Escribe atinadamente un lector (tengo pocos pero muy inteligentes, esto ya va a parecer “La Codorniz”), lo siguiente, a propósito de “er tema” del mes: “Yo no defendería tan acérrimamente a un colectivo que gana tanto dinero, pero comparto plenamente el fondo del artículo”.
Carles, tengo la misma sensación agridulce que tú: considero que los generadores del conflicto son los controladores (impresentables), pero me preocupan tres cosas:
- La "trivialización" de un estado excepcional, previsto en la Constitución, como si no tuviera importancia, no pasara nada, o no fuera con nosotros: es un estado excepcional que afecta a TODOS los españoles, no sólo a los controladores. Estoy seguro que, en el futuro, situaciones como las que ha vivido Grecia o Francia, se resolverán en España con declaraciones de estado de alarma (o más): esto nos coloca en la "segunda división" de las democracias europeas.
- Que se declare "con carácter preventivo", por si acaso, no sea qué: ¡tiembla Bush, que vamos a superar lo de Guantánamo!
- Que, hoy, por ejemplo, se proceda a privatizar la gestión de varios aeropuertos: suena a "doctrina del shock": una crisis, real o percibida como tal, es una oportunidad para realizar un cambio económico o social (M.Friedman).
- Sorprende la posición de los nacionalistas: no tienen memoria de los estados de excepción que han padecido no hace tanto tiempo como para que los hayan olvidado. Tomo nota, porque, al parecer, con tal de que las cosas funcionen, el Estado de Derecho es secundario. Cuando resucite Aznar y empiece a suspender competencias autonómicas no tendrán legitimidad para protestar: al igual que la socialdemocracia en lo económico, la habrán perdido.
Pero al parecer todo esto da igual: se muere un “cantaor” y “to's” pendientes... o del Galgo: otra cosa igual. Evidentemente tengo para mí cómo funciona esto del deporte de élite (o elite, como corregiría mi hermano), pero ¡cuidado! “palabra de Guardia Civil” no es “palabra de Dios”(*), ni tampoco sentencia firme... Aunque, como escuché ayer en “la noche en 24 horas” a un habitual cantamañanas(**): en un lado está la presunción de inocencia y en el otro está la actuación de un cuerpo muy acreditado, profesional y merecedor de una gran solvencia en sus actuaciones... Y ¿sabéis lo peor?: Anasagasti, invitado a la tertulia, asentía.
(*) Insisto: “el peor enemigo del Estado de Derecho es la policía”, dijo Russell en sus Memorias y Reflexiones... Russell, ¡joer! ¡Casi un revolucionario! ¡Lo que hay que ver!, ¡lo que ha retrocedido el mundo!.
(**) El mismo que antes había soltado que esas preocupaciones por la procedencia del estado de alarma eran florituras de salón, y que creía que ninguno de los críticos con la medida dormirían intranquilos temblando por sus derechos y libertades: ¡y luego decimos que los de Sálvame no son periodistas serios!
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