Pero, como decía, poner a competir liebres y tortugas aunque sea dejando metros de ventaja a las segundas no deja de ser un "parche": una aproximación a una sociedad verdaderamente justa debería de organizar la competición para las liebres y repartir el premio entre liebres y tortugas. Entra así en juego el famoso principio comunista de que cada uno aporte según su capacidad y reciba según su necesidad: las personas con más talentos, con más valía para cada cosa que realicen esa cosa y, a la hora de repartir, que sea la necesidad (real) la que sirva de patrón para el reparto: que reciba más el que más lo necesita o que reciba lo que necesita.
Ese es el tipo de sociedad ideal que supera los problemas de las sociedades adquisitivas (capitalistas) y de las sociedades funcionales (meritocracias). A la hora de pedir arrimar el hombro cada uno arrimará lo que pueda, a la hora de solucionar las necesidades, se atenderá de forma prioritaria a quién más lo necesite, o lo que necesite sea prioritario. Esto, por cierto, resuelve el recurrente problema de la flauta de Sen de este foro: la flauta la habrá fabricado el que sabía y pudo hacerla, pero la disfrutará quién más la necesite: si la necesidad prioritaria es que todo niño tenga un juguete el que no tenía nada, si la necesidad prioritaria es escuchar música el que sepa tocarla(*).
¡Planteamiento fácil, demagogo, utópico! ¿En serio? Pues no sé, a bote pronto, se me ocurren tres ejemplos donde ese modelo funciona y funciona bastante bien (o digo que perfectamente): en las familias (por lo menos hasta que la burguesía y el capitalismo introdujo la moda de la separación de bienes, o del "este finde salgo yo con mis amigas y el siguiente tú con tus amigos"), especialmente en las familias con hijos, en los conventos y en los Kibutzs.
Y si en estos tres sitios funciona (y lo lleva haciendo desde siglos) podemos intentarlo, no sé, ¡a un nivel más elevado!
(*) Siempre que luego no recurra a la Ley Biden-Sinde para pedir derechos de autor.
Esto es un deja vu... en realidad puede que te sorprenda pero estoy bastante de acuerdo, al menos en que ese planteamiento funciona en algunos casos, paradójicamente, algunos bien instalados en la sociedad capitalista y que son, precisamente, los que te quieres cargar con los posts anteriores (eso de impedir que la familia siga disfrutando de lo que consigan sus miembros cuando pasen a mejor vida). También funcionan así las sociedades tribales y otros pueblos indígenas.
ResponderEliminarLa diferencia, quizá, es que donde esto funciona existen fuertes lazos entre los miembros de la comunidad, lazos que preceden o, cuando menos, están muy por encima de la organización económica y reparto del trabajo y son esos lazos los que sustentan el sistema.
El problema es intentar establecer un sistema así en ausencia de estos lazos, a gran escala o en ausencia de estos lazos y a gran escala al mismo tiempo. Esos lazos, en mi opinión, no se pueden forzar, sólo sustituir por la fuerza, que irónicamente es menos fuerte que los lazos a los que me refiero.
Si quieres que eso funcione, empieza por crear esos lazos.
Sí, es un "deyaví"... del primer post: Libertad, Igualdad y FRATERNIDAD. Estadios necesarios para la verdadera democracia y...¿estadios consecutivos? ¿Estamos dispuestos a sacrificar libertad e igualdad por el ser querido? Mucho Badiou para un día en el que he empezado a leer "La hipótesis comunista"...
ResponderEliminarComo decía Tyler Durden, "sólo después de haberlo perdido todo se es realmente libre", así que no te preocupes que tal y como vamos pronto podremos empezar por el primer estadio y quizá no tengamos que sacrificar ninguno.
ResponderEliminar¡Buenoooooooo!, osea directamente la esclavitud de las personas capacitadas. Vamos a ponerles a currar por la cara, y encima no les daremos ni las gracias: es su obligación.
ResponderEliminarEsa es una receta segura para la destrucción de la riqueza y el reparto de la miseria. Ademas de una injusticia supina, puesto que la justicia consiste en evaluar los méritos de la sersonas y actuar en consecuencia, dándole a cada quien lo que merece.
¿Que si esto funciona en las familias?. Pues no. En las familias funciona el capitalismo puro y duro, y la moneda de cambio es el amor. Valor por valor. Sacarle de la espalda a una persona capaz su trabajo para darselo a un haragán es valor por nada.
Bueno, Hank, el amor como moneda de cambio no se puede acumular y sacar réditos del amor recibido en el pasado.
ResponderEliminarEn los contextos familiares se suele tolerar a los haraganes, aunque se les haga la vida imposible presionándolos para que dejen de serlo y en reparto del puchero se hace en función de la necesidad de cada uno y no en función de quién aportó más trabajo para que ese puchero llegase a la mesa.
Otras Hank, que respuesta más airada... De currar por la cara nada, pues al "capacitado" siempre se le daría lo que necesitara en función de lo que necesiten todos: de lo que se trata es que el capacitado, por el hecho de serlo no coja tantos cazos de puchero que termine por dejar al resto de la familia con hambre. Tampoco dice nadie que el capacitado "empresario" no pueda tener una buena casa con porche y jardín para descansar tras su dura jornada "económicamente muy productiva" (que para eso está capacitado), pero tampoco está bien que su hermano el psicólogo tenga que vivir en un apartamento cutre de 30m si al final del día curra lo mismo o más ayudando a mucha más gente que el primero.
ResponderEliminarEl párrafo anterior destapa el doble rasero de la "capacitación", pues suponiendo que ambos estén "académicamente" capacitados de forma similar (bendita educación pública...), la percepción "del mercado" sobre el "valor" de una capacitación sobre otra establece una diferencia bastante dolorosa tanto conceptual como materialmente.
¿Vale más alguien por dedicarse a tal o a cual cosa?
¿Vale más alguien por ser hijo de cual o tal y haber tenido mejor acceso al "sistema de capacitación"?
¿Vale más una vida que otra vida?
Salu2
@dmc: valor por valor, runner, valor por valor
ResponderEliminar@Sdl: el capacitado cogera tantos cazos como sea capaz de producir, y el menos capacitado cogera los pocos cazos que sea capaz de producir, porque LA RIQUEZA SE CREA, y la forma justa y razonable de repartirla es en funcion de quien la produce.
El que produce la riqueza es el que debe decidir que hacer con la riqueza que ha producido. No decidamos por él sobre algo que no es nuestros. No esclavicemos a las personas productivas (aunque solo sea porque sera del todo contraproducente, como la historia nos enseña) ni impongamos la moral de unos a otros.
Respecto de tus consideraciones finales, el valor es subjetivo. Tu valoras mas unas cosas que otras, yo seguramente tendre otra escala de valores y el vecino de enfrente tendrá la suya. Creo que Woody Allen valora más a su psicólogo que al empresario que le vende las gafas, y seguramente está más dispuesto a pagar por un buen clarinete que por unas gafas de diseño. No hay tal cosa como un valor, sino TU valor.
Y nada tiene que ver el trabajo con el dinero que se gana, porque nada tienen que ver el tiempo que se emplea en el trabajo con la producción que se genera, ni con el vslor que esa producción tiene en el mercado (que no es mas que el valor que tú y yo y todos damos, de manera agregada, a las cosas).
Jopetas! ... y mientras tanto el "keniata-asiatico-latino-..." de turno sigue corriendo esperando ganar la carrera. Con una mano bombeando petróleo y extrayendo minerales preciosos y con la otra tejiendo la camiseta deportiva de los que le van por delante. Dale muchacho, dale duro! Que tu miseria es subjetiva!
ResponderEliminar@DavidPi: el asiatico-latino está progresando y dejando atrás su miseria objetiva. Los kenyatas todavía no han acabado de despertar, pero lo harán.
ResponderEliminarMientras tanto aqui seguimos valorando más quedarnos en casa viviendo de la propina que trabajar, aunque sea por 1000 € (subjetivamente hablando)
@Hank: ojalá los keniatas tengan el mismo despertar que los tunecinos!
ResponderEliminarEl discurso de que "aquí quien no trabaja es porque no quiere" le servia a mi abuelo y a mi padre.
Tengo un amigo que le falta el canto de un duro para ponerse un cartel en el pecho que diga "busco capitalista para que me explote". No va en broma, si alguien de aquí ofrece trabajo le paso el CV.
Yo le digo que no se apure, que quien sabe, igual externalizan la externalización y relocalizan lo deslocalizado.
@David Pi: por despertar me refiero a ampliar las libertades, a trabajar y a invertir sabiamente el fruto del trabajo. Cuando se hace eso, se sale adelante.
ResponderEliminarTunez no parece un buen ejemplo de esas cosas, ni mucho menos el paradijma de una sociedad capitalista.
Dile a tu amigo que me pase el CV. Trataremos de no darle lo que pide, sino lo que se merezca
Por cierto "de cada uno según su capacidad, a cada uno según su trabajo" era la filosifía salarial de la Revolución Rusa, al menos durante su etapa Leninista. Y nunca lo ha sido del sistema capitalista de producción.
ResponderEliminarBona nit
@David Pi: decía ayer Julio Anguita* en Salvados que el comunismo se reducía a "todos los hombres son iguales incluso en lo económico".
ResponderEliminarDesde luego no podemos ser iguales en lo económico cuando la diferencia de productividad entre unos y otros es abismal, que lo es y por muchas razones (no solo la capacidad).
*Por quien tengo un gran respeto. Siempre he tenido una buena valoración de él a pesar de tener grandes diferencias ideológicas
@Hank: de la máxima comunista “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad” que tan bien sabemos aplicar en el entorno familiar (o en pequeñas aldeas, sobretodo en tiempos difíciles) como apunta nuestro anfitrión, se desprende obligatoriamente que tenemos capacidades diferentes, si no la frase seria un absurdo. Que un jornalero de 67 no puede dar lo mismo que un joven de 28 parece harto evidente, y que a partir de cierta edad uno debe recibir más que dar también parece evidente des de un punto de vista ético-moral. Aunque visto lo visto quizás soy yo el que no lo entiende bien.
ResponderEliminarDe qualquier manera y al hilo de lo anterior, John Stuart Mill (a las antípodas de cualquier cosa que suene a rojo), ya afirmava que el trabajo realizado por una persona y la remuneración de ese trabajo eran inversamente proporcionales.
@David Pi: por que lo que importa no es el trabajo (tiempo empleado, sudor y lágrimas) sino el valor producido. Ejemplo surrealista (aunque en realidad no tanto): un operario va clavando clavos y otro va detrás quitándolos. ¿Trabajan?. Si, los dos, como descosios. ¿Que valor se genera?. Cero.
ResponderEliminarAsí pues la retribución o el beneficio está o debería estar en relación con el valor creado, con la producción, con la riqueza generada y no con el trabajo o los recursos consumidos.
Por otro lado plantear ese tipo de solidaridad entre las gentes, me parece, tra la ra la ra, la casa de la pradera. Efectivamente yo no lo entiendo. A mi hay gente que me cae rematadamente mal, cuyos valores no comparto, y no se porqué deben beneficiarse del valor que yo creo. Desde luego yo, libremente, no lo hago.
@Hank: Sinceramente, creo que a la mayoría de cosas que producimos les incrementamos muy poco su valor (de uso?), un ipod ya es un ipod cuando sale de China, supongo que la apreciación de JS Mill también será valida para países. A menor incremento en el valor de su producción, mayor nivel de vida.
ResponderEliminarLo de los operarios no lo entiendo muy bien ¿A cuales dejamos sin cobrar? A los operarios, a los capitalistas para los que trabajan o al del Master en organización industrial.
¿Un ipod es un ipod cuando sale de China?, Buf!. Veo que no te bajas del burro, solo le das valor al trabajo de los obreros, aunque por un lado hagan y por otro deshagan.
ResponderEliminarMira, en un mundo capitalista los obreros cobran, el master en organización también (seguramente por última vez) y el capitalista paga los platos rotos de la fiesta gracias a sus ahorros previos, la malvada acumulación de capital que el sistema permite.
En un mundo comunista cada uno recibirá una parte de la producción función de su necesidad, es decir, cero patatero.
En un mundo mixmo como en el que vivimos, si el empresario es del sector financiero o una gran empresa, se emiten billetes de monopoly y .... ¡la fiesta continúa!