Bond, mi nombre es Bond, Euro-Bond. Aparentemente soy la solución a todos los problemas de la Unión Europea y de la Moneda Única. Políticos de todos los Estados abogan por mi creación... ¡ignorantes!, no saben que en realidad ya hace casi una década de mi existencia.
Efectivamente, los eurobonos, para sorpresa de todos ya existen. Yo, por ejemplo, en mi cartera siempre llevo algunos: azules la mayoría, alguno amarillo... pero creo que los hay de otros colores y denominaciones más altas: de 100, de 200, de 500...
No cabe duda, los billetes, nuestros euros, son en realidad auténticos eurobonos. Al menos eso es lo que se decía, en los buenos tiempos, para justificar la existencia de dinero negro: los billetes de 500 euros que se guardan en las cajas fuertes de los chalets de los “Morenos y Touses” de turno, son deuda pública a interés cero, nos decían los Guindos y compañía: encima había que dar las gracias a los defraudadores, por apoyar, de forma tan desinteresada, la economía de este país.
Pues eso, el “eurobono” ya está creado: sólo falta ponerlo a trabajar. El problema es que el BCE se niega, parapetado en su pretendida finalidad de servir como instrumento de estabilidad de precios “manque” se muera el enfermo, a utilizarlos. Y es una pena porque la Reserva Federal, muy a su pesar, lleva emitiendo dólares a todo trapo desde hace una temporada, impasible ante la bandada de agoreros neoliberales (alguno lector de este blog) que amenazaban día sí día también con la temida “hiperinflación”. Es lo que hace tener un jefe único, aunque sea negro y de derechas, en lugar de una orquesta desafinada de jefecillos “rostrospálidos” europeos.
Queda alguna esperanza, ahora que el nefasto Trichet se retira: es de prever que, con un italiano al frente, y, cuando no quede más remedio, por fin, decidamos poner en marcha la máquina de hacer dinero. ¡Qué gran paso habremos dado cuándo se ponga en funcionamiento! Tendremos resueltos todos nuestros males financieros (de los otros igual no hay cura).
Si no, me temo que tendremos que recurrir a otro agente secreto: Blond, mi nombre es Blond, Juan Carlos Blond... (la rubia de toda la vida, vamos).
¿Seguro que es sano eso de ponerse a imprimir papelines como si fueran churros?
ResponderEliminarATENCIÓN: me pido la efigie del billete de 1.000.000 Euros haciendo un corte de mangas, si nos vamos por el desagüe que sea con estilo.
ResponderEliminarPues sí. Lo comentaré en otro post, cuando pase la tormenta, pero te doy una pista: el concepto keynesiano de la trampa de la liquidez... Creo que es perfectamente aplicable al caso.
ResponderEliminarNo voy a pisar la trilogía, que ya está preparada para publicarse mañana a las tres y el miércoles a las diez... Pero ya se sabe que el FROB europeo va a contar con un billón de euros. Ya me diréis de dónde van a salir: de unas toneladas de papel y unos litros de tinta.
ResponderEliminarImprimir papel es lo que le interesa a Alemania y así favorecer las exportaciones, eso sí, el petroleo se iba a poner mas caro y a los americanski no les iba a hacer nada de gracia, pero claro, ellos ya lo hicieron primero.
ResponderEliminarGracias por volver, Comandante. Un saludo del grumete de cocina.
Un voto más para los partidarios de imprimir papelines... rebelion.org/noticia.php?id=138335&titular=%22a-europa-le-ir%EDa-mejor-si-se-hundiera%22-
ResponderEliminarY es el voto de un Premio Nobel.