Las estimaciones sobre los daños económicos del "plantón" de los controladores aéreos en el puente, suponen, según las lenguas mediáticas unos mil millones de euros. Para dar fe de la importancia de la magnitud, y teniendo en cuenta que todos sabemos echar cuentas sobre la leche, el pan o la gasolina, pero pocos sobre magnitudes elevadas, recurro siempre al mismo truco: supongo el P.I.B. español en un billón de euros, luego cada punto de P.I.B. corresponde a 10.000 millones de euros. Esto quiere decir que la gracia de los controladores ha supuesto una caída de una décima de nuestro P.I.B., algo económicamente más importante que la pérdida de unas vacaciones en Eurodisney, por más que la niña llore porque se ha quedado sin el autógrafo de "mikimaus". En su lugar podremos darle el de Mackiemesser: que se lo hagan llegar los de "callejeros" o los del "comando actualidad".
Convertir esos mil millones de euros en puestos de trabajo es algo que se puede hacer, como todo en la economía, echando mano al arte de birbibirloque, que, en estos pagos, se llama un sistema "recartiano"(*) Si el afectado es el sector turístico, podemos pensar que son actividades "de gran valor añadido" esto es, como el café en el bar: al tío le cuesta treinta céntimos y nos lo pone a 1,20€. Los costes de "fabricación" de esos servicios dejados de prestar, serán de ese orden, pongamos unos trescientos millones. De esos trescientos millones, seguramente no menos de 200 corresponderán a gastos de personal, porque son actividades "intensivas de mano de obra", que es una forma fina de decir que hay mucho currito aplicado a ellas. Doscientos millones es el sueldo de unos 1.000 controladores; si cada controlador gana lo que diez trabajadores "normales"(**), ya tenemos los empleos perdidos por su absentismo laboral: 10.000 criaturitas a la puta calle.
¿Debemos creernos esos datos? Diversas razones aconsejan desconfiar de ellas: en primer lugar son estimaciones del propio sector, "de parte": y ya sabemos que, en este país, y desde el Gran Capitán, el que no llora no mama. Así que "de picos, palas y azadones, en vez de cien, pongamos, mil millones".
La segunda razón para desconfiar tiene que ver con que "a río revuelto, ganancia de pescadores": unos pierden y otros ganan: los bocadillos del bar del aeropuerto desaparecen, los hoteles de Barajas llenos, carreras de taxis hiperkilométricas... Los bienes y servicios que por un lado desaparecen, por otro lado dan paso a otros distintos, que, obviamente, ni se computan, ni se declaran (ni a los medios, ni al fisco).
Y finalmente hay que tener en cuenta que lo que el pasajerito ocioso no gasta en ese puente ya lo gastará en navidades. Y aquí llegamos al punto clave: el turista que ve frustrada sus expectativas de ir en globo por la Capadocia, gastará ese dinerito en acudir al (atestado) cotillón de fin de año en el madrileño Círculo de Bellas Artes, y todavía tiene para unos churritos en San Ginés; y de esta manera, lo que iba a generar bienes y servicios en el país del turco, se "gasta en casa" (una aproximación castiza al concepto de PIB). Puesto que, como dije en el primer post de la serie, este puente era sobretodo "muy español", hay que creer que una parte de los bienes y servicios que se iban a producir y que se "abortaron" con el conflicto laboral iban a ser producidos en otra parte y ahora, mira tú, van "a dar a luz", en nuestro P.I.B. y no en casa del vecino.
Y esto me da una idea para solucionar la crisis, que corro a explicar a mi jefa: ahora que están militarizadas las torres de control junto con los bichos que hay dentro: ¿qué tal si probamos a cerrar el espacio aéreo "de o hacia" el exterior y dejamos abierto sólo el nuestro, el de los vuelos "domésticos"? y si ya puestos ¿sólo dejamos aterrizar aviones y que ninguno despegue? Así dicho parece una chorrada, pero...¿y aplicado a otras cosas? Vuelve el mercantilismo... por lo pronto, estas Navidades... ¡consuma productos españoles! (fabricados en la China y traídos de contrabando para El Corte Inglés).
(*) De Recarte; no confundir con Ricardiano (de David Ricardo). El método aplicado por este (d)emérito economista (Recarte, aclaro) se parece al juego de palabras que hacíamos de críos: ¿en que se parece una vaca a una bola? En que la vaca de leche, de la leche se saca la nata, de la nata la mantequilla, de la mantequilla no se saca nada, el que nada no se ahoga, el que se ahoga es un bruto ,Bruto mató a César, César está en Roma, Roma está en Italia, Italia está en el mundo y el mundo es una bola. Este método científico se aplica mucho en economía, y ¡ay! me temo que en el resto de las ciencias también.
(**) Y podría mantener a veinte pensionistas, con lo que se desvela la falacia de que con mucho jubilado no se puede sostener el sistema público de pensiones: basta con que los pocos trabajadores activos que queden ganen como los controladores: así que ya sabemos... ¡a mejorar la rentas salariales!, ¡a repartir mejor la riqueza!.
¿Conseguirá algún día el sistema recartiano calcular los puestos de trabajo que destruye la huelga de los grandes inversionistas porque les sale más a cuenta especular que invertir en economía real? Misterios de la ciencia (económica), tan inextricables como la creación de vida a partir del arsénico.
ResponderEliminarParecenme muchos millones. No obstante hay que diferenciar entre el coste para la economía del país (donde efectivamente unos ganan y otros pierden) y el coste de los perjuicios (y lucro cesante) de aquellos afectados por el cierre del espacio aéreo, que necesariamente es mayor, puesto que es la suma de los que pierden.
ResponderEliminarEn todo caso me resulta exagerado. Si divido el PIB (1 billón €) entre 365 dias que tiene el año me da unos 2700 millones al día, de manera que los 1000 millones alegados suponen que mas del 33% del PIB está afectado directamente por el transito aéreo (considero solo las 24 horas de cierre). La economia española no depende en un 33% del tráfico aéreo.