¿Con qué prefiere
convivir?: “¿Qué prefiere usted tener en la almohada de su cama,
un kilo de mierda o un kilo de escombros?” Así contestaba en
“feibook” algo sobre el voto útil. Seguramente todo el mundo
preferiría no tener ni escombros ni mierda en la cabecera de su
cama, pero, seguramente también la mayoría preferiría tener trozos
de ladrillo, cemento, yeso y cal antes que un zurullo. Esto pone en
valor político la comedia de Rubí “del mal el menos”: el valor
del voto útil.
Pongamos, es un suponer,
que sustituimos en la pregunta, el término “mierda” por partido
A y el de “escombros” por partido B: esto se convierte en una
simple cuestión de este tipo: ¿quién prefiere que gobierne, el
partido A o el partido B? Y cada uno, para no ofender, que considere
mierda o escombro al PP, al PSOE o a ninguno de los dos.
De la cuestión surgen
tres aspectos a considerar: el primero es aceptar un modelo binómico
(A y B) en lugar de otro trinómico o polinómico (A,B,C o
A,B,C...Z). El segundo es graduar la intensidad de la preferencia y
su posible transformación en acción. Por último hay que considerar
el “tiempo de condena”.
Sobre la primera de las
cuestiones, poco hay que decir después del post anterior. Si acaso
añadir el problema de las decisiones bimodales respecto a las
unimodales, que se estudia en el ámbito de la Hacienda Pública y
que tienen que ver con posibles rupturas de las normas de
transitividad en la toma de decisiones, aparentemente
incomprensibles, pero perfectamente lógicas una vez explicadas: si A
es mucha sanidad pública, B menos sanidad pública y C nada de
sanidad pública, el socialdemócrata contestará A>B>C y el
neoliberal C>B>A.
Si vemos, por ejemplo, un A>C>B o un
C>A>B, pensaremos que lo que tenemos delante es un imbécil,
razonamiento que la mayoría de las veces es cierto, con lo cuál no
es mala estrategia empezar la conversación dando al sujeto esa
denominación. Pero es posible que, en ciertos casos la ordenación
bimodal (así se denomina pues si lo representaramos en ese orden en
un eje xy y diéramos valores, por ejemplo de 100 u.m. a la A, 50
u.m. a la B y 0 a la C, en el eje de las x, e intensidades de preferencia (del 1 al 10 como en el cole, por ejemplo) en el eje de las y(*) veríamos un gráfico o con una “montaña”
en medio o con dos "cuernos" (bimodal estricta ésta última) responda
a una lógica: como ejemplo en libro se plantea el caso de aquél que
considera el punto medio el peor posible (ni buena ni mala
sanidad/educación, por ejemplo) y lo desecha por un “todo o
nada”(**) y como ejemplo en clase planteo el caso de un votante del
PP en el País Vasco y de Federico: el primero prefiere PP, luego
UpyD, luego PSOE, luego PNV y luego Bildu, pero Federico,en su
intimidad, votará en primer lugar al PP, y, en segundo lugar a
Bildu: ¿es un imbécil? Bueno, aparte de esto, es un apóstol del
“cuanto peor mejor” (para él, que es de lo que vive). Lo dicho:
dejando al margen esta pequeña digresión sobre Teoría de la
Elección Colectiva, y teniendo en cuenta que aquí cada votante solo
vota a un partido en el mismo proceso electoral, y no se le pregunta
por una graduación de sus preferencias (lo que sí se hace en las
encuestas de valoración de los políticos y por eso sale lo que
sale) poco hay que decir.
La segunda cuestión es
más interesante de cara al voto útil: la intensidad de la
preferencia. Un ejemplo es esta afirmación “yo no quiero que haya
hambre en el mundo pero no muevo un puto dedo para erradicarla”:
este sujeto (habitual) manifiesta una preferencia, pero esa
preferencia no tiene la suficiente intensidad para que se transforme
en acción. Podría decir “yo no quiero que mi hijo pase hambre y
por eso todas las mañanas le meto un bollicao en la mochila para que
meriende”. En este segundo caso hay una preferencia (“que mi hijo
no pase hambre”) y una acción asociada a esa preferencia (“le
meto un bollicao en la mochila”): lo que, en mi opinión hace que
la preferencia “detone” la acción, lo que se consigue cuando la
preferencia es muy intensa. Y, efectivamente, el hijo no morirá de
hambre, morirá de un ataque al corazón.
En esa idea los votos sólo
se materializan como resultado de una preferencia muy intensa, que,
por otro lado puede ser positiva o negativa: puedo preferir que
gobierne Rajoy, pero no estar dispuesto a que lo haga “con mi
voto”; por otro lado me gustaría que Rajoy perdiera las
elecciones, pero no estoy dispuesto a levantar el culo del asiento e
ir a votar “en su contra”, o incluso a cambiar el sentido de mi
voto “a cambio de taparme la nariz”.
Pudiera parecer que la
intensidad de la preferencia (que moviliza el voto) es algo absoluto
que sólo depende de lo que atraiga o repela una de las opciones: si,
por ejemplo el PSOE me promete que me hará ministro de Fomento,
habrá generado una preferencia positiva tan intensa en mí que
correré a votarle, esto es, iré a las urnas “a votar a favor de”;
si el PP me promete que, si ganan, vendrán Rajoy y Soraya a mi casa
a sodomizarme, entonces, os juro que correré a votar al PSOE, por
correo y el 20N estaré en las “cimbambas orientales”. En este
segundo caso habrán conseguido generarme una preferencia negativa
tan intensa como para ir a las urnas a votar “en contra de”.
Pero esto no es cierto: en
realidad lo que se mide es la distancia entre las preferencias de los
dos partidos. Vuelvo a explicarme, que estoy espeso: si el PSOE me
ofrece ser Ministro de Fomento y el PP ser Secretario de Estado de
Medio Ambiente, seguiré votando al PSOE con menor intensidad en la
preferencia; pero si el PP me ofreciera ser vicepresidente primero
del Gobierno pasaría a votar al PP. En la otra línea si el PSOE
también me amenazara con que si ganan, vendrían Rubalcaba y
Valenciano a darme por culo, entonces ya no votaría a ninguno de los
dos, aunque seguiría poniendo tierra por medio: si siendo más
realista, uno me prometiera congelación salarial y el otro recorte,
votaría al de la congelación, y, por supuesto si uno me promete
aumento y otro recorte, votaría al del aumento. Luego la intensidad
de la preferencia la determina el diferencial entre las propuestas
que me afectan de uno y otro partido y el problema queda reducido a
conocer cuáles son esas propuestas.
Y, pregunto: ¿conocemos
esas propuestas? En parte sí y en parte no. En parte sí porque
Mariano Manostijeras ya se ha encargado de pregonarlas(*), en parte
no porque no nos cuentan toda la verdad y porque, y esto si que es
lamentable, la gente no se informa (o sigue determinados prejuicios).
Y claro está, si no sabemos donde está el principio de la linde y
el final, es difícil que podamos medir el ancho de la finca.
Algo, pese a todo, intuimos:
los dos "nos van a dar por saco", aunque es probable que no el mismo
número de veces ni con la misma cantidad de lubricante. De ahí que
mi planteamiento inicial fuera mierda/escombros como adorno de la
mesilla del dormitorio: si hubieran sido flores, leche o galletitas
la respuesta hubiera sido más fácil. Ahora la pregunta del millón
es ¿habrá diferencia? ¿y si la hay merece la pena “votar lo
menos malo”?
Para consuelo de tontos
queda el tercer aspecto, el marco temporal: después de todo les
votamos por cuatro años ¿no?... Pues eso, aguantamos y a los cuatro
años ¡los despachamos y listo! Total, cuatro años los podemos
aguantar ¿Y luego que es eso de “¿y listo?”? ¿a qué otra
banda de sodomitas ponemos?
P.D. Hasta aquí llega la
serie. Los días pasan y como un cobarde me refugio en el
academicismo, antes de decir a quién creo que hay que votar. Pero es
que ya queda menos... y todavía no lo tengo claro. Veo opciones... Si al menos las papeletas tuvieran la cara de los candidatos lo tendría algo más fácil. Por otro lado estamos a jueves y lo único que he visto es que ya me han invitado cuatro veces a la cena-mitín que celebra mañana ZP, aquí en Madrid, digo aquí en el León-Arena, por lo que intuyo que debe haber dificultades para "colocar" (vulgo "vender") las entradas. He declinado porque en realidad la cena es un catering: creo que no dejan meter comida ni bebida del exterior y camuflar una tarta de nata debajo del barbour es tan difícil...
(*) Aunque me suelen poner verde, prefiero con mucho esta terminología a la "afrancesada" de las "abscisas" y "ordenadas" con las que siempre me confundo.
(**) Recortes en la
Administración: coches oficiales, altos cargos, funcionarios...
todos sabemos que eso es el chocolate del loro: con eso no alcanza ni
para pagar el papel timbrado de nuestros acreedores: lo que realmente
quiere decir es recorte de todos los servicios sociales que prestan
las Administraciones Públicas: eso sí que es una “pasta”, una
“pasta” para el PP y sus secuaces (CEOE, banqueros...)
innecesaria.
Ante tus dudas y tu razonamiento, te recomiendo una propuesta que ha circulado esta campaña, ni mierda ni escombros pues, ¿por qué elegir un mal menor?
ResponderEliminarAl menos estos detallan su programa electoral en interesantísimos vídeos.
oh susanaaa ♬ ♪ ♩ ♭ ♪
ResponderEliminarun dia de estos me construyo el halcon milenario y me largoo¡ :)
lo que vamos a ver los siguientes meses...
ResponderEliminaresto sera como en la pelicula " ALIEN " :)
lo pongo como si fuera la computadora de la USS NOSTROMO..jeje..
piiiriririrpprrrprrprprnonononopiiipiririririrrrrriiii... xD
REFORMA DE LA LEY DEL SUELO...prprprpr
REFORMA DE LA LEY DE INMIGRACION...EXPLUSION MASIVA DE INMIGRANTES DIN PAPELES...tiiiroriprprprr
DESCENSO DEL PARO DE FORMA VERTIGINOSA..prprprpr
UN MILLON Y MEDIO DE PARADOS..prrrrprprpr...PARO TECNICO..
DEMAS CONSIDERACIONES SECUNDARIAS..........
........TRIPULACION SACRIFICABLE..........
No sé Runner: a mi esos de Cthulhu me dan un poco de miedo. Me parecen más divertidos los de #comandonarizdepayaso.
ResponderEliminarSí claro, Crosscountry no lo había pensado: sacrificando la tripulación se puede acabar con el paro. Iba a hacer un chiste malo sobre esa solución y Alemania pero me lo guardo para no bajar el nivel del blog.
ResponderEliminarPrefiero NO posponer el fin del bipartidismo hasta dentro de 4 años, yo empiezo ya. Yo voto a un minoritario. Al menos que vayan cogiendo experiencia desde ya.
ResponderEliminarno me has entendido lo tienen todo programado...solucion burda para un problema burdo :)
ResponderEliminarYo votare a quien te haga Ministro de Fomento :-)))
ResponderEliminarPuaf es que estamos hablando de más de un kilo e mierda/escombros, no se va a tener ni la cama.
ResponderEliminarMejor hablemos de a quien se va a destinar lo poco que queda, a ti como persona, tu trabajo, tu currículum, tu esfuerzo, ambiciones....
Es que es lo que buscan en realidadlas clases privilegiadas, una especie de sustento casi gratuito, creo que es la peor de las mierdas, pero eso sí, entre a menos se haga eso mejor.
Nunca me he creído el cuento de que los ricos son los "listos" y generan prosperidad...
Y el mejor invento de los mercados, esa prima de riesgo que en la vida la he visto, vaya chorrada de valor financiero.
Y resulta que en este preciso momento por el simple hecho de haber nacido ya le debemos aprox, unos 50,000 euros a los mercados, con un estado vendido, (en tiempo real), y esto a los "mercados" preferiría dárselo todo a un tipo como este :
http://vimeo.com/32151543
Vale, Hank. Quedamos en la gasolinera de
ResponderEliminarsiempre a ver qué se puede hacer...
LOL!
ResponderEliminar¿No podría ser en otro sitio mas modesto como una tienda de Versace?. El diésel se está convirtiendo en artículo de lujo
No Hank, el protocolo del Ministerio de Fomento obliga a que estos acuerdos se realicen en una gasolinera: si no, no hay trato, campeón.
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