Imagínese, querido lector, por un momento, que usted fuera panadero: ¿le gustaría que la harina que compra (y, por ende, el trigo) estuviera más barata o más cara? La respuesta es obvia: si la harina está más barata, usted puede fabricar pan a un menor coste lo que le supone un aumento de su beneficio. Igual sucede con el carnicero, si se abarata el precio de las reses, a la almazara si se rebaja el precio de la oliva, a la bodega si caen los precios de la uva... y al taxista si baja el precio del gasoil.
¿Y cómo se puede conseguir que baje el precio de la harina (suponiendo que bajara con la bajada en el precio del trigo)? La solución clásica es sencilla: si la oferta supera la demanda, los precios bajarán hasta encontrarse en un nuevo precio y cantidad en equilibrio, que, de acuerdo con esa teoría, supondrá una cantidad mayor a un precio menor. Por la cuenta de la vieja el bodeguero también lo sabe: si la cosecha de uva es muy grande los precios de la uva bajan, si la cosecha es escasa habrá que pagar más por la uva. El bodeguero, el molinero, la almazara... esperan que su materia prima sea abundante, lo más abundante posible para conseguir precios bajos e incluso, si la cosecha es demasiado abundante, parte de ella se pudra en campos y almacenes sin encontrar comprador. Esto a ellos no les preocupa, mientras hayan logrado abastecerse a los precios más bajos posibles, como resultado de la sobreabundancia de producto.
Exactamente lo mismo sucede con lo que para el empresario no es más que "otro factor productivo" (como el trigo, la oliva, el gasoil, el hierro...): el trabajo. Lo primero que le interesa al capitalista es que el precio del trabajo sea lo más bajo posible, lo que sólo se consigue, según la teoría clásica antes expuesta, cuando existe abundancia, sobreabundancia, de forma que la oferta supera la demanda. Para conseguir esto, el empresario actual raramente puede confiar en soluciones naturales, como preñar a la hija del obrero (todo se andará) pero si dispone de una batería de soluciones legales, que progresivamente va aplicando: estas soluciones legales pasan por precarizar las condiciones de vida del "factor trabajo" de forma que, carente de protección, deba "verter" desde su más tierna infancia, su fuerza de trabajo en el mercado y en las reglas de la oferta y demanda. En la época de las vacas gordas la abundancia estaba garantizada mediante la mano de obra inmigrante (legal y, mejor aún para el empresario, ilegal) pero con la crisis hay que echar mano del "producto nacional" degradándolo hasta el extremo que les convenga.
El desmontaje del Estado de Bienestar que vivimos se desarrolla en tres frentes, dos de ellos son mundiales, el tercero de ellos es, específicamente "cañí". Estos frentes son:
- En primer lugar mediante la reducción o supresión de la protección social de forma tal que "o trabajas o te mueres": eso incluye tanto el recorte de las prestaciones sociales (desempleo, pensiones... pero también ayudas por maternidad, becas...), sin olvidar la Sanidad: si no la pagas (para lo que tendrás que trabajar) no la tienes.
- En segundo lugar mediante la disminución de derechos laborales. Aquí entra el papel de la reforma laboral: despido cuasilibre, ataque a los sindicatos, convenios al cubo de la basura... Debilitamiento de la posición de los trabajadores para que acepten cualquier cosa a cualquier precio.
- En tercer lugar, y esto es específicamente "ejpañol": la eliminación del sistema educativo. España ha sido siempre un país de empresarios cutres y esclavistas que necesita una mano de obra poco preparada para tareas que no requieren cualificación: desde arrancar garbanzos, a pasear bandejas con bebidas o poner, de vez en cuando, algún ladrillo. Formar al trabajador es perder el tiempo e incluso perder al trabajador, si, una vez formado se larga a un país donde al menos usen el "excel" en lugar del ábaco, que, siendo más barato (un par de euros en los chinos) es la herramienta contable preferida por el "innovador" empresario español. Por consiguiente, y para que contar con esa abundancia de factor trabajo, adaptada a las necesidades de la empresa española, necesitamos un trabajador semianalfabeto, "cani" o "choni", que no sepa siquiera orientarse en una estación de autobuses, no sea que se largue con viento fresco.
En conclusión: ¿qué el empresario está interesado en que disminuya el paro? (risas), ¿qué el empresario quiere pagar más por el factor trabajo? (más risas), ¿qué el empresario español quiere trabajadores formados? (risas estruendosas) ¿qué este gobierno, sicario de los empresarios, quiere mejorar las condiciones de los trabajadores, luchando contra el desempleo, aumentando los salarios y mejorando los servicios públicos? (risas, carcajadas estruendosas, alborotos... fin de la función)
Lo has clavado...cualquiera con dos dedos de frente lo vería clarísimo, pero oye, es que la España cañí y choni lleva ya muchos años "estructuralmente asimilada" (parezco uno de ellos, eh?) en nuestro país y cuesta dios y ayuda explicarlo sin que la gente te mire con cara de "yo es que como me saquen de la Esteban" o en su versión macho ibérico "mientras que el Madrid gane la champio". Un drama.
ResponderEliminarAquí uno de los que no tienen dos dedos de frente.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con tu razonamiento, porque es erróneo :-) Los menores costes de producción del panadero no necesariamente engrosarán sus beneficios, a menos que tenga el monopolio de las panaderías. Algún otro panaderos podrá repercutir (al menos parcialmente) el descenso del precio de la harina, digo yo.
De hecho, en lo que mas directamente me toca, yo considero que el abaratamiento y la abundancia de mano de obra es contraproducente para modelos de negocio intensivos en mano de obra, como por ejemplo (aunque sea un ejemplo que me pilla lejano), una empresa instaladora.
Para una empresa instaladora su coste más importante es la mano de obra, pero casualmente, también es la fuente de su mayor valor añadido. Ese valor añadido se devalúa cuando en el mercado laboral hay mas oferta de mano de obra y más barata, de manera que yo diría que a la empresa instaladora le quedan unos añitos muy tensos en cuanto a la defensa de sus márgenes y de su posición competitiva en el mercado.
Distinto es el caso de una empresa en la que la mano de obra aporte poco o nada, empresas que no se hasta que punto realmente existen pero si existiesen serían aquellas intensivas en capital e infraestructura y cuya masa laboral fuese pequeña. En ese caso quizás esta situación les permitiría efectivamente reducir sus costes laborales sin que su valor añadido, precios y márgenes fuesen modificados. Aunque el ahorro será pequeñito dado que, por definición, dentro de su estructura de costes los laborales pesan poco.
bla, bla, bla, bla... Que no, chaval. Que 2 y 2 son cuatro y aunque uses 20 páginas para decirme que no estás de acuerdo, siguen siendo cuatro. Y por hacer tus argumentos más farragosos lo único que consigues es aburrir. ¿Eres economista?
EliminarHubo un tiempo en el que para producir más hacía falta más mano de obra. Pero eso ya pasó. Concretamente los entendidos sitúan el final de ese periodo allá por los 80. Desde entonces, las mejoras en productividad, logística, procesos, etc., han hecho que cada vez sea necesaria menos mano de obra para producir lo que se desee producir. El caso español es diferente porque sí ha sido siempre intensivo en mano de obra (el ladrillo o el turismo son ejemplos) pero eso solo le ha servido en época de vacas gordos. Recuérdese que en el punto más alto del "España va bien" (allá por el 2007) el paro español no bajó del 7,5%. Hoy, en plena crisis, hay países que no alcanzan esa cifra pese a ese descenso en la necesidad del factor trabajo ¿Por qué? Porque cuentan con un tejido industrial amplio y sólido y una capacidad de innovación alta. España no tiene ni lo uno ni lo otro y, lo que es peor, no lo tendrá nunca porque no puede pagarlo. Leí el otro día que en 2007 España en su conjunto (tanto a nivel público como privado) gastó 100.000 millones de euros más de los que ingresó ¿De donde salieron? De pedirlos prestado naturalmente. Es por eso, principalmente, por lo que las cosas van como van y como irán.
ResponderEliminar¡Hombre! Sr.Enric, usted también lee habitualmente al Sr. Santiago Niño Becerra del que soy seguidor.
ResponderEliminarVera como acaba saliendo España de la crisis cultivando "María".