hambre”) y una acción asociada a esa preferencia (“le meto un bollicao en la mochila”): lo que, en mi opinión hace que la preferencia “detone” la acción, lo que se consigue cuando la preferencia es muy intensa. Y, efectivamente, el hijo no morirá de hambre, morirá de un ataque al corazón.



                En esa idea los votos sólo se materializan como resultado de una preferencia muy intensa, que, por otro lado puede ser positiva o negativa: puedo preferir que gobierne Rajoy, pero no estar dispuesto a que lo haga “con mi voto”; por otro lado me gustaría que Rajoy perdiera las elecciones, pero no estoy dispuesto a levantar el culo del asiento e ir a votar “en su contra”, o incluso a cambiar el sentido de mi voto “a cambio de taparme la nariz”.



              Pudiera parecer que la intensidad de la preferencia (que moviliza el voto) es algo absoluto que sólo depende de lo que atraiga o repela una de las opciones: si, por ejemplo el PSOE me promete que me hará ministro de Fomento, habrá generado una preferencia positiva tan intensa en mí que correré a votarle, esto es, iré a las urnas “a votar a favor de”; si el PP me promete que, si ganan, vendrán Rajoy y Soraya a mi casa a sodomizarme, entonces, os juro que correré a votar al PSOE, por correo y el 20N estaré en las “cimbambas orientales”. En este segundo caso habrán conseguido generarme una preferencia negativa tan intensa como para ir a las urnas a votar “en contra de”.



             Pero esto no es cierto: en realidad lo que se mide es la distancia entre las preferencias de los dos partidos. Vuelvo a explicarme, que estoy espeso: si el PSOE me ofrece ser Ministro de Fomento y el PP ser Secretario de Estado de Medio Ambiente, seguiré votando al PSOE con menor intensidad en la preferencia; pero si el PP me ofreciera ser vicepresidente primero del Gobierno pasaría a votar al PP. En la otra línea si el PSOE también me amenazara con que si ganan, vendrían Rubalcaba y Valenciano a darme por culo, entonces ya no votaría a ninguno de los dos, aunque seguiría poniendo tierra por medio: si siendo más realista, uno me prometiera congelación salarial y el otro recorte, votaría al de la congelación, y, por supuesto si uno me promete aumento y otro recorte, votaría al del aumento. Luego la intensidad de la preferencia la determina el diferencial entre las propuestas que me afectan de uno y otro partido y el problema queda reducido a conocer cuáles son esas propuestas.



             Y, pregunto: ¿conocemos esas propuestas? En parte sí y en parte no. En parte sí porque Mariano Manostijeras ya se ha encargado de pregonarlas(*), en parte no porque no nos cuentan toda la verdad y porque, y esto si que es lamentable, la gente no se informa (o sigue determinados prejuicios). Y claro está, si no sabemos donde está el principio de la linde y el final, es difícil que podamos medir el ancho de la finca.



             Algo, pese a todo, intuimos: los dos "nos van a dar por saco", aunque es probable que no el mismo número de veces ni con la misma cantidad de lubricante. De ahí que mi planteamiento inicial fuera mierda/escombros como adorno de la mesilla del dormitorio: si hubieran sido flores, leche o galletitas la respuesta hubiera sido más fácil. Ahora la pregunta del millón es ¿habrá diferencia? ¿y si la hay merece la pena “votar lo menos malo”?



           Para consuelo de tontos queda el tercer aspecto, el marco temporal: después de todo les votamos por cuatro años ¿no?... Pues eso, aguantamos y a los cuatro años ¡los despachamos y listo! Total, cuatro años los podemos aguantar ¿Y luego que es eso de “¿y listo?”? ¿a qué otra banda de sodomitas ponemos?





P.D. Hasta aquí llega la serie. Los días pasan y como un cobarde me refugio en el academicismo, antes de decir a quién creo que hay que votar. Pero es que ya queda menos... y todavía no lo tengo claro. Veo opciones... Si al menos las papeletas tuvieran la cara de los candidatos lo tendría algo más fácil. Por otro lado estamos a jueves y lo único que he visto es que ya me han invitado cuatro veces a la cena-mitín que celebra mañana ZP, aquí en Madrid, digo aquí en el León-Arena, por lo que intuyo que debe haber dificultades para "colocar" (vulgo "vender") las entradas. He declinado porque en realidad la cena es un catering: creo que no dejan meter comida ni bebida del exterior y camuflar una tarta de nata debajo del barbour es tan difícil...



(*) Aunque me suelen poner verde, prefiero con mucho esta terminología a la "afrancesada" de las "abscisas" y "ordenadas" con las que siempre me confundo.


(**) Recortes en la Administración: coches oficiales, altos cargos, funcionarios... todos sabemos que eso es el chocolate del loro: con eso no alcanza ni para pagar el papel timbrado de nuestros acreedores: lo que realmente quiere decir es recorte de todos los servicios sociales que prestan las Administraciones Públicas: eso sí que es una “pasta”, una “pasta” para el PP y sus secuaces (CEOE, banqueros...) innecesaria.

12 comentarios:

  1. Ante tus dudas y tu razonamiento, te recomiendo una propuesta que ha circulado esta campaña, ni mierda ni escombros pues, ¿por qué elegir un mal menor?

    Al menos estos detallan su programa electoral en interesantísimos vídeos.

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  2. oh susanaaa ♬ ♪ ♩ ♭ ♪

    un dia de estos me construyo el halcon milenario y me largoo¡ :)

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  3. lo que vamos a ver los siguientes meses...

    esto sera como en la pelicula " ALIEN " :)

    lo pongo como si fuera la computadora de la USS NOSTROMO..jeje..

    piiiriririrpprrrprrprprnonononopiiipiririririrrrrriiii... xD

    REFORMA DE LA LEY DEL SUELO...prprprpr

    REFORMA DE LA LEY DE INMIGRACION...EXPLUSION MASIVA DE INMIGRANTES DIN PAPELES...tiiiroriprprprr

    DESCENSO DEL PARO DE FORMA VERTIGINOSA..prprprpr

    UN MILLON Y MEDIO DE PARADOS..prrrrprprpr...PARO TECNICO..

    DEMAS CONSIDERACIONES SECUNDARIAS..........


    ........TRIPULACION SACRIFICABLE..........

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  4. No sé Runner: a mi esos de Cthulhu me dan un poco de miedo. Me parecen más divertidos los de #comandonarizdepayaso.

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  5. Sí claro, Crosscountry no lo había pensado: sacrificando la tripulación se puede acabar con el paro. Iba a hacer un chiste malo sobre esa solución y Alemania pero me lo guardo para no bajar el nivel del blog.

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  6. Prefiero NO posponer el fin del bipartidismo hasta dentro de 4 años, yo empiezo ya. Yo voto a un minoritario. Al menos que vayan cogiendo experiencia desde ya.

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  7. no me has entendido lo tienen todo programado...solucion burda para un problema burdo :)

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  8. Hank "contra-ti-está" Rearden17 de noviembre de 2011, 23:48

    Yo votare a quien te haga Ministro de Fomento :-)))

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  9. Puaf es que estamos hablando de más de un kilo e mierda/escombros, no se va a tener ni la cama.

    Mejor hablemos de a quien se va a destinar lo poco que queda, a ti como persona, tu trabajo, tu currículum, tu esfuerzo, ambiciones....

    Es que es lo que buscan en realidadlas clases privilegiadas, una especie de sustento casi gratuito, creo que es la peor de las mierdas, pero eso sí, entre a menos se haga eso mejor.

    Nunca me he creído el cuento de que los ricos son los "listos" y generan prosperidad...

    Y el mejor invento de los mercados, esa prima de riesgo que en la vida la he visto, vaya chorrada de valor financiero.

    Y resulta que en este preciso momento por el simple hecho de haber nacido ya le debemos aprox, unos 50,000 euros a los mercados, con un estado vendido, (en tiempo real), y esto a los "mercados" preferiría dárselo todo a un tipo como este :

    http://vimeo.com/32151543

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  10. Vale, Hank. Quedamos en la gasolinera de
    siempre a ver qué se puede hacer...

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  11. LOL!

    ¿No podría ser en otro sitio mas modesto como una tienda de Versace?. El diésel se está convirtiendo en artículo de lujo

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  12. No Hank, el protocolo del Ministerio de Fomento obliga a que estos acuerdos se realicen en una gasolinera: si no, no hay trato, campeón.

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