La periodista (que no economista) Naomi Klein, en su libro “La Doctrina del Shock” sostiene que el capitalismo consigue sus avances aprovechándose de los desastres que sufren las sociedades. Para ello toma como referencia la frase del economista y Premio Nobel, Milton Friedman que asegura que “Sólo una crisis, real o percibida como real, permite un auténtico cambio”.
Se puede discutir sobre la existencia de una “mano negra” que incluso prepare meticulosamente las catástrofes naturales que sirven para golpear las sociedades antes de empujarlas al cambio, pero, lo que parece fuera de duda es que cualquier crisis genera oportunidades, al menos en el bando de los que lo tienen todo. La doctrina del shock es lo que, en estos pagos, se define como “a río revuelto, ganancia de pescadores”. De los beneficios de los peces no se dice nada, probablemente porque, con el río revuelto, no obtienen ninguno.
La nevada caída sobre Cataluña la pasada semana y la serie de apagones sufridos, sobretodo, en la provincia de Gerona, parecen un capítulo más del libro de Klein: una catástrofe, indudablemente propiciada por un fenómeno natural, más o menos imprevisible, pero causada, ante todo, por la falta de mantenimiento del tendido eléctrico y por la desidia de las compañías eléctricas.
En ese escenario, la gente sin luz ni calefacción en sus casas, sin poderse mover... la sociedad catalana se encuentra en estado de shock. ¿y cuál es la oportunidad de negocio que se abre para cambiar sus conductas? Han bastado unos pocos días para oírlo de boca de los gobernantes: El MAT, la línea de muy alta tensión: “con ella esto no hubiera sucedido”, afirman, impudicamente, en un ejercicio intelectual propio de la ciencia ficción.
En ese escenario, la gente sin luz ni calefacción en sus casas, sin poderse mover... la sociedad catalana se encuentra en estado de shock. ¿y cuál es la oportunidad de negocio que se abre para cambiar sus conductas? Han bastado unos pocos días para oírlo de boca de los gobernantes: El MAT, la línea de muy alta tensión: “con ella esto no hubiera sucedido”, afirman, impudicamente, en un ejercicio intelectual propio de la ciencia ficción.
Con esto todo cobra sentido: la falta de mantenimiento de las líneas, la pereza de las eléctricas a la hora de reparar los daños, el desprecio a los ciudadanos por parte de la clase política autonómica y nacional... todo iba orientado a un fin: demostrar a los ciudadanos reticentes a una infraestructura mastodóntica, destructiva y sin sentido, que la vida sin el MAT, va a ser muy, pero que muy dolorosa. ¡Ya se encargarán ellos de que así sea!
P.D. Y que mis paisanos asturianos y leoneses se vayan preparando porque después les tocará a ellos: la línea Sama-Velilla está en marcha.
Como los mafiosos, primero te destrozan el negocio y luego te venden la protección. Lo más imbécil de la MAT (aquí en el Alt Empordà hay mucha oposición al proyecto) es que Francia no tendrá capacidad de generar la electricidad que querían exportar hacia Portugal y Marruecos (España es excedentaria); aunque los franceses no quieren verlo, se empieza a notar que escasea el uranio y este invierno Francia ha tenido que importar electricidad e incluso ha tenido apagones. Qué mundo de locos.
ResponderEliminarEditorial en El País: hace falta la MAT, aunque si sigues leyendo reconocen que lo que ha fallado es la red de distribución de media y baja tensión. Qué morro. En:
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/opinion/Lecciones/nevada/elpepiopi/20100314elpepiopi_2/Tes
El País, como siempre "ni quita ni pone rey, pero ayuda a su señor". Templa gaitas, pero al final aprovecha para decir MAT sí y luego arreglaremos la distribución. El grado de presión de los medios en pro del MAT va en aumento. Esto no ha hecho más que empezar...
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