"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

sábado, 10 de abril de 2010

Varela killed the Garzon star


         La dialéctica nos enseña que el devenir no es otra cosa que una lucha de contrarios, un juego de contradicciones. Por más que se oculte o disimule una contradicción, ésta acaba, más o menos tarde, por aparecer de nuevo, y allí estará hasta que se resuelva.

          El caso de Garzón, ese mal juez, pésima persona y amenaza para el Estado de Derecho, ha sacado a la luz la contradicción de nuestro Sistema Democrático. España es una “democracia incompleta”(*); no es otra cosa que un Estado fundado el primero de abril de 1.939 y “amejorado” por la Constitución de 1.978. En consecuencia su ordenamiento jurídico es el propio del Estado del treinta y nueve y, como tal, reaccionará brutalmente contra cualquier cuerpo extraño que en él se aloje. No me sorprende, por tanto, nada de lo que pasó , ni de lo que pasará en los siguientes meses.
          Lo que sí es sorprendente es que se hable de “transición modélica” cuando no fue así, o que se diga que el actual Estado es heredero de la Segunda República, algo que, a todas luces, resulta increíble. Ahora todas esas contradicciones salen a la luz. El actual Estado español es un árbol que hunde sus raíces en el “Movimiento Nacional” y con cuyos frutos podridos nos desayunamos todos los días: hoy con una nueva humillación a las víctimas del fascismo, mañana con el sostenimiento de una monarquía corrupta, pasado con el freno al desarrollo de un Estado federal...
           No es posible resolver el problema ni con cien, ni con mil garzones. Se requiere una iniciativa política y social para extirpar este Estado del treinta y nueve y crear otro que enlace, éste sí, con el modelo de Estado del 14 de abril de 1.931. Pero me temo que esa iniciativa es imposible: los partidos políticos existentes, aunque en algunos casos usurpen las siglas que dieron vida al Estado republicano, en realidad son parte del Estado postfascista. La sociedad no se preocupa de estas menudencias, sino de cosas más importantes como la nariz de la Esteban, o el derbi de esta noche.
           Lo único interesante de este caso, es que es un ejemplo que explica por qué muchos no queremos ser españoles: no por que seamos separatistas ni por ganas de fastidiar; simplemente es porque tenemos el estómago sensible y no estamos dispuestos a comulgar con las ruedas de molino con las que se ha construido ESTA España.


(*) Extraordinaria definición acuñada por el Profesor Vicenç Navarro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario