Por más visto que tengamos el truco, sus resultados siguen sorprendiendo a propios y ajenos. El poder de la propaganda, que convierte "mal en bien, tocino en velocidad"(*), convierte también a la víctima en verdugo. Al igual que la mujer maltratada cree que algo ha hecho para que la peguen, los corderitos de este rebaño se creen (les hacen creer, más bien) que ellos son los culpables de la crisis: no el capitalismo y su tendencia estructural al desastre, no el poder financiero, no los políticos sicarios del poder económico... No, no: en la nómina de culpables están los pensionistas, las amas de casa, los estudiantes, los mil euristas que viven de prestado y, ahora, finalmente, hasta los enfermos.
Si se dice que vivíamos endeudados la culpa no es del capitalismo financiero que creó una burbuja financiera que colocaba dinero fácil en cualquier "risky business" , sino que la culpa la tiene aquél pringao que quería unas vacaciones en el Caribe y que las pagó a crédito, o en la Administración que decidió dar libros de texto gratis no teniendo para ello. Si se habla de que vivíamos por encima de nuestras posibilidades la culpa no es de los millones pagados para adquirir medios de comunicación, futbolistas, o para construir torres como las de Madrid... No, no: la culpa es de la viejecita que se le ha ocurrido irse a teñir las canas, o de aquél otro que se gastó no sé cuanto en una nueva dentadura postiza, si total ya no va a tener vida para amortizarla, por no hablar del currante que depués de 60 horas de trabajo limpiando pescado decide salir un par de horas con los amigotes a tomar unas cañas al bar... ¡Qué derroche! Si, finalmente, se comenta que es la avaricia ("greed") lo que acabó con la fiesta, no estamos hablando del 3%, las comisiones, el 10% de los Bonos Lehmann-Brothers, las SICAVS o la rentabilidad de la Banca Privada, las razzias de los "hedge funds". ¡No, hombre, no! El problema es que los pensionistas y funcionarios se habían vuelto codiciosos y querían que se les subiera el sueldo o pensión lo que sube la vida ¡Qué desfachatez! Si quieren subida será por su "productividad" que, ya se sabe, en ambos casos, es cero.
La última "pildorita" la tenemos en forma de amenaza de “copago” en la Sanidad. Da igual que lleve años Vincenç Navarro explicando verdades como puños; basta que diga algo algún dúo cómico cuyos miembros ejercen como tertulianos o que hable un político putero para que el debate “se ponga sobre la mesa”: El gasto sanitario en España es insostenible da igual que las cifras que aporta el Profesor Navarro demuestren que en términos de PIB nuestro gasto sanitario está a la cola de la Europa de los quince (y seguramente de la de los trescientos también).
En España se gasta mucho en medicamentos: la culpa la tienen los viejecitos que trapichean con pastillas. Nada se dice del negocio de las multinacionales farmacéuticas ni de que el medicamento es la alternativa “de salud” más barata que existe: la otra, la buena consiste en aumentar el número de médicos, que dediquen más tiempo a sus pacientes, conozcan mejor sus patologías, les hagan un buen seguimiento del tratamiento… Todo esto es mucho más caro; es mejor decir en dos minutos que tienen insuficiencia urinaria y arrearles una receta del “sintrón”. Especialmente interesante el documental “de la dos” emitido el otro día que alertaba del excesivo coste que suponen las enfermedades mentales: total, nada que no pueda solucionarse a base de pastillas y un buen “electroshock”. Por si todo esto fuera poco ¡Rusia es culpable!, según el lema que se escucha actualmente en el “candelabro” mediático: sustitúyase Rusia por autonomías y ya tenemos al asesino: todo se gestiona peor, es más caro, más ineficiente si se hace por una Comunidad Autónoma, la causa de que este país se disuelva en lo político, lo económico y lo militar. Muy bueno el chiste de que gracias a las Autonomías la Sanidad se multiplica por diecisiete: es lo mismo que yo pienso cada vez que llevo al crío al pediatra: a qué viene diecisiete pediatras metidos en la misma consulta, cuando con uno o un par de ellos a lo sumo sería suficiente.
Sí, amiguitos, la Sanidad es cara “de por sí”, no porque se abuse de ella. Pero puestos a criminalizar a las víctimas, adoptemos el sistema de “copago”. Y como siempre que llegamos a este problema planteo en clase cómo gestionar el sistema: porque el nombre ya lo tenemos, “copago”, suena bien, una especie de coito mercenario, o de irse de copas “a patxas” como se prefiera, pero… ¿Cómo lo hacemos?, ¿quién pone la cama y todo lo demás?
Bueno, bueno… varias soluciones, a discutir en clase: el problema primordial es lo que los economistas finos no sé como denominan, pero que, en mi pueblo se diría que es el problema del collar y del perro: ¡A ver si nos va a costar más el collar que el perro!
En mi opinión el sistema de más fácil gestión del copago es el de poner en las puertas de las consultas del doctor, manillas de esas que hay en los váteres de la estación: se mete una moneda, se gira el pomo y la puerta se abre y ya pasas al despacho del médico. Lo que no sé es por qué esta propuesta no goza de gran aceptación.
El sistema, al parecer más extendido, es el que siguen ciertas compañías aseguradoras: te venden unos talonarios de tickets que luego vas entregando en cada acto médico. Eso y sus variantes (monedero electrónico, tarjeta sanitaria prepago) ya conllevan un coste de gestión que será o no superior al ingreso que se obtenga en función de lo que se pida por acto médico(*). En cualquier caso dirán, da igual, lo importante es el consumo excesivo que se modera, pero, ya que nos ponemos, empezar palmando dinero… ¡pues no sé! Hay que tener en cuenta los costes del “prepagamento” para el paciente, la custodia de los tickets especialmente delicada en el caso de enfermos de Alzheimer (por hacer un poco de humor negro), la necesidad de llevarlos siempre contigo, pues nunca sabes cuándo ni dónde te va a dar el jamacuco…
Bueno, pues vamos a otra vía: pongamos cajeras en los hospitales y consultorios: bien a la entrada, bien a la salida, como en la cafeterías de El Corte Inglés. Esto es algo más barato, pero existe el problema de que si llega alguien desangrándose y sin “cash” deberíamos dejarlo morir a la puerta del sanatorio. Voy a ver si tengo a mano el móvil de Michael Moore para avisarle, porque aquí va a poder rodar escenas que harán parecer la pierna de Sicko un adorno de Navidad.
Vale, pues nada, cobramos a la salida: y al que no tenga o no quiera pagar le tomamos los datos y lo mandamos “a ejecutiva”: y ahí tenemos a la Agencia Tributaria dispuesta a cobrar uno, dos o tres euros: providencia de apremio, diligencia de embargo… Lo dicho un pan con unas hostias.
Vamos, que no hay manera de implantar eso del copago. No si ya lo decía Stiglitz en su manual sobre el Sector Público: es más caro implantar el sistema, que el ahorro de costes que supone: porque esto del sobreconsumo… Sin ir más lejos, al precio que está la gasolina, asombra la cantidad de “canis” y “chonis” que todavía salen “de paseo” a enseñar el Seat León tuneado…
Me da que el consumo excesivo no se corrige tan fácilmente: hay que subir el listón más alto, más, más arriba… ¡Ahí! Donde la gente no lo pueda ya pagar: ese el mejor precio para evitar que las cosas se derrochen.
(*) “Unas buenas inversiones en campañas de publicidad/ convierten mal en bien/ y tocino en velocidad. Estamos en manos de unos cuantos miserables/ lo que quieren que vistas/ lo que quieren que hables”. Gracias, Reincidentes.
(**) Pero pueden servir de referencia los carteles que en las mercerías anuncian que para ventas inferiores a tres euros no se admite el pago con tarjeta.
Hola, me interesa tu opinión de este artículo del grupo prisa :
ResponderEliminarhttp://politica.elpais.com/politica/2011/06/08/actualidad/1307546394_557548.html
Saludos, tu blog es como un par de aspirinas ;)
Tu blog es como un oasis en el desierto.
ResponderEliminarRecuerdan? "Bienvenido al desierto de lo real"
pues una vez mas la realidad supera a la ficcion.
Es difícil combatir el neoliberalismo cuando se viste de populista y saca nuestros propios defectos, el primero nos vendió el consumo y luego critica eso mismo, Alemania y Francia nos prestaron dinero y nosotros les compramos sus "cocinas alemanas" y en sus "Carrefour".
ResponderEliminarEs cierto que en muchos casos hay un "derroche" en el sector público, pero afecta a todos los estamentos y más a los mandos superiores, que a los inferiores donde en muchos casos hay trabajadores interinos. Es flagrante además cuando un mayor gasto en educación redundaría en un menor gasto médico, y una menor comercialización de la salud conseguiría ahorrar el monto total de la factura sanitaria.
La crisis es también de valores, nos dejamos engañar por sus cantos de sirena y ahora estamos desarmados frente a lo que llega.
¿Copago? y luego la sanidad hasta ahora ¿quien la paga? Entonces nosotros ya pagamos pero tenemos que copagar algo que ya pagamos, no lo entiendo, será que soy gilpollas, pero estoy seguro de que lo que no alcanza para pagar una sanidad publica es capaz de hacer multimillonario a algun nuevo advenedizo del tan renombardo sector privado.
ResponderEliminar