10.-
La otra opción para restablecer el neto patrimonial es la generación
de beneficios. En el sector bancario los beneficios se generan al
prestar a un “tipo superior” al que captan el pasivo. Ese “tipo
superior” podría ser incluso inferior en los casos en los que se
crea “dinero bancario”. Como se indica en la pantalla el pasivo
entra al banco por el BCE, por la recapitalización descrita
anteriormente (que reviste forma de dinero), por fondos estatales
(esta vez en forma de préstamos) y por otras fuentes
“convencionales”. El activo se obtiene por los préstamos
“convencionales” y por la compra de deuda pública. El pasivo
captado y aplicado a la compra de deuda pública se ha convertido en
el producto estrella: otorga rentabilidad (obtienen más que lo que
van a pagar de intereses) y es más seguro. Entre sus inconvenientes
está el daño a la sociedad que realizan por especular contra
nosotros (prima de riesgo), obtener beneficios a nuestra costa y
expulsar al sector privado como destinatario (en posición de
prestatario) del dinero captado. Con estas operaciones tampoco se
crea “dinero bancario” con lo que se genera iliquidez en el
sistema financiero.
11.-
Hay tres problemas especialmente graves en esta forma de ayudar a la
recapitalización que conviene señalar en un aparte: por un lado
la posible ventaja de una ayuda a más largo plazo (y por tanto menos
gravosa que concederla “de golpe”) se contrarresta con el posible
progresivo deterioro de sus activos que el propio mecanismo
autoalimenta (al golpear contra la economía real, por ejemplo con la
falta de financiación de inversiones productivas). En segundo lugar,
al especular contra la deuda, agravan los problemas de financiación
y déficit del Estado, abocándolo a la quiebra. Por último es
dudoso que los beneficios obtenidos se destinen a restablecer el
neto, pues la tradición bancaria los deriva hacia el pago de
dividendos (un banco “vende credibilidad” y un banco que no da o
reparte beneficios está muerto) y la exorbitante remuneración a los
directivos.
12.-
Falsas soluciones: estas soluciones están basadas en mantener el
“statu quo” de acreedores y deudores, por lo que no solventarán
el problema. Podemos citar las dos siguientes: los eurobonos y el
rescate bancario.
Ésta
última, que es la que se ha elegido (o impuesto), plantea
exactamente los mismos problemas que la recapitalización con deuda
pública ya expuesta: lo único que difiere es que el dinero nos lo
prestan sin necesidad de ir al mercado a cambio de dos tipos de
condiciones: financieras (interés) que pudieran ser más
beneficiosas, y políticas (reformas, desmantelamiento del Estado de
Bienestar...) que son mucho más onerosas. Aunque este segundo grupo
de condiciones no estén explícitamente presentes, el hecho de que
se trata de préstamos que hay que devolver, con intereses, implica,
con independencia del carácter presupuestario o extrapresupuestario
que se quiera dar a los flujos financieros de este rescate, que
“habrá que quitar de otras cosas”, pues lo primero (actual
mandato constitucional) es pagar nuestras deudas.
La
otra falsa solución son los “eurobonos” en cualquiera de sus
modalidades: en los casos más “tibios” lo que ocurre es que los
países de la U.E. son responsables subsidiarios del pago de la deuda
pública española, lo que no altera la naturaleza del problema ya
planteado, aunque pueda relajar las consecuencias (prima de riesgo)
derivadas del miedo a un posible “default”. El Eurobono más
“fuerte”, es decir, aquél emitido por la U.E. Cuyo dinero luego
se reparte a los países necesitados de financiación al mismo tipo e
incluso se devuelve por la propia U.E. A partir de aportaciones de
los países menos necesitados, en el mejor de los casos provocará
transferencias de rentas de los países ricos a los pobres, lo que
supone que serán todos los ciudadanos de la Unión los que paguen
las pérdidas del sector privado bancario.
13.-
La solución: la solución al problema bancario, de deuda o, en
general, la salida de la crisis económica actual pasa, COMO ÚNICA
ALTERNATIVA por una redistribución de rentas: se necesita un
“new-new deal”, la transferencia de riqueza desde los más ricos
a los más pobres. Con el problema de la deuda, la solución es fácil
de aplicar: se trata de quitar renta a los acreedores y dársela a
los deudores; se trata, en definitiva, de CONDONAR DEUDA: la
condonación de todas las deudas existentes, supone de hecho, ver
perder a los acreedores parte de su riqueza y ver recuperar a los
deudores parte de la suya. En ese momento los segundos podrán
empezar de nuevo a consumir y se recuperará la producción de bienes
y servicios.
Los
mecanismos para condonar las deudas son dos: por un lado el
“mecanismo concursal”, que establece quitas (condonaciones
parciales) y esperas (diferimientos en los pagos). Este mecanismo
privado puede y DEBE aplicarse, por un lado a los bancos (dejarlos
caer, que entren en concurso y sus acreedores cobren lo que puedan)
pero también a los Estados.
El
segundo mecanismo pasa por la emisión de moneda por parte del BCE y
su distribución a los Estados miembros. Esto supone una erosión
del valor real de las deudas que beneficia al deudor y perjudica al
acreedor (aparte de otros beneficios derivados de la inflación como
es el aumento del consumo y la huida de la liquidez...).
En
definitiva y como conclusión, la ÚNICA salida de la crisis
económica, financiera, de deuda... es un nuevo reparto de la
riqueza y una CONDONACIÓN de las deudas públicas y privadas
generadas (muchas veces de forma ilegítima) en la última época de
crecimiento.