Vamos con la educación y sus dichosas
“tasas universitarias” (que, en realidad, son “precios
públicos”). En todas las casas decimos a nuestros "guajes" “estudia
si quieres ser algo en la vida” y, desde Pinocchio hasta hoy sabemos
que el que estudia se hace un hombre de provecho y el que no, acaba
de burrito en las minas de sal, explotadas por algún secuaz de la
CEOE. El neoliberal ve en este prejuicio “petroleo” para
vendernos la idea de que, puesto que el beneficiario de la educación
es el alumno, que sea él (o sus papás) los que sufraguen el coste.
Hagamos de nuevo el análisis que
proponía en el capítulo anterior. El primer beneficiario de una
persona formada, instruida o “empleable” (el concepto de
educación murió con Bolonia) es el empleador: no es lo mismo contar
con arados de bueyes que con tractores, ni da igual comprar ábacos
que ordenadores. El tipo de empresa, su productividad y la capacidad
de competir variará enormemente si sólo tengo disponible mano de
obra analfabeta, que si tengo a mi disposición universitarios. En el
capitalismo las personas son máquinas, llamadas “task force” o
recursos humanos: a mejores máquinas mayor y mejor producción que
es de lo que se trata: producir, producir, producir... hasta llenar
el mundo de productos que nadie puede comprar.
El empleador, además, se beneficia de
tener esas máquinas humanas “a pie de obra”: si tuviera que ir a
buscarlas más lejos, el factor humano le costaría más, perdería
tiempo en encontrarlas y cualquier reemplazo sería muy gravoso de la
misma forma que cuando se nos estropea el router y hay que mandarlo a
reparar a Corea o traer la pieza desde allí (en cualquier caso son
seis meses de espera y pagar los portes).
El segundo beneficiario es el
estudiante, es obvio. Mediante la formación asciende (o ascendía en
tiempos más románticos) en la escalera social para ocupar puestos
“con mejores vistas”, es decir, sobre las cabezas de otros más
tontos (culpa de ellos) o con menos oportunidades (también culpa de
ellos). Cuanto más “empleable” sea más dinero ganará y más
pronto se desentenderá de que si ha llegado ahí ha sido por el
esfuerzo solidario de los demás miembros de la sociedad y creerá
que ha sido exclusivamente por méritos propios. Es increíble la
cantidad de médicos, Abogados del Estado, Ingenieros, Notarios...
que piensan que todo lo que han conseguido se debe sólo a su
esfuerzo personal, y creen que, naciendo en Somalia, o en una chabola
ocupada por una familia de inmigrantes ilegales, hubieran llegado al
mismo sitio dónde están ahora.
El tercer beneficiario es,
efectivamente, la sociedad: para su armónico funcionamiento para
rebajar el nivel de ruido y reyertas, así como para evitar las
intoxicaciones por gases en las piscinas, se precisa contar con el
menor número de “canis” y “chonis” posible: esto es tan
importante, se genera un beneficio social de tal orden que los países
civilizados han entendido que debe existir unos niveles de educación
obligatoria y gratuita, que van desde los dos o tres años que
propone "Espeonza Aguirre", hasta los 80 o 90 que serían precisos
para desidiotizar a algunos elementos especialmente contumaces.
Cuestión distinta y peliaguda es decidir si la educación gratuita
además de “deschonificar” tiene que acabar haciendo a
“to'quisqui” universitario, entre otras cosas porque no tenemos
puestos de trabajo universitarios para todos los españoles. Pero
esto es otra cuestión que tendremos que abordar en su momento.
Llega la hora de pagar por lo que no es
gratis. Con lo que hemos visto ¿cómo lo hacemos? Parece sencillo si
separamos la educación básica de la “otra”: la primera la
pagamos entre todos, cueste lo que cueste (vía impuestos), la
segunda... ¡También! Las empresas ganan MÁS teniendo empleados más
formados, pues que tributen MÁS por sus beneficios (o que paguen un
impuesto especial para contribuir al sistema educativo); los
trabajadores con estudios ganan MÁS debido a su formación, pues que
tributen MÁS por su retribución (I.R.P.F.(*)).
Sólo queda
discutir, en este segundo caso, si la financiación la hacemos por un
mecanismo de solidaridad intergeneracional o no; me explico: si lo
hacemos así, los trabajadores cualificados de hoy pagan, con sus
impuestos, la formación de los de mañana, si no aceptamos la
solidaridad entre generaciones, prestaremos hoy a los estudiantes el
dinero que necesitan para la formación y que tendrán que devolver a
la sociedad el día de mañana. Este segundo sistema parece más
costoso e ineficiente, pero, visto el aire neoliberal que corre,
recomiendo a los lectores que recalifiquen la propina que les dan a
sus hijos como préstamo, anoten las cantidades en una libreta y, al
cabo de treinta años, les presenten la cuenta con intereses.
(*) Y si, finalmente, se van a trabajar
a Alemania y pagan sus impuestos allí, habrá que pasar la cuenta de
su formación a Merkel.
Es una pena que le haya perdido la pista a una página situacionistoide porque tenían ideas curiosas: la educación pública o bien a cargo del estado no debería de ninguna manera gastarse un duro en la formación profesional o tecnológica, que se la paguen las empresas que son los que las necesitan; la educación estaría enfocada al desarrollo íntegro como personas: humanidades, filosofía, ciencias puras...
ResponderEliminarPues estoy de acuerdo, en una utópica sociedad civilizada la educación debería orientarse hacia la formación de la ciudadanía, potenciando su capacidad de crítica y análisis, lo contrario que ahora que se dirige, fundamentalmente, hacia la formación de trabajadores para las empresas.
ResponderEliminarEsto tiene un corolario, el convertir las universidades en escuelas politécnicas, con el plan Bolonia, y privatizar universidades e investigación conseguirá acabar con la ciencia fundamental dejando sólo ingeniería. Un futuro gris para el ser humano.
Es sorprendente cómo la población ha asumido esa idea de que la educación es para tener un buen trabajo... todos somos, en cierta manera, víctimas pero es cierto que cada vez es peor. La cuestión clave es la que aquí se comenta: la educación debería formar personas críticas y librepensadoras.
ResponderEliminarEl sistema, tal cual está montado, favorece al borreguismo que se persigue y, si te esfuerzas un poco más, serás un borrego mejor pagado. No obstante, el borrego mejor pagado ya pagará más por la vía de la progresividad del IRPF, no veo que, además, haya que hacerle pagar más por haber estudiado pues eso le pondría en desventaja respecto a otros ilustres deportistas y faranduleros que ganen lo mismo a la española, esto es, "sin haber estudiado".
La última vuelta de tuerca es ya la repera, una vez demostrado que el borrego que estudia lo que está de moda es el borrego mejor pagado se han sembrado las bases para convencerle de que, efectivamente, debe pagar una barbaridad por esto por esto aunque sea a costa de hipotecar varios años de sus futuros sueldos lo que, además, tiene la ventaja añadida de que aunque por un casual veas el truco tras la cortina ya no podrás bajarte porque estarás atrapado antes incluso de empezar.
El caso de EE.UU. es flagrante y me sorprende tu último párrafo pues es la esencia del sistema yankee, eso de prestar para que te lo devuelva en el propio estudiante es no solo neoliberal sino neocon puro y duro... ¿te ha sentado mal el desayuno? ¿acaso no devuelve ya a la sociedad lo que ésta le dio tanto via impuestos como mediante su aportación a la posibilidad de incrementar el nivel de desarrollo de la misma?
p.d. confirmado, el fin del mundo está cerca, tú neocon, yo todo lo contrario
Puedo hacer una excelente observación aunque no con tan buen sentido del humor que te caracteriza y es que si nos vamos a su término empleabilidad para un neoliberal significa experiencia, experiencia entendemos como la práctica que uno lleva en un campo determinado. Ahora mi pregunta es...
ResponderEliminar¿Cómo es posible que prefieran a una persona con ese tipo de experiencia a una persona que tiene experiencia en documentarse mucho en una biblioteca y que no le ha dado tiempo de salir fuera por cumplir con sus asignaturas ?
Justo lo que hacemos los universitarios al estudiar. Encima piden deportes y que bueno.
Y cuando uno quiere ser sensato y reconoce que no tiene experiencia te voltean el calcetin y te contratan como becario sin considerar que un profesional convenientemente colocado puede ser clave en una empresa,
Y aquí aclaro que lo neoliberal de empresa no tiene nada, otro gran error de concepción, no es una empresa aquello que te utiliza como una máquina es una trasquiladora de cerebros.
Y la ayuda de las universidades al respecto es bastante escasa.