La “guoooooooorquin classssss” está dividida, o sea, a ver si me comprendessssss, no sé, a ver, no me refiero a todo ese rollo del proletariado, o como se diga, unido, no no, me refiero a algo más simple, no sé, como más cotidiano... no sé si me entiendessssss.
A ver, Carmen, déjame que lo explique yo: cuando tú o yo vamos a coger el ascensor y vemos dos botones, uno con una flecha hacia arriba y otro con una flecha hacia abajo, ya sabemos para que sirve cada botón, pero si el que se dispone a coger el ascensor fuera un extraterrestre no sabría si esos símbolos indican lo que quieren que haga el ascensor o lo que quieres hacer tú. Si el extraterrestre fuera inteligente (es decir, distinto de tí, Carmen) pensaría que esa segunda opción es la única posible porque, en la mayoría de los ascensores (los que no tienen un indicador de la planta en que está detenido, o está tan alto que no se llega a ver bien), no sabemos dónde se encuentra en esos momentos la caja.
El extraterrestre ignora que la “psique social” cree siempre que el ascensor “está arriba” y baja para recogernos, de ahí que se llame “ascensor”, “elevator”, “lift” y no “descensor” o su equivalente en las lenguas bárbaras, lo que supondría que habría que pulsar la tecla con la flecha hacia abajo si estamos en el portal, la de arriba si estamos en la azotea y, un botón al azar si estamos en un punto intermedio.
Y aquí entra en juego tu “working class”: Los anglosajones con su “fala” dividen la “working class” en dos grupos: los “blue collars” y los “white collars”, precisamente por el atuendo que llevamos los trabajadores. Puesto que para los parásitos capitalistas y sus lacayos (como tú), no somos más que ganado, de ahí el apropiado nombre de “collar”: es lo que tienen los anglosajones, que son muy sinceros.
Los “blue collars” no son, como tu crees, los chóferes, sino aquellos que trabajan con lo que nosotros llamamos “mono” y ellos llaman “buzo”, es decir los “obreros industriales”. Los “white collars” no son tampoco los mayordomos, sino los que trabajan enseñando lo que nosotros llamamos “cuello de la camisa” y ellos llaman “oxford”, es decir el “obrero oficinista”(*): pues bien, los primeros sólo ven ascensores de este tipo cuando van al hospital mientras que los segundos están acostumbrados a zascandilear en ellos todo el santo día. Como resultado unos tocan un botón y los otros el otro, y, al final, los dos botones suelen estar encendidos a la vez.
Y, esto lo añado yo, si en una cosa tan simple ya tenemos perfectamente domada a la masa, ¿como estará de amaestrada en cosas más importantes?
(*) Éste es algo más gilipollas porque no se cree obrero, sino otra cosa: debe ser que la corbata (o la bata o la toga) obstruye el riego sanguíneo del cerebro.
La 'doctrina del schock' ha sido una de las asignaturas especiales del patrocinado Milton Friedman y sus santificados comilitones.
ResponderEliminar(Ya en 1938 la revista Time elegía hombre del año a uno de los títeres que por entonces promovía la multinacional de la oscuridad).
http://vimeo.com/18758226
Efectivamente... Casi todo lo que nos está pasando en materia de recortes públicos y regoalitos a la banca encaja perfectamente en "la doctrina del shock"... Buen libro (un poco tramposo como comentaba en algún post), de hecho fue lectura obligatoria para un grupo de alumnos de mi asignatura hace un par de años.
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